domingo, 31 de mayo de 2020

El Corpus según Blasco Ibáñez. 07

«Detrás, presidiendo la comitiva, como muda invitación hecha al público para asociarse a la fiesta, iban en las carrozas municipales media docena de señores de frac, tendidos en los blasonados almohadones, llevando sobre el vientre, como emblema concejil, la roja cincha y saludando al público con un sombrerazo protector.

--¡Atrás, niñas!--dijo doña Manuela a sus hijas--. ¡Atrás, que vienen esos brutos!

Los brutos eran los de la _degòlla_: un pelotón de gañanes con la cara tiznada, gabanes de arpillera con furias pintadas, y coronados de hierba, que cerraban la marcha, repartiendo zurriagazos entre los curiosos que ocupaban la primera fila con sus garrotes de lienzo, más ruidosos que ofensivos».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez



Personajes de "la degolla". 1910

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viernes, 29 de mayo de 2020

El Corpus según Blasco Ibáñez. 06

«Y seguían detrás las dansetes, escuadrones de pillería disfrazada con mugrientos trajes de turcos y catalanes, indios y valencianos, sonando roncos panderos e iniciando pasos de baile; las banderas de los gremios, trapos gloriosos con cuatro siglos de vida, pendones guerreros de la revolucionaria menestralía del siglo XVI; la sacra leyenda, tan confusa como conmovedora, de la huida a Egipto; los Pecados capitales, con estrambóticos trajes de puntas y colorines, como bufones de la Edad Media, y al frente de ellos la Virtud, bautizada con el estrambótico nombre de la _Moma_; los Reyes Magos, haciendo prodigios de equitación; heraldos a caballo; jardineros municipales a pie, con grandes ramos; carrozas triunfales, todo revuelto, trajes y gestos, como un grotesco desfile de Carnaval, y alegrado por el vivo gangueo de las dulzainas, el redoble de los tamboriles y el marcial pasacalle de las bandas».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez



Personajes de la Procesión del Corpus

José Benlliure 

miércoles, 27 de mayo de 2020

El Corpus según Blasco Ibáñez. 05

«A las doce, cuando mayor era la concurrencia, las de Pajares salieron de la catedral, devocionario en mano y al puño el rosario de nácar y oro. Regresaban a casa después de oír misa, y al llegar frente a la Audiencia vieron correr la gente, oyendo al mismo tiempo un lejano tamborileo.

--¡La cabalgata! ¡La cabalgata!--gritaba la chiquillería corriendo por la calle de Caballeros. Y las de Pajares tuvieron que detenerse ante la muralla de curiosos agolpados al paso de la cabalgata.

Primero pasaron los portadores de las banderolas, con sus dalmáticas de seda con las barras aragonesas y altas coronas de latón sobre melenas y barbazas de estopa; tras ellos el cura municipal, el famoso «capellán de las _rocas_», jinete en brioso caballo encaparazonado de amarillo, el manteo de seda descendiendo desde el alzacuello a la cola del caballo, y enseñando la limpia y blanca tonsura al saludar con el bonete al público de los balcones».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez




El Capellán de las Rocas. 1941

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lunes, 25 de mayo de 2020

El Corpus según Blasco Ibáñez. 04

«Así como avanzaba la mañana aumentaba el hormigueo en torno de las rocas, que, vistas de lejos, destacábanse como escollos sobre el oleaje de cabezas. El primer sol de verano abrillantaba como espejos las barnizadas tablas de los carromatos, doraba los mástiles, esparcía un polvillo de oro en la plaza, daba al gigantesco toldo una transparencia acaramelada, y este cuadro levantino, fuerte de luz, dulcificábase con el tono blanco de la muchedumbre, vestida de colores claros y cubierta con los primeros sombreros de paja».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez


Las Rocas en la plaza de la Virgen. 1904

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sábado, 23 de mayo de 2020

El Corpus según Blasco Ibáñez. 03

«Y todos estos carromatos, legados de la piedad jocosa de pasadas generaciones, eran admirados por el gentío, que, con un entusiasmo puramente meridional, se regocijaba pensando en la fiesta de la tarde, cuando las muías empenachadas se emparejasen en la aguda lanza y los carromatos conmoviesen las calles con sordo rodar, exuberantes las plataformas de arremangados mocetones disparando una lluvia de confites sobre el gentío».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez



Las Rocas en su habitual emplazamiento ante la fachada de la Basílica de la Virgen de los Desamparados. La fotografía se realizó antes de 1912, pues en ese año se redujeron de altura como consecuencia de la puesta del tendido eléctrico para los tranvías

