sábado, 27 de febrero de 2021

Las Fallas según Blasco Ibáñez. 02

«La proyectada hoguera entusiasmaba a los vecinos, siendo el eterno tema de conversación en las porterías y establecimientos de la plazuela. Todos se animaban, con ese entusiasmo valenciano que se inflama al pensar en fiestas y bullicios. La falla es la fiesta popular por excelencia: una costumbre árabe, transformada y mejorada a través de los siglos hasta convertirse en caricatura audaz, en protesta de la plebe. Primero, los moros, en los ruidosos _alalíes_ con que solemnizaban sus festividades, gozaban en hacer grandes hogueras; los cristianos adoptaron después esta costumbre, como muchas otras; lentamente, el número de fallas fue limitándose en el año, hasta quedar las de San José, que hacían los carpinteros para solemnizar la fiesta de su patrón y la llegada del buen tiempo, en el que ya no se trabaja de noche; hasta que por fin, el espíritu innovador del siglo hermoseó la falla, dándole un aspecto artístico, encerrando el montón de esteras y trastos viejos entre cuatro bastidores pintados y colocando encima monigotes ridículos para regocijo de la multitud. Al principio, las figuras groseras y mal pergeñadas representaron escenas de la vida privada, murmuraciones de vecinos; pero después la sátira se remontó, metiéndose de rondón en la política, y las fallas se convirtieron en burlas al gobierno y caricaturas de la autoridad.»

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez



Falla Poeta Querol - Pintor Sorolla. 1918 

Archivo J. Alcañiz

jueves, 25 de febrero de 2021

Las Fallas según Blasco Ibáñez. 01

«Llegó la fiesta de San José, que aquel año tuvo para la familia excepcional importancia. Desde una semana antes, la granujería corría las calles arrastrando sillas rotas y esteras agujereadas, pidiendo a gritos, con monótona canturía, "¡ Una estoreta velleta ...!"


La paternidad de la idea fue del dueño del cafetín establecido frente a la casa de doña Manuela, un sujeto panzudo y flemático, que gozaba en el barrio fama de chistoso y había heredado el apodo de Espantagosos, sin duda porque alguno de sus antecesores no estaba en buenas relaciones con la raza canina. Era una que compitiese con las muchas que se estaban arreglando en varios puntos de la ciudad, y la proposición del cafetinero fue acogida con entusiasmo por toda la gente de los pisos bajos.

El iniciador asocióse a dos zapateros y un carpintero, que, por tratarse de San José, se creía con derecho propio, y todos juntos formaron algo que bien podía llamarse Comité de Vecinos, teniendo por principal objeto dar sablazos en todo el barrio para el arreglo de la falla. Como doña Manuela era la vecina más encopetada y su casa la mejor de la plazuela, los pedigüeños pusiéronse bajo su protección, y elogiaron rastreramente su riqueza, la belleza de las niñas y hasta la suya propia: todo para sacarla cinco duros».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez



Cant de l'estoreta

Arxiu de Rafael Solaz

 

martes, 23 de febrero de 2021

Los humeantes rastros que dejaban los caballos sobre los adoquines

«Y fortalecido por tan consoladoras advertencias, el pobre chico entró en la ciudad, buscando los callejones más solitarios y tortuosos, mirando con codicia los humeantes rastros que dejaban los caballos sobre los adoquines, sin atreverse a meter en su espuerta tales riquezas por miedo de agacharse y sentir en el hombro la mano de un sayón con quepis». 

El femater
 
Cuentos valencianos
 
Vicente Blasco Ibáñez
 

 Puente del Mar

Todocolección

domingo, 21 de febrero de 2021

Soltando dinero, allá en el Repeso

«De seguro que no llevaba licencia. ¿No sabía lo que era? Un papelote que había que sacar, soltando dinero, allá en el Repeso. Sin ella había que menear bien las piernas para huir de los municipales. Como le pillasen, flojas patás le iban a soltar. Conque..., ¡ojo, chiquet !».

El femater
 
Cuentos valencianos
 
Vicente Blasco Ibáñez
 

 Peso público. 1920

Archivo de Rafael Solaz

https://valenciablancoynegro.blogspot.com/2015/12/repeso-municipal.html

 

 

viernes, 19 de febrero de 2021

En la puerta de San Vicente se animó viendo caras amigas

«En la puerta de San Vicente (1) se animó viendo caras amigas; fematers de categoría superior, dueños de una jaca vieja para cargar el estiércol y sin otra fatiga que tirar del ramal, gritando por las calles el famoso pregón: "Ama, ¿ hiá fem ?"».


El femater
 
Cuentos valencianos
 
Vicente Blasco Ibáñez
 
(1)  Portal de Sant Vicent (Puerta de San Vicente) Abierta en el lienzo de la muralla cristiana, se trataba de un torreón con una puerta adintelada que permitía el paso al interior de la ciudad. Situada en la actual plaza de San Agustín.

