lunes, 30 de abril de 2018

Pepeta se vio cerca del barrio de Pescadores

«Tenía sus parroquianos la pobre mujer esparcidos en toda la ciudad. Era su marcha una enrevesada peregrinación por las calles, deteniéndose ante las puertas cerradas; un aldabonazo aquí, tres y repique más allá, y siempre, a continuación, el grito estridente y agudo, que parecía imposible pudiese surgir de su pobre y raso pecho: La lleeet! (¡La leche!). Jarro en mano, bajaba la criada desgreñada, en chancletas, con los ojos hinchados, a recibir la leche, o la vieja portera, todavía con la mantilla que se había puesto para ir a la misa del alba. 

A las ocho, después de servir a todos sus clientes Pepeta se vio cerca del barrio de Pescadores».

La barraca

Vicente Blasco Ibañez


Mañana de domingo en la plaza con el Barrio de Pescadores al fondo

Subida por Jose Vicente Luján Estellés‎ a VAHG


Plano del antiguo Barrio de Pescadores (sombreado), superpuesto la situación actual

Subido por Carlos Tárrega Momblanch a VAHG

domingo, 29 de abril de 2018

Se detuvo en el fielato de Consumos

«La avalancha de gente laboriosa que se dirigía a Valencia llenaba los puentes. Pepeta pasó entre los obreros de los arrabales que llegaban con el saquito del almuerzo pendiente del cuello; se detuvo en el fielato de Consumos para tomar su resguardo —unas cuantas monedas que todos los días le dolían en el alma—, y se metió por las desiertas calles, que animaba el cencerreo de la Rocha con un badajeo de melodía bucólica, haciendo soñar a los adormecidos burgueses con verdes prados y escenas idílicas de pastores».

La barraca

Vicente Blasco Ibañez


Destrucción de un fielato en Valencia. 1907

Cortesía de José Navarro Escrich

sábado, 28 de abril de 2018

Las mujeres agachábanse en los ribazos, teniendo al lado el cesto de la ropa para lavar

«Tras los árboles y las casas que cerraban el horizonte asomaba el sol como enorme oblea roja, lanzando horizontales agujas de oro que obligaban a taparse los ojos. Las montañas del fondo y las torres de la ciudad iban tomando un tinte sonrosado; las nubecillas que bogaban por el cielo coloreábanse como madejas de seda carmesí; las acequias y los charcos del camino parecían poblarse de peces de fuego. Sonaba en el interior de las barracas el arrastre de la escoba, el chocar de la loza, todos los ruidos de la limpieza matinal. Las mujeres agachábanse en los ribazos, teniendo al lado el cesto de la ropa para lavar. Saltaban en las sendas los pardos conejos, con su sonrisa marrullera, enseñando, al huir, las rosadas posaderas partidas por el rabo en forma de botón, y sobre los montones de rubio estiércol, el gallo, rodeado de sus cloqueantes odaliscas, lanzaba un grito de sultán celoso —¡su quiquiriquí!—, con la pupila ardiente y las barbillas rojas de cólera».

La barraca

Vicente Blasco Ibañez


Acequia del Gas, d'en Gasch

Avenida del Mediterráneo con Progreso

J. Levy. 1888

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?p=59592911

viernes, 27 de abril de 2018

Pasaban los interminables cordones de cigarreras

«La Rocha, que así apodaban a la vaca por sus rubios pelos, mugía dulcemente, estremeciéndose bajo una gualdrapa de arpillera, herida por el fresco de la mañana, volviendo sus ojos húmedos hacia la barraca, que se quedaba atrás, con su establo negro, de ambiente pesado, en cuya paja olorosa pensaba con voluptuosidad del sueño no satisfecho. 

Pepeta la arreaba con su vara. Se hacía tarde, e iban a quejarse los parroquianos. Y la vaca Y el ternerillo trotaban por el centro del camino de Alboraya, hondo, fangoso, surcado de profundas carrileras. 