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jueves, 21 de mayo de 2020

El Corpus según Blasco Ibáñez. 02

«Allí estaba la roca Valencia, enorme ascua de oro, brillante y luminosa desde la plataforma hasta el casco de la austera matrona que simboliza la gloria de la ciudad; y después, erguidos sobre los pedestales los santos patronos de las otras _rocas_: San Vicente, con el índice imperioso, afirmando la unidad de Dios; San Miguel, con la espada en alto, enfurecido, amenazando al diablo sin decidirse a pegarle; la Fe, pobre ciega, ofreciendo el cáliz donde se bebe la calma del anulamiento; el Padre Eterno, con sus barbas de lino, mirando con torvo ceño a Adán y Eva, ligeritos de ropa como si presintiesen el verano, sin otra salvaguardia del pudor que el faldellín de hojas; la Virgen, con la vestidura azul y blanca, el pelo suelto, la mirada en el cielo y las manos sobre el pecho; y al final, lo grotesco, lo estrambótico, la bufonada, fiel remedo de la simpatía con que en pasadas épocas se trataban las cosas del infierno, la _roca Diablera_; Pintón coronado de verdes culebrones, con la roja horquilla en la diestra, y a sus pies, asomando entre guirnaldas de llamas y serpientes, los Pecados capitales, horribles carátulas con lacias y apolilladas greñas, que asustaban a los chicuelos y hacían reír a los grandes».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez






Rocas del Corpus

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martes, 19 de mayo de 2020

El Corpus según Blasco Ibáñez. 01

«La vela del Corpus, con sus anchas listas azules y blancas, sombreaba desde los altos mástiles la plaza de la Virgen.

La muchedumbre, endomingada, agitábase en torno de las rocas, admirando una vez más las carrozas tradicionales que todos los años salían a luz: pesados armatostes lavados y brillantes, pero con cierto aire de vetustez, luciendo en sus traseras, cual partida de bautismo, la fecha de construcción: el siglo XVII.

Recordaban aquellas enormes fábricas de madera pintada, con su lanza semejante a un mástil de buque y sus ruedas cual piedras de molino, las carrozas sagradas de los ídolos indios o los carromatos simbólicos que güelfos y gibelinos llevaban a sus combates.

La gente pasaba revista con una curiosidad no exenta de ternura a la fila de rocas, como si su presencia despertara gratos recuerdos».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez


Día del Corpus en la Plaza de la Virgen. 1925

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domingo, 17 de mayo de 2020

Empleado en el Matadero para repartir la carne

«Lo que ya no le parecía tan claro a la gente es lo que diría el Menut , un chicuelo enteco y vicioso, empleado en el Matadero para repartir la carne: un pillete con la mirada atravesada y grandes tufos en las orejas, que siempre iba hecho un asco, y de quien se murmuraba si en distintas ocasiones había afanado borregos enteros».

¡Cosas de hombres! 

Cuentos valencianos

Vicente Blasco Ibáñez


Matader Municipal

Paseo de la Pechina

https://valenciablancoynegro.blogspot.com/2012/04/

viernes, 15 de mayo de 2020

Eran la pareja más distinguida de el barrio

«La gente consideraba naturales y justas las relaciones, cada vez más íntimas, entre Visentico y Pepeta. Eran la pareja más distinguida de el barrio, y, además, antes que él se fuese a Cuba ya se susurraba si había algo entre ellos».

¡Cosas de hombres! 

Cuentos valencianos

Vicente Blasco Ibáñez



Estampa. 4 de mayo de 1935

miércoles, 13 de mayo de 2020

Que por las mañanas revendía fruta en el mercado

«No era extraño, pues, que un hombre de tantas prendas rodeado del ambiente de la popularidad y poseedor de irresistibles seducciones, trajese loca a Pepeta (a) la Buena Mosa , una vaca brava que por las mañanas revendía fruta en el mercado, y con su falda acorazada, pañuelo de pita, patillas en las sienes y puntas de bandolina en la frente, pasaba la vida a la puerta de su casa, tan dispuesta a arañarse con la primera vecina como a conmover a toda la calle con alguno de sus escándalos de muchachota cerril».

¡Cosas de hombres! 

Cuentos valencianos

Vicente Blasco Ibáñez


Antiguo Mercado del Cabañal

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lunes, 11 de mayo de 2020

La siñá Serafina estaba orgullosa de aquel hijo

«La siñá Serafina estaba orgullosa de aquel hijo que la llamaba mamá . Ella era la encargada de hacer saber a las vecinas las onzas de oro que Visentico había traído de allá, y al número que marcaba, ya bastante exagerado, la gente añadía ceros sin remordimiento. Además, se hablaba con respeto supersticioso de cierto papelote que el licenciado guardaba, y en el cual el Estado se comprometía a dar tanto y cuanto... cuando mudase de fortuna».

¡Cosas de hombres! 