En 1830 fue demolida y en su lugar el arquitecto Manuel Fornés y Gurrea construiría otra formada por tres vanos rectangulares, el central de mayor tamaño que los laterales. Sobre ella se levantaba una estatua de San Vicente Ferrer, patrón del Reino de Valencia por lo que miraba al exterior y otra de San Vicente Mártir, patrón de la ciudad de Valencia, por lo que miraba al interior; ambas obras de Carlos José Cloostermans.
 
http://www.jdiezarnal.com/valenciamurallasvalencia.html
 
 

 Plaza de San Agustín. 1900

http://plazasdevalencia.blogspot.com/2010/01/plaza-san-agustin-1900.html



 
http://www.jdiezarnal.com/valenciamurallasvalencia.html


miércoles, 17 de febrero de 2021

Arròs i tartana, casaca a la moda, i rode la bola a la valenciana..."

"Arròs i tartana, casaca a la moda, i rode 

la bola

 a la valenciana..."

«Pasó el Carnaval y doña Manuela se vio en plena Cuaresma. Era la hora de purgar los derroches y las alegrías de la temporada anterior. La modista francesa presentaba la cuenta de los trajes de las niñas, y además hacía falta dinero para los gastos de la casa. Total, que doña Manuela necesitaba tres mil pesetas».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez
 

Valencia. Primer Premio de máscaras en grupo. 1913

http://enateneo.blogspot.com.es/2013/01/bal-masque.html
 

lunes, 15 de febrero de 2021

El Carnaval según Blasco Ibáñez. Y 08

«El carruaje de doña Manuela llevaba escolta. Un buen mozo con negro dominó, montando un caballo de alquiler, marchó toda la tarde como pegado a la portezuela, hablando con Concha, mientras la mamá y Amparo miraban las máscaras. Era Roberto del Campo, el cual, a pesar de su gallardía, iba resultando un posma, que sólo sabía decir floreos, sin llegar nunca a declararse. La mamá comenzaba a no encontrar tan seductor a aquel espantanovios. Dios sabe cuántas proposiciones habría perdido la niña por culpa de aquel hombre, que gozaba todas las intimidades de un novio, sin decidirse nunca a serlo. Pero Conchita hombres que las echan de listos caen cuando menos lo esperan: todo era cuestión de tiempo y de presentar buena cara».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez

 


Baile de máscaras en el teatro Principal

?

 

sábado, 13 de febrero de 2021

El Carnaval según Blasco Ibáñez. 07

«Toda esta invasión de figurones que trotaba por la ciudad, voceando como un manicomio suelto, dirigíase a la Alameda, pasaba el puente del Real envuelta con el gentío, y así que estaban en el paseo, iban unos hacia el Plantío para dar bromas insufribles, los arneses brillantes y de sus ruedas amarillas, tan finas y ligeras que parecían las de un juguete, aparecía empequeñecida y deslustrada en el gigantesco rosario de berlinas y carretelas, faetones y dog-carts que, como arcaduces de noria, estaban toda la tarde dando vueltas y más vueltas por la avenida central del paseo.

Rafaelito habíase disfrazado de clown , y con otros de su calaña ocupaba un carro de mudanzas, sobre cuya cubierta hacían diabluras y saludaban con palabras groseras a todas las muchachas que estaban a tiro de sus voces aflautadas. ¡Vaya unos chicos graciosos!»

Arroz y tartana
 
Vicente Blasco Ibáñez
 

 
Carruaje por la Alameda

Archivo familia Roglá

Bivaldi
 

jueves, 11 de febrero de 2021

El Carnaval según Blasco Ibáñez. 06

«Por la tarde, Nelet enganchaba la galerita, y a la Alameda, donde la fiesta tomaba el carácter de una saturnal de esclavos ebrios.

El disfraz de labrador era un pretexto para toda clase de expansiones brutales; y acompañados por el retintín de los cascabeles de las ligas, trotaban los grupos de zaragüelles planchados, chalecos de flores, mantas ondeantes y tiesos pañuelos de seda. lo infinito, como el grito de guerra de los pieles rojas, conmovía las calles. Las criadas, endomingadas, huían despavoridas al escuchar el vocerío; y pasaba la tribu al galope, dando furiosos saltos, con sus caretas horriblemente grotescas y esgrimiendo por encima de sus cabezas enormes navajas de madera pintada con manchas de bermellón en la corva hoja. Revueltos con ellos, iban los disfraces de siempre: mamarrachos con arrugadas chisteras y levitas adornadas con arabescos de naipes; bebés que asomaban la poblada barba bajo la careta y al compás del sonajero decían cínicas enormidades; diablos verdes silbando con furia y azotando con el rabo a los papanatas; gitanos con un burro moribundo y sarnoso tintado a fajas como una cebra; payasos ágiles, viejas haraposas con una repugnante escoba al hombro, y los tíos de «¡al higuí!» golpeando la caña y haciendo saltar el cebo ante el escuadrón goloso de muchachos con la boca abierta».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez


 
Mundo gráfico. 12 de febrero de 1913

 

martes, 9 de febrero de 2021

El Carnaval según Blasco Ibáñez. 05

«Los estudiantes, con el manteo terciado, tricornio en mano y ondeante en la manga el lazo de la Facultad, corrían las calles como un rebaño loco, asediando a los transeúntes para sacarles el dinero en nombre de la caridad. Por la plazuela de las de Pajares desfilaron los de Medicina y Derecho, y en torno de la enhiesta bandera amarilla o roja, las músicas rompieron a tocar alegres valses, que rápidamente poblaban los balcones.

