domingo, 31 de octubre de 2021

Al pasar por frente al cementerio de Valencia

«Corrió un poco al pasar por frente al cementerio de Valencia, por antojársele que a aquella hora podían salir los muertos a tomar el fresco, y cuando se vio lejos de la fúnebre plazoleta de palmeras, moderó su paso hasta ser éste un trotecillo menudo. 

¡Pobre Nelet! Marchaba como un explorador de misterioso territorio hacia aquella ciudad que, bañada por los primeros rayos del sol, recortaba su rojiza crestería de tejados y torres sobre un fondo de blanquecino azul».

El femater

Cuentos valencianos

Vicente Blasco Ibáñez



Cementerio General de Valencia

Paseo central. 1902

Todocolección

viernes, 29 de octubre de 2021

Cuando los pescadores sentábanse a la mesa

«Cuando los pescadores sentábanse a la mesa, veían pasar y repasar por la puerta de la barraca una sombra melancólica, que acababa por fijarse en un lado del quicio, con la cabeza baja y la mirada hacia arriba, como un novillo próximo a embestir. Era Sangonereta, que rumiaba su hambre con expresión hipócrita de encogimiento y vergüenza, mientras brillaba en sus ojos de pilluelo el afán de apoderarse de todo lo que veía».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



All i pebre en La Albufera

Cortesía de José Navarro Escrich

miércoles, 27 de octubre de 2021

Las amas de barca regateaban y reñían detrás de sus repletas banastas

«En la playa organizábase un mercado, donde a fuerza de gritos, manoteos e insultos, se realizaban las ventas.

Las amas de barca regateaban y reñían detrás de sus repletas banastas con todo el rebaño vociferante que había de revender el pescado al día siguiente en Valencia, y cuando llegaba el ajuste por arrobas recrudecíanse los insultos, discutiendo si habían de entrar las piezas gordas o la morralla. Dos capazos pendientes de cuerdas y unos cuantos guijarros enormes servían de balanza y pesas, y nunca faltaba algún chico del pueblo de la clase de leídos que se prestaba a ser secretario de las amas, llevando en un papel la cuenta de las ventas».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Pescaderas

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lunes, 25 de octubre de 2021

Y más de una vecina, al contar sus ánades, ponía el grito en el cielo notando la falta de alguno

«Desaparecía del Palmar semanas enteras. De vez en cuando se sabía que andaba por los pueblos de tierra firme pidiendo limosna a los labradores ricos de Catarroja y Masanasa y durmiendo sus borracheras en los pajares. Cuando permanecía mucho tiempo en el Palmar desaparecían durante la noche las bolsas de red caladas en los canales; los mornells se vaciaban de anguilas antes que llegasen los amos, y más de una vecina, al contar sus ánades, ponía el grito en el cielo notando la falta de alguno. El carabinero de mar tosía fuerte y miraba de cerca al viejo Sangonera, como si pretendiese meterle los recios bigotes por los ojos; pero el borracho protestaba, poniendo por testigos a los santos, a falta de fiadores de mayor crédito para su inocencia». 

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



El Palmar. Circa 1900

La Valencia en blanco y negro

Julio Cob

sábado, 23 de octubre de 2021

Hundían la arena bajo sus pezuñas y de un tirón arrastraban las barcas

«Estas yuntas, que hundían la arena bajo sus pezuñas y de un tirón arrastraban las barcas más grandes, guiábalas Chepa, un chicuelo enteco y jiboso con cara de vieja maliciosa, un enjendro que lo mismo podía tener quince años que treinta, enfundado en un chubasquero amarillo, por bajo del cual asomaban dos piernecillas rojas, en las que la piel, siguiendo con fidelidad todas las ondulaciones del esqueleto, marcaba el contorno y los ligamentos de sus huesos».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Sacando la barca

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jueves, 21 de octubre de 2021

Y su madre era una vieja anguilera del Mercado de la ciudad

«Tonet, emancipado del trabajo, reanudó sus amistades. Tenía dos compañeros nacidos en las barracas inmediatas a la suya: Neleta y Sangonera.

