lunes, 26 de octubre de 2020

Que se educó degollando reses en el Matadero

«Allí estaban todos. Los cinco hermanos Bandullos , una dinastía que al mamar llevaba ya cuchillo; que se educó degollando reses en el Matadero, y con una estrecha solidaridad lograba que cada uno valiera por cinco y el prestigio de la familia fuese indiscutible».

Guapeza valenciana

Cuentos valencianos
 
Vicente Blasco Ibáñez
 
 
Antiguo matadero de Valencia
 
Paseo de la Petxina 
 
 https://www.facebook.com/FundacionGoerlich/


sábado, 24 de octubre de 2020

A comerse una paella en el camino de Burjasot

«Aquello era una fiesta importantísima, digna de que la voceasen por la noche los vendedores de La Correspondencia a falta de «¡El crimen de hoy!». 

Iban todos a comerse una paella en el camino de Burjasot para solemnizar dignamente las paces entre los Bandullos y Pepet. 

Los hombres cuanto más hombres, más serios para ganarse la vida».

Guapeza valenciana

Cuentos valencianos
 
Vicente Blasco Ibáñez
 
 
Entrada a Burjasot (Burjassot)
 
Subida por Carlos Tárrega Momblanch a VAHG 


jueves, 22 de octubre de 2020

Andaban a tiros por Pescadores o la calle de las Barcas

«La baraja estaba completa. ¡Vive Dios!, que era un verdadero acontecimiento ver reunidos en una sola familia bebiendo amigablemente, a todos los guapos que días antes tenían alarmada la ciudad y cada dos noches andaban a tiros por Pescadores o la calle de las Barcas, para provecho de los periódicos noticieros, mayor trabajo de las Casas de Socorro y no menos fatiga de la Policía, que echaba a correr a los primeros rugidos de aquellos leones que se disputaban el privilegio de vivir a costa de un valor más o menos reconocido».
 
Guapeza valenciana
 
Cuentos valencianos
 
Vicente Blasco Ibáñez
 
 
Calle de las Barcas. 1910

Subida por Teresa navarro Flores a VAHG

 
 

martes, 20 de octubre de 2020

Y le parecía ver la paraeta del mercado

«Castigábanle por torpe. Muchas veces al cruzar el patio, quedábase mirando aquel sol que se detenía en el borde de los sombríos paredones, sin atreverse nunca a bajar hasta el húmedo suelo; y cuando el vergajo le avivaba el paso, lanzaba entre dientes un ¡ Mare mehua ! y le parecía ver la paraeta del mercado, aquella mesilla coja con la calabaza recién salida del horno, tras la cual estaba su madre cambiando ochavos por melosas rebanadas y peleándose por la más leve palabra con todas las de los puestos vecinos que le hacían competencia».

La corrección

Cuentos valencianos

Vicente Blasco Ibáñez

 

 
Escena del mercado. Circa 1920
 
Plaza del Mercado
 


domingo, 18 de octubre de 2020

Durmiendo en verano sobre los cuévanos del mercado

«El más infeliz era el Groguet , un muchacho paliducho y débil por el excesivo crecimiento y sin energías para protestar. Cargaba con los enormes cubos, y, agobiado bajo su peso, subía la interminable escalera, pensando en el tiempo feliz en que tenía por casa toda la ciudad, durmiendo en verano sobre los cuévanos del mercado y apelotonándose en invierno en el quicio del respiradero de alguna cuadra».

La corrección

Cuentos valencianos

Vicente Blasco Ibáñez

 
Plaza del Mercado

 

viernes, 16 de octubre de 2020

Y tendrían el honor de sentarse en el banquillo de la Audiencia

«Con la escoba al hombro y arrastrando los cubos de agua, pasaban, macilentos y humildes, ante los penados, pensando en cuando llegarían a ser de causa y tendrían el honor de sentarse en el banquillo de la Audiencia por algo gordo , librándose con esto de doblar todo el día el espinazo sobre los rojos baldosines e ir pieza tras pieza lavando el hediondo piso, sin quitar la vista del cabo y del cimbreante vergajo, pronto a arrollarse al cuerpo como angulosa serpiente».

La corrección

Cuentos valencianos

Vicente Blasco Ibáñez


 
Palau de la Generalitat (antigua Audiencia). 1888
 
Valencia en 1888. José Huguet Chanza
 
Cortesía de José Navarro Escrich
 

miércoles, 14 de octubre de 2020

¿Munta?… —preguntaban los que vivían en el interior

«— ¿Munta?… —preguntaban los que vivían en el interior.

— Sí que munta —contestaban los ribereños.