Por los ribazos laterales, con un brazo en la cesta y el otro balanceante, pasaban los interminables cordones de cigarreras e hilanderas de seda, toda la virginidad de la huerta, que iban a trabajar en las fábricas, dejando con el revoloteo de sus faldas una estela de castidad ruda y áspera. 

Esparcíase por los campos la bendición de Dios».

La barraca

Vicente Blasco Ibañez


Subida por Carlos Tárrega Momblanch‎ a VAHG

jueves, 26 de abril de 2018

Después de las hortalizas, la leche

«Entraba de nuevo en funciones para desarrollar una segunda industria: después de las hortalizas, la leche. Y tirando del ronzal de una vaca rubia, que llevaba pegado al rabo como amoroso satélite un ternerillo juguetón, volvía a la ciudad con la varita bajo el brazo y la medida de estaño para servir a los clientes. 

La Rocha, que así apodaban a la vaca por sus rubios pelos, mugía dulcemente, estremeciéndose bajo una gualdrapa de arpillera, herida por el fresco de la mañana, volviendo sus ojos húmedos hacia la barraca, que se quedaba atrás, con su establo negro, de ambiente pesado, en cuya paja olorosa pensaba con voluptuosidad del sueño no satisfecho. 

Pepeta la arreaba con su vara. Se hacía tarde, e iban a quejarse los parroquianos. Y la vaca Y el ternerillo trotaban por el centro del camino de Alboraya, hondo, fangoso, surcado de profundas carrileras».

La barraca

Vicente Blasco Ibañez


Entrando en la plaza de la Reina desde la calle san Vicente

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miércoles, 25 de abril de 2018

Ya estaba en el mercado de Valencia sentada en sus cestos

«Los que compraban las hortalizas al por mayor para revenderlas conocían bien a esta mujercita que, antes del amanecer, ya estaba en el mercado de Valencia sentada en sus cestos, tiritando bajo el delgado y raído mantón. Miraba con envidia, de lo que no se daba cuenta, a los que podían beber una taza de café para combatir el fresco matinal. Y con una paciencia de bestia sumisa esperaba que le diesen por las verduras el dinero que se había fijado en sus complicados cálculos para mantener a Toni y llevar la casa adelante. 

Después de esta venta corría otra vez hacia su barraca, deseando salvar cuanto antes una hora de camino».

La barraca

Vicente Blasco Ibañez


Plaza del Mercado. 1920

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martes, 24 de abril de 2018

Al amanecer ya estaba de vuelta del mercado

«Al amanecer ya estaba de vuelta del mercado. Levantábase a las tres, cargaba con los cestones de verduras cogidas por Toni al cerrar la noche anterior entre reniegos y votos contra una pícara vida en la que tanto hay que trabajar, y a tientas por los senderos, guiándose en la oscuridad como buena hija de la huerta, marchaba a Valencia, mientras su marido, aquel buen mozo que tan caro le costaba, seguía roncando dentro del caliente estudi, bien arrebujado en las mantas del camón matrimonial».

La barraca

Vicente Blasco Ibañez


Plaza del Mercado. 1920

http://valenciadesaparecida.blogspot.com.es/2016/11/

lunes, 23 de abril de 2018

Y empezamos a escribir febrilmente

«Es—dice el autor de Safo —como un flujo de calor vital que nos sube al cerebro; nos sentimos dominados, invadidos por el asunto, y empezamos a escribir febrilmente. Nada nos detiene entonces: el tintero queda vacío, el lápiz se rompe; no importa; seguimos adelante. Nos irritamos contra la noche que llega y nos cegamos en la penumbra del crepúsculo esperando la lámpara que no traen. Le disputamos el tiempo a la comida y al sueño. Si es necesario marcharse, ir al campo, emprender un viaje, no podemos resolvernos a dejar el trabajo y continuamos escribiendo de pie, sobre una maleta...»

Mis contemporáneos

Eduardo Zamacois


Blasco Ibáñez en su estudio de La Malvarrosa

http://casamuseoblascoibanez.com/

domingo, 22 de abril de 2018

Conocido en todo el contorno por Pimentón

«En la barraca de Toni, conocido en todo el contorno por Pimentón, acababa de entrar su mujer, Pepeta, una animosa criatura, de carne blancuzca y fláccida, en plena juventud, minada por la anemia, y que era, sin embargo, la hembra más trabajadora de toda la huerta. 