La expansión ruidosa de la juventud libre y sin cuidados invadía la plaza como una atronadora borrachera. Volaban los tricornios a los balcones; y había muchacho que, impulsado por alguna copita traidora, despreciaba la vulgar invitación de las escaleras y se encaramaba por la fachada, agarrándose a las rejas, para entregar un ramo de flores a la niña y pedirle un duro a la mamá. Concha y Amparo recibían una ovación y doña Manuela, roja de orgullo, repartía sonrisas y pesetas a todo el enjambre de diablos negros, voceadores y gesticuladores que se agolpaba bajo el balcón. A espaldas de ellas estaba Andresito Cuadros, que acababa de entrar en el salón con el manteo terciado, una bayeta infame que tiznaba de negro la camisa y la cara. Llevaba ramos para la mamá y las niñas, y estuvo locuaz, atrevido, aunque, con gran desencanto de Amparito, no intentó como los otros, subir por la fachada, sistema que a ella le parecía muy interesante».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez
 

 
La Estudiantina de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, en las Fiestas de Carnaval de 1894

Los estudiantes de pintura: Antonio Fillol Granell, José Mongrell Torrent, Daniel Cortés Pérez, Joan Fuster Bonnin, Francisco Boví Bernardo y Ramón Stolz Seguí,  y de escultura Ricardo Causarás Casaña

http://elargonautavalenciano.blogspot.com.es/2016/03/alma-valenciana-1904.html
 

domingo, 7 de febrero de 2021

El Carnaval según Blasco Ibáñez. 04

«Muchachos con pliegos de colores voceaban las _décimas y cuartetas_, alegres y divertidas , _para las máscaras_, colecciones de disparates métricos y porquerías rimadas, que por la tarde habían de provocar alaridos de alegre escándalo en la de crin, ligas multicolores con sonoros cascabeles, y caretas pintadas, capaces de oscurecer la imaginación de los escultores de la Edad Media, unas con los músculos contraídos por el dolor, un ojo saltado y arroyos de bermellón cayendo por la mejilla; otras con una frente inmensa, espantosa; caras de esqueletos con las fosas nasales hundidas y repugnantes; narices que son higos aplastados, o que se prolongan como serpenteante trompa con un cascabel en la punta; sonrisas contagiosas que provocan la carcajada y carrillos rubicundos a los que se agarra un repugnante lagarto verde».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez
 

 Tarde de carnaval en la Alameda

Ignacio Pinazo Camarlench

viernes, 5 de febrero de 2021

El Carnaval según Blasco Ibáñez. 03

«Llegaron los tres días de Carnaval. Por las mañanas, entre las estudiantinas y comparsas que corrían las calles, pasaban las familias ostentando a algún niño infeliz enfundado en la malla de Lohengrin, el justillo de Quevedo o los rojos gregüescos de Mefistófeles. Los ciegos y ciegas que el resto del año pregonan el papelito en el que está todo lo que se canta iban en cuadrilla, guitarra al pecho, vestidos de pescadores u odaliscas, mal pergeñados, con mugrientos trajes de ropería».


Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez
 

 
Casa Insa

http://www.uv.es/cultura/c/docs/expcolecdiazprosper10cast.htm
 

  
 
Casa Insa

http://valenciablancoynegro.blogspot.com.es/2011_06_01_archive.html
 

miércoles, 3 de febrero de 2021

El Carnaval según Blasco Ibáñez. 02

«La entrada de la familia le deslumbraba, sintiendo el infeliz una impresión de vanidad. Las hermanitas, vestidas unas veces con trajes de sociedad, obra de una modista francesa, y que todavía estaban por pagar; graciosamente disfrazadas otras de labradoras, de pierrots o de calabresas; Rafael, de etiqueta, embutido en un gabán claro, tan corto de faldones que parecía una americana; y la mamá satisfecha del éxito alcanzado por sus niñas, y a pesar del cansancio, sonriente y majestuosa con su vestido de seda, que crujía a cada paso, y encima el amplio abrigo de terciopelo, Juanito contemplaba con el cariño de un padre este desfile desmayado que iba en busca de la cama, arrojando al paso en las sillas los adornos exteriores».


Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez
 

 
La Semana Gráfica. 25 de febrero de 1928

 

lunes, 1 de febrero de 2021

El Carnaval según Blasco Ibáñez. 01

«El Carnaval de aquel año fue muy alegre para la familia de doña Manuela.

Las niñas se divirtieron. Rafaelito era socio de todos los círculos distinguidos y decentes donde se baila, mientras arriba, en una habitación con luces verdes, guardada y vigilada como antro de conspiradores, rueda la ruleta con sus vivos colorines o se agrupan los aficionados en torno de las cuatro cartas del monte».


Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez


 Billete de señora del Círculo Valenciano. 1903

 

Archivo de Rafael Solaz