«Y con gran alegría de la siñá Tona, se casó con Rosario. Todo iba bien. ¡Qué hermosa pareja! Ella, pequeñita, tímida, sumisa, creyendo en él a ojos cerrados; Tonet, soberbio en su fortuna, tieso, como si bajo la camisa de franela llevase una coraza hecha con los miles de duros de su mujer; dispensando protección a todos y dándose la vida de un prohombre, en el café tarde y noche, fumando la pipa y luciendo altas botas impermeables en los días de lluvia.
Dolores le veía sin mostrar la menor emoción. Únicamente en sus ojos de soberana brillaban puntos de oro, chispas delatoras del ardor de misteriosos deseos».
Flor de mayo
Vicente Blasco Ibáñez
Calle de Eugenia Viñes. 1952
Robert Frank