Al amanecer ya estaba de vuelta del mercado. Levantábase a las tres, cargaba con los cestones de verduras cogidas por Toni al cerrar la noche anterior entre reniegos y votos contra una pícara vida en la que tanto hay que trabajar, y a tientas por los senderos, guiándose en la oscuridad como buena hija de la huerta, marchaba a Valencia, mientras su marido, aquel buen mozo que tan caro le costaba, seguía roncando dentro del caliente estudi, bien arrebujado en las mantas del camón matrimonial».

La barraca

Vicente Blasco Ibañez


Luis Suárez, "Pimentón"

Fotograma de la serie de RTVE "La barraca". 1979


sábado, 21 de abril de 2018

Resignaos: siempre ha habido un rebaño explotado para bien y tranquilidad de los de arriba

Carne de pobre

«... Y cuando el hijo es ya un hombre que contribuye con su jornal al mantenimiento de la que tanto se sacrificó por él, cuando en el mismo hogar comienza a acariciarse la esperanza de una mayor comodidad, se presenta el Estado con sus absurdos privilegios de clase para decirle a la madre:

—¿Tienes mil quinientas pesetas? ¿No? Pues dame a tu hijo. Sois pobres y esto basta. Lleváis sobre vuestra frente ese sello de maldición social que os hace eternos esclavos del dolor. En la paz, debéis sufrir resignados y agotar vuestro cuerpo poco a poco para que una minoría viva tranquila y placenteramente sin hacer nada;en la guerra, debéis morir para que los demás, que por el dinero están libres de tal peligro, puedan ser belicosos desde su casa. Resignaos: siempre ha habido un rebaño explotado para bien y tranquilidad de los de arriba».

Vicente Blasco Ibáñez 

El Pueblo. 18 de agosto de 1896







"La provincia de Valencia en la guerra de Cuba (1895-1898)" 

Enrique de Miguel Fernández , Rafael Izquierdo Canosa y
Francisco Javier Navarro Chueca


Regimiento nº 20 "Guadalajara", con cuartel en Valencia, que tanto tuvo que ver en la guerra de Cuba a finales del s. XIX (Estuvo también ubicado en Paterna, después paso a titularse "Daoiz y Velarde")

Fotografía de 1920

Archivo de Rafael Solaz


Fotografía del tres de octubre de 1898 en la que vemos en el puerto de Valencia algunos de los repatriados de la guerra de Cuba del grupo de Infantería

"La provincia de Valencia en la guerra de Cuba (1895-1898)" 

Enrique de Miguel Fernández , Rafael Izquierdo Canosa y
Francisco Javier Navarro Chueca


Falla Plaza de la Pelota. 1898

La falla criticaba la guerra de Cuba

http://enateneo.blogspot.com.es/2013/03/


Revista Valenciana de Estudios Históricos Vol.1 No 1 (2014)


Soldados repatriados tras el desastre de Cuba llegando al puerto de Valencia. 1898

"Tiempos Modernos: Estampas de la Valencia de 1900" Francisco Pérez Puche

Subida por Ximo Paloma‎ a VAHG


Repatriados de la guerra de Cuba en el Puerto de Valencia. 1898

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=1694486&page=292

viernes, 20 de abril de 2018

El borboteo de las acequias

«Apagábanse lentamente los rumores que habían poblado la noche: el borboteo de las acequias, el murmullo de los cañaverales, los ladridos de los mastines vigilantes».

La barraca

Vicente Blasco Ibañez


Niño refrescándose en una acequia

Casa Manero

Todocolección

martes, 17 de abril de 2018

De las techumbres de paja de las barracas

«De las techumbres de paja de las barracas salían las bandadas de gorriones como un tropel de pilluelos perseguidos, Y las copas de los árboles empezaban a estremecerse bajo los primeros jugueteos de estos granujas del espacio, que todo lo alborotaban con el roce de sus blusas de plumas».

