martes, 17 de septiembre de 2019

Debían ser cigarreras que volvían de la fábrica

«Los últimos transeúntes que pasaron fueron unas buenas mozas con la cesta al brazo, moviendo al andar bizarramente sus fuertes caderas. Debían ser cigarreras que volvían de la fábrica».

Arroz y Tartana

Vicente Blasco Ibáñez



Puerta de la fábrica de tabacos

Todocolección

lunes, 16 de septiembre de 2019

En su hermosa casa de la calle de la Reina

«Avaro y cruel, sabía dar a tiempo una peseta; se familiarizaba con los pescadores, y sus sobrinos, que no le debían más que la esperanza de heredar algo el día en que muriese, teníanle por el hombre más respetable y bondadoso de toda la población, a pesar de que muy contadas veces habían entrado en su hermosa casa de la calle de la Reina, donde vivía sin otra sociedad que la de una criada madura, de buenas carnes, que le tuteaba y se permitía, al decir de la gente, una intimidad tan peligrosa como era saber dónde guardaba encerrado su gato el señor Mariano».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Calle de la Reina

Todocolección

domingo, 15 de septiembre de 2019

En el cauce del río, las charcas y riachuelos

«La frescura que sintió siguiendo el pretil del río pareció reanimarle. Comenzaba el crepúsculo. En el cauce del río, las charcas y riachuelos, reflejando en su fondo el rojo horizonte, brillaban como si fuesen de encendida lava. En la ciudad, los vidrios de los altos balcones y de las esbeltas torrecillas destacábanse sobre la masa obscura de los edificios como placas de fuego. La calma del crepúsculo, compuesta de murmullos imperceptibles, de lánguidos suspiros que exhala la Naturaleza próxima a adormecerse, invadía el ambiente».

Arroz y Tartana

Vicente Blasco Ibáñez


Cauce del Turia

Todocolección

sábado, 14 de septiembre de 2019

Al tío Gori, un viejo carpintero de ribera

«Bien conocía Tonet aquel sitio, donde había triunfado como hombre generoso en la primera época de su matrimonio. Allí estaba el tío Mariano solo en su mesa, aguardando, sin duda, la llegada del alcalde y otros de su clase, mientras fumaba la enorme pipa, oyendo con desdeñosa superioridad al tío Gori, un viejo carpintero de ribera que durante veinte años iba al café todas las tardes a deletrear el periódico desde el título a la plana de anuncios ante unos cuantos pescadores que en los días de holganza le oían hasta el anochecer».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Calafates en la playa de El Cabañal

Cortesía de José Navarro Escrich

viernes, 13 de septiembre de 2019

Para contemplar las torres de Cuarte

«Pasó por el lugar donde había encontrado el fúnebre cortejo, y no pensó ya en aquel ataúd blanco que le obsesionaba con la más amarga de las seducciones. Tampoco levantó la desalentada cabeza para contemplar las torres de Cuarte, cuyos rojizos muros adquirían en su parte alta un tinte de incendio reflejando la puesta del sol».

Arroz y Tartana

Vicente Blasco Ibáñez


Vista general de Valencia (detalle). 1907

https://carolineangusbaker.com/

jueves, 12 de septiembre de 2019

El guardavía mirábale con ojos interrogantes

«Juanito lo comprendió todo. Había pasado por debajo de la cadena, y el empleado acababa de detenerle casi en la misma cabeza del tren que avanzaba. 

El guardavía mirábale con ojos interrogantes, en los que era visible la sospecha de un intento de suicidio. Los curiosos agolpados a ambos lados de la vía daban a entender lo mismo con sus palabras. 

Juanito, avergonzado, siguió a buen paso el mismo camino de antes, como si después de lo ocurrido le fuera imposible continuar adelante dando la vuelta completa a la ciudad».

Arroz y Tartana

Vicente Blasco Ibáñez



Paso a nivel Avenida del Puerto con Serrería

http://valenciadesaparecida.blogspot.com/2012/06/

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Chocaban con sordo tableteo las fichas del dominó

«El de Carabina estaba lleno. Bajo el toldo de la puerta veíase una aglomeración de chaquetas azules, rostros bronceados y gorras de seda negra; chocaban con sordo tableteo las fichas del dominó, y a pesar del aire libre, percibíase un fuerte olor de ginebra y tabaco picante».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Hombres jugando al dominó. Valencia. 1962

Todocolección

martes, 10 de septiembre de 2019

El altar de Blasco Ibáñez

El altar de Blasco Ibáñez

«Esta monumental mesa de mármol de la terraza del chalé de Vicente Blasco Ibáñez es sólo una réplica de la original, como casi todo aquí. La auténtica fue una mesa de mármol de Carrara de estilo imperio con ampulosos grifos, y desapareció, como le ocurrió a todo lo que había en esta casa. Éste fue el templo de verano que Blasco se levantó en la playa de la Malva-rosa a principios del siglo XX para su propio culto, cuando la playa era un mural panorámico de Sorolla con pescadoras con el pañuelo en la cabeza, niños desnudos en la orilla, velas latinas y bueyes, mientras la acequia de Vera daba el punto fecal violeta sobre el mar que sólo supo ver Muñoz Degrain.


