lunes, 18 de julio de 2022

La Feria de Julio según Blasco Ibáñez. 08

«Entre los carruajes que velozmente y atronando las calles atravesaban el centro de la ciudad, pasó el cochecito de Cuadros, y tras él una carretela de alquiler en la que iban las de Pajares. Doña Manuela en el sitio preferente, empolvada y retocada con tal arte, que su rostro producía cierta impresión asomando por entre los festones de la negra blonda; y frente a ella, las niñas, graciosísimas como un cromo de revista taurina, con zapatito bajo, medias caladas, falda de medio paso con red cargada de madroños y mirando atrevidamente bajo la nube blanca que envolvía sus adorables cabezas, cerrándose sobre el pecho con un grupo de claveles.

¡Qué tarde tan hermosa! Nunca se sintieron las de Pajares más contentas de la vida. Al descender de su carruaje frente a la plaza, llovieron sobre ellas los requiebros; y para todas hubo, hasta para la mamá, que respiraba ruidosamente y enrojecía, satisfecha del triunfo. Indudablemente eran ellas las que más llamaban la atención en toda la plaza. No había más que verlas en el palco abanicándose con negligencia, mientras una gran parte de los señores del tendido, puestos de pie y volviendo la espalda al redondel, las miraban fijamente, con ojos de deseo».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez


Plaza de toros de Valencia

Todocolección

sábado, 16 de julio de 2022

La Feria de Julio según Blasco Ibáñez. 07

«Muchachos desarrapados rompían las oleadas del gentío, ofreciendo la vida de Lagartijo en aleluyas, los antecedentes y retratos de los seis toros que iban a lidiarse, o pregonaban unos abanicos de madera sin cepillar y en los cuales una mano torpe había estampado un toro como un pellejo de vino y un torero que parecía una rana desollada.

Los babiecas ávidos de emociones agolpábanse frente a las fondas donde se alojaban las cuadrillas, esperando pacientemente la salida de los toreros para poder tocar con respeto los alamares del diestro. La gente abría paso con curiosidad cada vez que algún picador empaquetado sobre la silla y con el mozo a la grupa pasaba montado en su jaco huesoso y macilento, que le llevaba hacia la plaza con un trotecillo cochinero».

Arroz y Tartana

Vicente Blasco Ibáñez



Feria de Julio. 1911

Cortesía de José Navarro Escrich

jueves, 14 de julio de 2022

La Feria de Julio según Blasco Ibáñez. 06

«La Bajada de San Francisco era un torrente por el que rodaban sin cesar las oleadas de gentío. Las jacas pamplonesas, cubiertas con inquietos borlajes y repiqueteantes cascabeles, pasaban como rayos por entre el gentío tirando de las tartanillas de colores claros, de los coches señoriales y de los carruajes ingleses, en cuyos bancos erguíanse como cimbreantes flores las muchachas vestidas de rosa o azul, con el rostro realzado por el marco de blanca blonda. La gente menuda, los del tendido de sol, pasaban en grupos, con la enorme bota al hombro y un garrote de Liria en la mano, oliendo a vino y vociferando, como si comenzasen a sentir la borrachera de insolación que les aguardaba en la plaza».

Arroz y Tartana

Vicente Blasco Ibáñez



Bajada de san Francisco

Todocolección

martes, 12 de julio de 2022

La Feria de Julio según Blasco Ibáñez. 05

«Llegó el día de la primera corrida. La atmósfera parecía cargada de un ambiente extraño de locura y brutalidad. Por la mañana arremolinábase la gente, con empujones y codazos, en torno de los revendedores que en la plaza de San Francisco voceaban las de «sol» y de «sombra»; y como si la ciudad acabase de sufrir una invasión, tropezábase en todas partes con gentes de la huerta y de los pueblos: unos con pantalones de pana y manta multicolor; y otros, los tipos socarrones de la Ribera, vestidos de paño negro y fino, la chaqueta al hombro, dejando al descubierto la blanca manga de la camisa, los botines de goma entorpeciéndoles el paso, y en la mano un bastoncillo delgado, casi infantil, movido siempre con insolencia agresiva.

El gentío presentaba igual aspecto en todas las calles, como si la ciudad entera se hubiese vestido con arreglo al mismo patrón. Sombreros cordobeses de blanco fieltro o marineras de paja, cazadoras de color claro, corbatas rojas, y en todas las bocas un cigarro de a palmo».