La barraca

Vicente Blasco Ibañez



Barraca valenciana. Años 60

Todocolección

lunes, 16 de abril de 2018

Pasó el puente y entró en el Arrabal

«Rafael, sonriendo al poderoso santo como a un amigo de su niñez, pasó el puente y entró en el Arrabal, la ciudad nueva, anchurosa y despejada—como si las apretadas casas de la isla, cansadas de la opresión, hubiesen pasado en tropel a la ribera opuesta, esparciéndose con el alborozo y el desorden de colegiales en libertad».

Entre naranjos

Vicente Blasco Ibáñez


Puente de San Gregorio. Alcira

Todocolección

domingo, 15 de abril de 2018

¡Baja esa arma..., no juegues!...

«—¡Barret, Hijo mío! —dijo con voz entrecortada—. Todo ha sido una broma: no hagas caso. Lo de ayer fué para hacerte un poquito de miedo..., nada más. Vas a seguir en las tierras... Pásate mañana por casa..., hablaremos. Me pagarás como mejor te parezca.

Y doblaba su cuerpo, evitando que se le acercase el tío Barret. Pretendía escurrirse, huir de la terrible hoz, en cuya hoja se quebraba un rayo de sol y se reproducía el azul del cielo. Como tenía la acequia detrás de él, no encontraba sitio para moverse, y echaba el cuerpo atrás, pretendiendo cubrirse con las crispadas manos.

El labrador sonreía como una hiena, enseñando sus dientes agudos y blancos de pobre.

—¡Embustero! ¡Embustero! —contestaba con una voz semejante a un ronquido.

Y, moviendo su herramienta de un lado a otro, buscaba sitio para herir, evitando las manos flacas y desesperadas que se le ponían delante.

—Pero ¡Barret! ¡Hijo mío! ¿Qué es esto?... ¡Baja esa arma..., no juegues!... Tú eres un hombre honrado...; piensa en tus hijas. Te repito que ha sido una broma. Ven mañana y te daré las lla... ¡Aaay!...»

La barraca

Vicente Blasco Ibáñez


Fotograma de "La barraca". 1979

RTVE

Para ver la serie completa:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-barraca/

sábado, 14 de abril de 2018

Yo tengo a orilla del mar, cerca de Valencia, una casa llamada Malvarrosa

«Una vez se dio el caso de que los viajeros del tren correo entre Valencia y Barcelona, cuya vía se desarrolla a lo largo de la costa, pudieron contemplar desde sus vagones, en las primeras horas de la tarde, como un submarino alemán atacaba a un vapor aliado cerca de la orilla, a la vista de todos. 

El dulce y poético Mediterráneo arrojaba todas las semanas a sus orillas numerosos cadáveres y pedazos de buques rotos por la explosión de los torpedos. Yo tengo a orilla del mar, cerca de Valencia, una casa llamada Malvarrosa. Mientras estuve en París los cinco años de la guerra haciendo propaganda en favor de los aliados, mis amigos me escribieron repetidas veces dándome cuenta de los terribles hallazgos con que les sorprendía el mar algunas mañanas. Sobre la arena de la playa, junto a la escalinata de mi casa, aparecieron repetidas veces cadáveres hinchados por una larga permanencia en el mar, pobres cuerpos desfigurados por las mordeduras de los peces o la violencia de la explosión, mujeres y niños que venían como pasajeros en buques procedentes de Argelia, tripulantes de vapores aliados que transportaban artículos de comercio o primeras materias para la guerra. Todos habían ido hacia la muerte, fiando en la neutralidad, ya que no en la lealtad de un rey que se titulaban francófilo en compañía de "la canalla"».