La muchacha no tenía padre, y su madre era una vieja anguilera del Mercado de la ciudad, que a media noche cargaba sus cestas en la barcaza del ordinario, llamada el «carro de las anguilas». Por la tarde regresaba al Palmar, con su blanducha y desbordante obesidad rendida por el diario viaje y las riñas y regateos de la Pescadería».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Plaza del Mercado. 1908

A la izquierda la pescadería

Archivo J. Huguet

https://valenciaculture.com/el-mercado-central-maravillas-valencianas/

martes, 19 de octubre de 2021

Remangándose impúdicamente las haraposas faldillas, hundían en el mar las piernas de chocolate

«Las chicuelas de la playa, remangándose impúdicamente las haraposas faldillas, hundían en el mar las piernas de chocolate para ir a curiosear y apropiarse algo de la pesca menuda: y para sacar las barcas que habían de aguardar en seco el día siguiente, entraban olas adentro los bueyes de la comunidad de pescadores, hermosos animales rubios y blancos, enormes como mastodontes, moviéndose con pesada majestad y agitando su enorme papada con la soberana altivez de un senador romano». 

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Playa de Valencia a la luz de la mañana. 1908

Joaquín Sorolla y Bastida

Óleo

Hispanic Society of America. Nueva York

domingo, 17 de octubre de 2021

Metido en el barro de los arrozales, entre sanguijuelas y sapos

«Cuando desistió el tío Paloma de la ruda educación de su nieto, éste respiró.

Se aburría acompañando a su padre a las tierras del Saler, y pensaba con inquietud en su porvenir viendo al tío Tono metido en el barro de los arrozales, entre sanguijuelas y sapos, con las piernas mojadas y el busto abrasado por el sol».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez


La Albufera. Plantación de arroz

https://quinalafem.blogspot.com/2017/03/1665-all-i-pebre-albuferenc.html


viernes, 15 de octubre de 2021

El agua subía con lentitud, amenazando a la ciudad

 «— ¿Munta?… —preguntaban los que vivían en el interior.

— Sí que munta —contestaban los ribereños.

El agua subía con lentitud, amenazando a la ciudad que audazmente había echado raíces en medio de su curso. Pero a pesar del peligro, los vecinos no iban más allá de una alarmada curiosidad. Nadie sentía miedo ni abandonaba su casa para pasar los puentes, buscando un refugio en tierra firme. ¿Para qué? Aquella inundación sería como todas. Era inevitable de vez en cuando la cólera del río: hasta había que agradecerla, pues constituía diversión inesperada; una agradable paralización de trabajo. La confianza moruna daba tranquilidad a la gente. Lo mismo había hecho en tiempo de sus padres, de sus abuelos y tatarabuelos, y nunca se llevó la población: algunas casas la vez que más. ¿Y había de sobrevenir ahora la catástrofe?…»

Entre naranjos

Vicente Blasco Ibáñez



Riada 1957. Número extraordinario de Las Provincias

miércoles, 13 de octubre de 2021

Cansada del líquido recalentado y sucio de los toneles, anhelaba el agua fresca de la font de Gas

«Poblábase como si fuese un pedazo de tierra el espacio de mar entre la orilla y las barcas. Pasaban los grumetes con el cántaro al hombro, enviados por la tripulación que, cansada del líquido recalentado y sucio de los toneles, anhelaba el agua fresca de la font de Gas».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Acequia del Gas / d'En Gasch

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=370996&page=633

https://voramarlavalenciamaritimaimes.blogspot.com/2017/07/iglesia-parroquial-de-san-rafael-cristo.html


Plano de situación de la "Fuente de Gas"