El agua subía con lentitud, amenazando a la ciudad que audazmente había echado raíces en medio de su curso. Pero a pesar del peligro, los vecinos no iban más allá de una alarmada curiosidad. Nadie sentía miedo ni abandonaba su casa para pasar los puentes, buscando un refugio en tierra firme. ¿Para qué? Aquella inundación sería como todas. Era inevitable de vez en cuando la cólera del río: hasta había que agradecerla, pues constituía diversión inesperada; una agradable paralización de trabajo. La confianza moruna daba tranquilidad a la gente. Lo mismo había hecho en tiempo de sus padres, de sus abuelos y tatarabuelos, y nunca se llevó la población: algunas casas la vez que más. ¿Y había de sobrevenir ahora la catástrofe?…»

Entre naranjos

Vicente Blasco Ibáñez


 
Riada de 1957. Cauce del Turia

http://www.ofmval.org/ 

 

lunes, 12 de octubre de 2020

Y comenzaba la agitación, la diaria vida en el edificio antes muerto

«A las cinco la corneta de la cárcel lanzaba en el patio su escandalosa diana, compuesta de sonidos discordantes y chillones, que repetían como poderoso eco las cuadras silenciosas, cuyo suelo parecía enladrillado con carne humana. 

Levantábanse de las almohadas trescientas caras soñolientas, sonaba un verdadero concierto de bostezos, caían arrolladas las mugrientas mantas, dilatábanse con brutal desperezamiento los robustos e inactivos brazos, liábanse los tísicos colchones conocidos por petates en el mísero antro, y comenzaba la agitación, la diaria vida en el edificio antes muerto».

La corrección

Cuentos valencianos

Vicente Blasco Ibáñez 

 
Claustro del Convento de san Agustín
 
Tras la desamortización de 1836, se convirtió en prisión

VAHG

 

sábado, 10 de octubre de 2020

Por la parte del mar rasgábase la noche, marcando una faja de luminoso azul

«Amanecía. Por la parte del mar rasgábase la noche, marcando una faja de luminoso azul: la verdura de la vega y la dentellada línea de montañas iban fijando sus esfumados contornos; lanzaban sus últimos parpadeos las estrellas, rodaba el fiero alerta de los gallos de alquería en alquería, y las alondras, como alegres notas envueltas en volador plumaje, rozaban las cerradas ventanas, anunciando la llegada del día».

Noche de bodas

Cuentos valencianos

Vicente Blasco Ibáñez

 

 
 Playa de Valencia. 1908

Joaquín Sorolla y Bastida

Óleo. 66 x 96

Museo Sorolla

jueves, 8 de octubre de 2020

Valencia y lo valenciano

«Y puedo deciros que la novela valenciana es la que he hecho con más entusiasmo, porque al mismo tiempo que hacía vivir al artista, había en torno a mí algo, un ambiente de familia, algo sincero e íntimo que debo confesar no he encontrado cuando hacía otras novelas, otras novelas que he hecho con más maestría, con lo que llaman los franceses métier, conociendo mejor mi oficio, no con la inexperiencia de cuando joven, pero que no tendrán la frescura, esa virginidad que tendrá la novela valenciana que escribí con grandísimo entusiasmo».

Valencia y lo valenciano

Fragmento del discurso pronunciado por Don Vicente Blasco Ibáñez en Valencia el 16 de mayo de 1921, en agradecimiento por el nombramiento de Director Honoris Causa del Centro de Cultura Valenciana
 

 
 Valencia. Las grupas. 1916
 
Joaquín Sorolla y Bastida

Óleo. 351 x: 301

Hispanic Society of America
 

martes, 6 de octubre de 2020

Tuvo que seguir el camino de aquel huerto

«Y por más que se resistió, tuvo que seguir el camino de aquel huerto del que tantos recuerdos guardaba; y entre las faldas rameadas y coloridas como la primavera, los pañuelos de seda brillantes y los reflejos tornasolados de la pana y el terciopelo, causaba un efecto lastimoso el suelto manteo y aquel desmayado sombrero de teja que avanzaba con lentitud, como si en vez de cubrir un cuerpo vigoroso y exuberante de vida fuesen los de un viejo achacoso».


Noche de bodas

Cuentos valencianos

Vicente Blasco Ibáñez

 
Camino Vecina ?
 
Todocolección

domingo, 4 de octubre de 2020

Para el nuevo adjunto de la parroquia de Benimaclet

«El día en que se casó Toneta fue de los peores para el nuevo adjunto de la parroquia de Benimaclet. Cuando la ceremonia hubo terminado, don Vicente despojose en la sacristía de sus sagradas vestiduras, pálido y trémulo como si le aquejase oculta dolencia. 

El sacristán, ayudándole, hablaba del insufrible calor. Estaban en julio, soplaba el poniente, la vega se mustiaba bajo aquel soplo interminable y ardoroso que antes de perderse en el mar había pasado por las tostadas llanuras de Castilla y la Mancha, y con su ambiente de hoguera agrietaba la piel y excitaba los nervios».

Noche de bodas

Cuentos valencianos

Vicente Blasco Ibáñez


 
Calle Murta. Al fondo la parroquia. Años 50
 
Subida por Jose Vicente Luján Estellés a VAHG

 

viernes, 2 de octubre de 2020

Cuando no estaba en Valencia en el Seminario

«Cuando no estaba en Valencia en el Seminario, prestaba en Benimaclet funciones de sacristán, y llegó a ser hombre sin sentir apenas el despertar de la virilidad en su vigorosa complexión».

Noche de bodas

Cuentos valencianos

Vicente Blasco Ibáñez

 
Seminaristas y curas en el claustro del Colegio Corpus Christi
 
Todocolección