Por España y contra el rey

Vicente Blasco Ibáñez


La Malvarrosa

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=370996&page=407

miércoles, 11 de abril de 2018

Las Fiestas de San Vicente Ferrer según Blasco Ibáñez. Y 05

«En la plaza de la Constitución vio a don Eugenio, que miraba de lejos el milacre, apoyado en el viejo bastón y mostrando su carita de pascua por el embozo de su capa azul, que no abandonaba hasta bien entrado el verano».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez



http://liturgia.mforos.com/

martes, 10 de abril de 2018

Las Fiestas de San Vicente Ferrer según Blasco Ibáñez. 04

«Entre una y otra representación tocaban las músicas alegres polcas, y la granujería de siempre, agarrada de un modo repugnante, improvisaba academias de baile en las aceras, chocando muchas veces contra las mesas donde las buenas mozas de vestido almidonado, pañuelo de seda y cara bravia vendían garbanzos tostados, orejones y ciruelas pasas». (1)

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez

(1). En la festividad de San Vicente Ferrer no se montaban puestos de "porrat". Un pequeño error de documentación de Blasco, pero se lo  perdonamos...



Porrat en la Festividad de San Vicente de la Roqueta

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=1694463&page=92

lunes, 9 de abril de 2018

Las Fiestas de San Vicente Ferrer según Blasco Ibáñez. 03

«La multitud agolpábase ante los altares para oír mejor a los actores, granujillas del barrio, roncos de tanto vocear los versos, orondos en sus trajes de ropería; orgullosos de lucir el bonete con pluma y tirar de la espada cuando lo requería el _milacre_; y era de ver la atención con que escuchaba la predicación de San Vicente, representado siempre por un muchacho paliducho, pedante y melancólico, y las carcajadas con que celebraba las majaderías del motilón, personaje bufo que pasaba el tiempo tragando pan, sorbiendo rapé, sonándose las narices en un pañuelo como una sábana y agujereado como una criba, y diciendo estupideces subidas de color, todo para mayor edificación de los devotos del santo. Un mar de cabezas agitábase ante aquellas plataformas que recordaban el teatro primitivo, lo mismo el tablado de Esquilo que la carreta de Lope de Rueda».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez



Altar del Mercat

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=1694486

domingo, 8 de abril de 2018

Las Fiestas de San Vicente Ferrer según Blasco Ibáñez. 02

«Abajo, la plataforma del escenario, donde se representaban los milacres, piezas dramáticas, cándidas y sencillas como sus versos lemosines, cuyo argumento, girando en torno del mismo punto, trata siempre de las querellas feudales entre Centelles y Vilaraguts, de la conversión de los moros de Granada o de alguna treta de los impíos contra el elocuente apóstol, todo sazonado al final con el necesario milagro del santo y el correspondiente sermón en endecasílabos».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez



La Pau de Déu. 1962

http://solerdos.blogspot.com.es/

sábado, 7 de abril de 2018

Las Fiestas de San Vicente Ferrer según Blasco Ibáñez. 01

«La fiesta del santo popular verificábase con el aparato de costumbre. En los puntos más céntricos de la ciudad habíanse levantado los «altares», enormes fábricas de madera y cartompiedra que llegaban a los tejados, con decoración gótica o corintia, erizados de mecheros de gas, y en su parte media la repisa, en la que se ostentaba el diplomático de Caspe con su hábito de dominico y un dedo en alto entre cirios y flores.»

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez



http://rec.mestreacasa.gva.es/

viernes, 6 de abril de 2018

La Pascua según Blasco Ibáñez. Y 05

«Cuando se hacía momentáneamente el silencio en el comedor, oíase cómo se regocijaba fuera la plebe; el rasgueo de la guitarra, el estallido de los cohetes, el cacareo de las mujeres; y algunas veces el estruendo venía de abajo, de la cocina, donde sonaban el vozarrón de Nelet y las corridas medrosas de las criadas, con chillidos de protesta débil. También allí partían huevos.

Las personas mayores la emprendieron con el dulce, y el señor Cuadros descorchó frascos de licor de colores vivos e infernales, que hacían retorcer el estómago. Las copitas de color rosa besaban las bocas, dejando en los rojos labios de las jóvenes adorables gotitas de azúcar líquido».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez



Tarde de Pascua en Monteolivete

La Semana Gráfica. 13 de abril de 1929