Antonio Sanchis Pallarés

lunes, 11 de octubre de 2021

La vista de una noria vieja causábale estremecimientos

«La vista de una noria vieja causábale estremecimientos, y contemplaba con emoción la rueda negra y carcomida, los arcaduces desportillados, secos, llenos de paja, de donde salían las ratas en tropel al notar su proximidad. Eran las ruinas de la muerta Albufera; recuerdos, como él, de un tiempo mejor».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Barraca en la huerta de Valencia

http://vicenticoaa.blogspot.com.es/


sábado, 9 de octubre de 2021

Valencia y lo valenciano

«Y puedo deciros que la novela valenciana es la que he hecho con más entusiasmo, porque al mismo tiempo que hacía vivir al artista, había en torno a mí algo, un ambiente de familia, algo sincero e íntimo que debo confesar no he encontrado cuando hacía otras novelas, otras novelas que he hecho con más maestría, con lo que llaman los franceses métier, conociendo mejor mi oficio, no con la inexperiencia de cuando joven, pero que no tendrán la frescura, esa virginidad que tendrá la novela valenciana que escribí con grandísimo entusiasmo».


Valencia y lo valenciano

Fragmento del discurso pronunciado por Don Vicente Blasco Ibáñez en Valencia el 16 de mayo de 1921, en agradecimiento por el nombramiento de Director Honoris Causa del Centro de Cultura Valenciana
 

 
 Valencia. Las grupas. 1916
 
Joaquín Sorolla y Bastida

Óleo. 351 x: 301

Hispanic Society of America

jueves, 7 de octubre de 2021

Y las mujeres de los patrones se encargaban de la pesca para venderla

«Llegaban las barcas plegando las enormes velas y quedaban quietas y balanceantes a pocos metros de la orilla.

A cada pareja agolpábase la multitud en el límite de las olas, arremolinábanse las faldas de sucio percal, las caras rojas y las cabelleras de Medusa, gritando, increpándose, discutiendo para quién sería el pescado. Arrojábanse de las barcas los gatos con agua a la cintura, formando larga fila, en la que iban interpolados los hombres y los cestos y avanzaban rectamente hacia la orilla, surgiendo poco a poco del manso oleaje, hasta que sus pies descalzos tocaban la arena seca, y las mujeres de los patrones se encargaban de la pesca para venderla».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Sol de la mañana. 1901

Joaquín Sorolla y Bastida

Óleo. 81 x 128

Colección privada

martes, 5 de octubre de 2021

Como si en sus ojos vivos y astutos de viejo fuerte guardase toda el agua del lago

«Aislado de los suyos, sin otro afecto que el amor profundo que sentía por su madre la Albufera, la inspeccionaba, la pasaba revista diariamente, como si en sus ojos vivos y astutos de viejo fuerte guardase toda el agua del lago y los innumerables árboles de la Dehesa».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



La Albufera

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domingo, 3 de octubre de 2021

Dentro de los cestones de caña, estaba toda aquella hermosura

«Sobre la arena de la playa, agitado todavía, dentro de los cestones de caña, estaba toda aquella hermosura: los salmonetes de roca, como palpitantes pétalos de camelia, contrayendo el lomo de suave bermellón con el estertor de la asfixia; los viscosos calamares y los pulpos, moviendo su maraña de patas, apelotonándose y enroscándose en la agonía; los lenguados, planos y delgados como suelas de zapatos; las rayas, estremeciendo su titilante mucosidad, y sobre todo los langostinos, la pesca preciosa, que asombraban aquel año por su cantidad, transparentes como el cristal, erizando sus tentáculos con desesperación y destacando sobre las negruzcas cestas sus dulces tonos de nácar».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Llegada de la pesca

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viernes, 1 de octubre de 2021

La Albufera la transformaban los hombres con sus cultivos

«Todo cambiaba en aquel mundo del que jamás había salido el viejo. La Albufera la transformaban los hombres con sus cultivos y desfigurábanse las familias, como si las tradiciones del lago se perdiesen para siempre. Los hijos de los barqueros se hacían siervos de la tierra; los nietos levantaban el brazo armado de piedras contra sus abuelos; en el lago se veían barcazas cargadas de carbón; los campos de arroz se extendían por todas partes, avanzaban en el lago, tragándose el agua, y roían la selva, trazando grandes claros en ella. ¡Ay, Señor! ¡Para ver todo aquello, para presenciar la destrucción de un mundo que él consideraba eterno, más valía morirse!»

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



La recolección del arroz

Cortesía de José Navarro Escrich