Cuentos valencianos

Vicente Blasco Ibáñez



Nuevo Mundo. 7 de marzo de 1912

sábado, 9 de mayo de 2020

La festividad de la Virgen de los Desamparados según Blasco Ibáñez

«Desde las Pascuas que era grande la intimidad entre las dos familias; Juanito había oído hablar la noche anterior de cierto plan de esparcimiento matutino, como principio de fiesta, por ser los días de Amparito. Oirían la primera misa en la capilla de los Desamparados, porque a doña Manuela, como buena valenciana, le parecía que ninguna misa del resto del año valía tanto como aquélla y después tomarían chocolate en un huerto de fresas, bajo un toldo de plantas trepadoras, recreándose el olfato con el olor de los campos de flores y el humillo del espeso soconusco.

El día de la Virgen fue con Tónica y su amiga a la primera misa en la capilla de los Desamparados. Dentro del templo sonaba la música; la multitud, oprimida en la mezquina rotonda, esparcíase por la plaza hasta la fuente, adornada con un ridículo templete que parecía de confitería. Todos estaban en actitud reverente, sin ver otra cosa de la misa que las obscuras puertas, en cuyo fondo brillaban como chispas de oro las luces de los altares, sintiendo en sus descubiertas cabezas el vientecillo de primavera, semejante al halago de una mano invisible, tibia y olorosa. En esta confusión, cuando Juanito, sacando los codos, guardaba de empujones a las dos mujeres, vio a corta distancia a su familia y la del señor Cuadros».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez


La Semana Gráfica. 11 de mayo de 1929

jueves, 7 de mayo de 2020

Y escuchar las estupendas historias con credulidad asombrosa

«Cuando Visentico, el hijo de la siñá Serafina, volvió de Cuba, la calle de Borruil púsose en conmoción. 

En torno de su petaca, siempre repleta de picadura de La Habana, agrupábase la chavalería del barrio, ansiosa de liar pitillos y escuchar las estupendas historias con credulidad asombrosa. 

—En Matanzas tuve yo una mulatita que quería nos casáramos lueguito.... lueguito. Tenía millones; pero yo no quise, porque me tira mucho esta tierresita .

Y esto era mentira. Seis años había permanecido fuera de Valencia, y decía tener olvidado el valenciano, a pesar de lo mucho que «le tiraba la tierresita». Había salido de allí con lengua, y volvía con un merengue derretido, a través del cual las palabras tomaban el tono empalagoso de una flauta melancólica».

¡Cosas de hombres! 

Cuentos valencianos

Vicente Blasco Ibáñez




Soldaddo contando su experiencia a familiares y amigos

Nuevo Mundo. 14 de marzo de 1912

martes, 5 de mayo de 2020

Y ya no comió más en la mesa de los clavarios

«Pero, aunque él decía a todo que sí, maldito lo que le seducía la proposición. ¡Casarse ellos! Bueno va... ¡Cómo se burlaría la gente! Mejor estaban así las cosas. 

Y en vista de su tozuda resistencia, si no le quitaron las fiestas, por ser el más barato y mejor de los dulzaineros, despojáronle de todos los honores anexos a su cargo, y ya no comió más en la mesa de los clavarios, ni se le dio el pan bendito, ni se permitió que entrasen en las iglesias el día de la fiesta semejante par de herejazos».

Dimoni

Cuentos valencianos

Vicente Blasco Ibáñez


Clavarios en Valencia

Foto Lucas Luna

Todocolección

domingo, 3 de mayo de 2020

El viejo les hablaba del Cristo del Grao

«El viejo les hablaba del Cristo del Grao, cuya estampa ocupaba el sitio más visible de la cocina, y todos oían como un relato nuevo la llegada por el mar de la santa imagen, tendida sobre una escalera, dentro de un buque que se hizo humo luego de soltar su milagroso cargamento.

Había sido esto cuando el Grau no era mas que un grupo de chozas lejos de las murallas de Valencia y amenazado por los desembarcos de los piratas moros. Durante muchos años, Caragol había sacado en hombros y descalzo la sagrada escalera el día de la fiesta. Ahora, otros hombres de mar disfrutaban de tal honor, y él, viejo y cegato, aguardaba entre el público de la procesión para lanzarse sobre la enorme reliquia, pasando sus ropas por la madera.»

Mare Nostrum

Vicente Blasco Ibáñez


Procesión del Cristo del Grao. 1913

Barberá Masip

viernes, 1 de mayo de 2020

Siempre serio y pronto para el trabajo

«Siempre serio y pronto para el trabajo, Tono no daba a su padre el más leve disgusto. El tío Paloma, que no podía pescar acompañado, pues al menor descuido se enfurecía e intentaba pegar al camarada, jamás reñía a su hijo, y cuando, entre bufidos de mal humor, intentaba darle una orden, ya el muchacho, adivinándola, había puesto manos a la obra.»

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



La Albufera

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