Arroz y Tartana

Vicente Blasco Ibáñez


Plaza de toros de Valencia


Mundo Gráfico. 5 de agosto de 1914

domingo, 10 de julio de 2022

El segundo domingo de julio era para el Palmar el día más importante del año. Se sorteaban los redolins

«El segundo domingo de julio era para el Palmar el día más importante del año. 

Se sorteaban los redolins, los puestos de pesca de la Albufera y sus canales, entre los vecinos del Palmar, ceremonia solemne y tradicional presidida por un delegado de la Hacienda, misteriosa señora que nadie había visto, pero de la que se hablaba con respeto supersticioso, como dueña que era del lago y la interminable pinada de la Dehesa. 

A las siete, el esquilón de la iglesia había hecho correr a misa a todo el pueblo. Solemnes resultaban las fiestas al Niño Jesús después de Navidad, pero no pasaban de ser pura diversión; mientras que en la ceremonia del sorteo se jugaba al azar el pan del año y hasta el riesgo de enriquecerse si la pesca era buena. 

Por eso la misa de este domingo era la que se oía con más devoción. Las mujeres no tenían que ir en busca de sus maridos, llevándolos a empujones a que cumpliesen el precepto religioso. Todos los pescadores estaban en la iglesia con gesto de recogimiento, pensando en el lago más que en la misa, y con la imaginación veían la Albufera y sus canales, escogiendo los puestos mejores por si la suerte los agraciaba con los primeros números».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez 



Imagen de la serie de RTVE

Todocolección

https://www.rtve.es/television/canas-barro/

viernes, 8 de julio de 2022

La Feria de Julio según Blasco Ibáñez. 04

«La gran preocupación de la familia eran las tres corridas de toros, festejo el más ruidoso de la feria. La tertulia tenía ya ultimado sus proyectos. El señor Cuadros compraría un palco de los mejores para las dos familias; y lo mismo las de Pajares que Teresa, proponíanse deslumbrar al público con su elegancia.

Las niñas tenían preparados sus trajes de «manola», y un sinnúmero de veces se habían ensayado ante el espejo para aprender a colocarse con naturalidad y buen gusto la blanca mantilla de blonda. En cuanto a las dos mamas, pensaban lucir obscuros trajes de seda, con costosas mantillas negras, regaladas a las dos por el señor Cuadros».

Arroz y Tartana

Vicente Blasco Ibáñez


Plaza de toros de Valencia

La Semana Gráfica. 1927

miércoles, 6 de julio de 2022

La Feria de Julio según Blasco Ibáñez. 03

«Las niñas, con Andresito, hacían planes para la próxima feria. Recordaban los rigodones en el pabellón de la Agricultura y los alegres valses en el del Comercio; pensaban en los trajes que les había traído la modista francesa, y que guardaban intactos para dar golpe en la Alameda en la primera noche de feria, y hasta sentían su poquito de maligna alegría considerando el efecto que su elegancia causaría en las amigas. 

La calma y la felicidad habían vuelto a aquella casa».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez



Pabellón de Agricultura

Programa de festejos de la Gran Feria de Valencia. 1896

lunes, 4 de julio de 2022

La Feria de Julio según Blasco Ibáñez. 02

«Arriba, sobre los tejados, cubriendo la plaza como un toldo de apelillado raso que transparentaba infinitos puntos de luz, el cielo del verano con su misteriosa y opaca transparencia. En los obscuros balcones distinguíanse, entre los tiestos de flores y el botijo puesto al fresco, confusas siluetas ligeras de ropa. Otros abiertos e iluminados, dejaban escapar, como los de las de Pajares, el sonoro tecleo del piano, acompañado algunas veces por el rítmico chorrear de las macetas recién regadas».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez


Joven tocando el piano

J. Derrey

Todocolección

sábado, 2 de julio de 2022

La Feria de Julio según Blasco Ibáñez. 01

«La proximidad de la feria de Julio preocupaba a la familia. Nunca se habían pasado veladas tan agradables en casa de las de Pajares. Por la noche, después de la cena, llegaban el señor Cuadros, Teresa y su hijo, y comenzaba la alegre reunión.

Por los balcones abiertos penetraba el hálito caliginoso de las neones de verano, cargado de enervantes perfumes. La plazuela animábase. El calor arrojaba de sus estrechos cuchitriles a la gente de los pisos bajos, y las puertas estaban obstruidas por corrillos de blancas sombras sentadas en sillas bajas y respirando ruidosamente».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez



A la fresca

Calle Escalante

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