http://www.fundacionblascoibanez.com/

Si hay que hacer caso de las insinuaciones del sorianista Lluís Bernat, El Coixo, en su alegato contra el novelista titulado Casiquisme (sic) roig, fue un ferviente admirador, que luego sería traicionado en lo más íntimo por Blasco, quien le regaló el terreno para que se hiciese esta casa en una zona donde prosperaban las residencias de recreo modernistas de la burguesía valenciana. El chalé fue construido en 1902 por Vicente Bochons de acuerdo con los cánones del historicismo neogriego que imperaban a finales del XIX, de forma cúbica y con una nutrida ornamentación de grecas, palmetas, llagados y recuadros.


http://casamuseoblascoibanez.com/

En la fachada principal sobresalía esta soberbia terraza galería con pilares jónicos y cariátides con vistas al mar, a la que se accedía desde el despacho del escritor, donde había otra mesa de madera cuadrada, en la que Blasco ponía las botas sobre el travesaño y escribía como si condujera una diligencia, sin quitarse la chaqueta. Entonces el mar estaba más cerca de la casa, puesto que la escollera del puerto no había acumulado la arena que ahora ha permitido la construcción del paseo marítimo, y se confundía con la mesa de mármol de Carrara, como si fuera una prolongación. Sobre este fresco altar Blasco se oficiaba a sí mismo con un vaso de brandy en una mano y un habano en la otra, y en días claros se entretenía repasando los contornos de su influencia política, que iba de Sagunto y Gandia sin interrupciones. Éste era un estuche ergonómico cortado a la medida de Blasco, en el que fue tan feliz que luego intentó reproducirlo en la Costa Azul con su casa de Fontana Rosa, en Mentón, donde moriría esperando a Víctor Hugo.


http://13escultor.blogspot.com/

Tras la guerra civil, el Gobierno se incautó de la casa y durante muchos años fue la sede de la OJE. Sobre aquel brasero de republicanismo los cachorros del franquismo deglutieron grandes dosis de formación del espíritu nacional, hasta que las discotecas dejaron a la OJE obsoleta y el edifició quedó abandonado ante las desavenencias de la familia del novelista. En los años setenta en el escritorio de Blasco se pegaron los primeros chutes de heroina de Valencia, y el chalé se convirtió en una boca de lobo muy peligrosa.


http://elargonautavalenciano.blogspot.com/2018/02/recuerdos-de-1928.html

Finalmente, en 1979 el Ayuntamiento de Valencia compró el edifició por 14 millones de pesetas para restaurarlo, pero los arquitectos prefirieron derribarlo y construirlo de nuevo.




http://valenciadesaparecida.blogspot.com/

La obra se culminó a finales de 1993, y desde entonces ha funcionado como una casa museo donde se muestran algunos objetos y reliquias de interés blasquista. También hubo que hacer una réplica de la mesa con animales fabulosos en las patas, aunque ahora Blasco también es una réplica de sí mismo. Es el escritor de referencia de la derecha, y hasta los arzobispos leen las novelas de este anticlerical de La Bandera Federal».

Miquel Alberola

El País. 27 de agosto de 2001

lunes, 9 de septiembre de 2019

Se dio cuenta de que estaba a pocos pasos de un tren

«Entonces se dio cuenta de que estaba a pocos pasos de un tren que, conmoviendo el suelo, dando mugidos, por la chimenea y rugiendo por las válvulas de escape, salía de la estación, abofeteando a los más próximos con el viento de su rápido paso».

Arroz y Tartana

Vicente Blasco Ibáñez


Estación del Norte.  5 de abril de 1961

Fotografía de Trevor Rowe

Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril


domingo, 8 de septiembre de 2019

Con la gorra puntiaguda

«Pasaron la acequia del Gas, entrando en el Cabañal, donde veranea la gente de Valencia. Las alquerías bajas, de panzudas rejas verdes, estaban cerradas y silenciosas; las anchas aceras repercutían los pasos con la sonoridad de una población abandonada; los copudos plátanos languidecían en la soledad, como si echasen de menos las alegres noches del estío con sus risas, sus correteos y su incesante sonar de alegres pianos. Sólo se veía de vez en cuando algún vecino del pueblo, que con la gorra puntiaguda, las manos en los bolsillos y la pipa en la boca, marchaba perezosamente hacia los cafés, únicos lugares que conservaban animación y vida».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez


El viejo del cigarrillo. 1898

Joaquín Sorolla y Bastida

Acuarela. 52 x 50,50

Museo Sorolla

sábado, 7 de septiembre de 2019

Como signo de que allí vivían los dueños de las parejas del bou

«Ante algunas puertas y subiendo hasta la altura del tejado, estaban plantados fuertes mástiles con garrucha, como signo de que allí vivían los dueños de las parejas del bou. En lo alto del mástil se secaban los artefactos de pesca más delicados, ondeando con la majestad de un pabellón consular. El Retor miraba estos palitroques con cierta envidia. ¿Cuándo querría el Santo Cristo del Grao que él le pudiese plantar a su Dolores un palo así frente a la puerta?»

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Redes de pesca. Julio 1962

Luis Vidal

Fotografías de 1957 a 1997

Subida por Carlos Tárrega Momblanch a VAHG

viernes, 6 de septiembre de 2019

El que le hablaba era el guardavía

«De pronto, Juanito se sintió cogido por los brazos, zarandeado y empujado hacia atrás con tal fuerza, que estuvo próximo a caer. 

--Pero ¿adonde va usted? ¿Está usted loco...? 

El que le hablaba era el guardavía, un mocetón de blusa azul con iniciales rojas».

Arroz y Tartana

Vicente Blasco Ibáñez


Paso ferroviario de Renfe en el camino Farinós

https://valenciadesaparecida.blogspot.com/

jueves, 5 de septiembre de 2019

Entre ella y el joven estaba el paso a nivel de la vía férrea

«Entre ella y el joven estaba el paso a nivel de la vía férrea, donde comenzaba a palpitar, lanzando mugidos, una bestia de hierro.

Juanito viose detenido por la cadena que acababa de tender el guardavía». 

Arroz y Tartana

Vicente Blasco Ibáñez


Antigua estación del Norte

http://www.jdiezarnal.com/valenciaestaciondelnorte.html

miércoles, 4 de septiembre de 2019

Las barracas blancas aparecían entre casas modernas

«Las barracas blancas aparecían entre casas modernas de pisos altos, pintadas al barniz cual barcos nuevos con la fachada de dos colores, como si sus dueños no pudieran sustraerse en tierra al recuerdo de la línea de flotación. Sobre algunas puertas había adornos de talla semejantes a los mascarones de proa, y en toda la edificación se notaba el recuerdo de la antigua vida del mar, una amalgama de colores y de perfiles que daba a las casas el aspecto de buques en seco».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Calle de Amparo Guillem, cruce calle de José Benlliure

J. Lévy. 1888

http://valenciadesaparecida.blogspot.com/2013/04/

martes, 3 de septiembre de 2019

La plaza de Toros, con su contorno de circo romano

«Y cuando con más entusiasmo forjábase la ilusión de la tranquilidad patriarcal, un silbido estridente rasgó los aires, como si Mefistófeles, desde las nubes, contestase con su carcajada chillona a los hermosos planes de virtud doméstica. Juanito, sin dejar de andar, despertó del extraño sonambulismo que le hacía correr en torno de la ciudad, agitado a cada instante por los más diversos pensamientos. Frente a él perfilábase sobre el cielo de pálido azul la plaza de Toros, con su contorno de circo romano».

Arroz y Tartana

Vicente Blasco Ibáñez


Plaza de toros de Valencia

Jean Laurent

lunes, 2 de septiembre de 2019

Llegaron al Cabañal, al barrio llamado de las Barracas

«Llegaron al Cabañal, al barrio llamado de las Barracas, donde se albergaba la gente pobre sometida por la miseria a la servidumbre del mar. 

Las calles aparecían tan rectas y regulares como desiguales eran los edificios; las aceras de ladrillos rojos se escalonaban a capricho, según la altura de las puertas; y en el arroyo fangoso, negruzco, con profundas carrileras y charcos de la lluvia de semanas antes, dos hileras de olivos enanos golpeaban con las empolvadas ramas a los transeuntes, y veían unidos sus nudosos troncos por cuerdas en que se secaban las ropas, ondeando como banderas con la fresca brisa del mar».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez


http://barracavalenciana.blogspot.com

domingo, 1 de septiembre de 2019

Sería el dueño de Las Tres Rosas o de una tienda más pequeña

«Una parte de su capital la había entregado a don Ramón Morte, no para jugadas de Bolsa, sino para la adquisición de valores públicos. Vendería, aunque fuese con pérdida, esta parte segura de su capital; pagaría las deudas importantes que había contraído por salvar a su madre, y con lo que le quedase se establecería modestamente, sería el dueño de Las Tres Rosas o de una tienda más pequeña, casándose en seguida con Tónica. Ésta era la verdadera solución. Nada de buscar millones; la lección había sido dura. Comerciante rutinario y cachazudo, buen marido y padre virtuoso; ésta era la felicidad, lo que él ambicionaba para el porvenir».

Arroz y Tartana

Vicente Blasco Ibáñez


Almacenes "La Merced"

Plaza de la Merced

Archivo Rafael Solaz

https://valenciablancoynegro.blogspot.com/search?q=mercado