«Dos o tres veces había estado allí, pero amparado por su madre, agarrado a sus faldas, con gran miedo a perderse. Recordaba con espanto la ruidosa batahola del mercado y aquellos municipales de torvo ceño y cerdosos bigotes, terror de la gente menuda; pero, a pesar de los espantables peligros, seguía adelante, con la firmeza del que marcha a la muerte cumpliendo su deber».
sábado, 30 de enero de 2021
La ruidosa batahola del mercado
jueves, 28 de enero de 2021
Al pasar por frente al cementerio de Valencia
«Corrió un poco al pasar por frente al cementerio de Valencia, por antojársele que a aquella hora podían salir los muertos a tomar el fresco, y cuando se vio lejos de la fúnebre plazoleta de palmeras, moderó su paso hasta ser éste un trotecillo menudo.
¡Pobre Nelet! Marchaba como un explorador de misterioso territorio hacia aquella ciudad que, bañada por los primeros rayos del sol, recortaba su rojiza crestería de tejados y torres sobre un fondo de blanquecino azul».
martes, 26 de enero de 2021
Marcábase el día con resplandor de lejano incendio
«Salió de madrugada, cuando por entre las moreras y los olivos marcábase el día con resplandor de lejano incendio. En la espalda, sobre la burda camisa, bailoteaban al compás de la marcha el flotante rabo de su pañuelo anudado a las sienes y el capazo de esparto, que parecía una joroba. Aquel día estrenaba ropa: unos pantalones de pana de su padre, que podían ir solos por todos los caminos de la provincia sin riesgo de perderse, y que, acortados por la tía Pascuala, se sostenían merced a un tirante cruzado a la bandolera».
Amanecer en la huerta de Valencia
Ignacio Pinazo Camarlench
domingo, 24 de enero de 2021
Las hermanas estaban en la fábrica de sedas hilando capullo
«Las cosas iban mal. El padre, cuando no trabajaba los cuatro terrones en arriendo, iba con el viejo carro a cargar vino en Utiel; las hermanas estaban en la fábrica de sedas hilando capullo; la madre trabajaba como una bestia todo el día, y el pequeñín, que era el gandul de la familia, debía contribuir con sus diez años, aunque no fuera más que agarrándose a la espuerta, como otros de su edad, y aumentando aquel estercolero inmediato a la barraca, tesoro que fortalecía las entrañas de la tierra, vivificando su producción».
viernes, 22 de enero de 2021
En los domingos y fiestas de santos valencianos, que eran los primeros del cielo para el tío Caragol
«En los domingos y fiestas de santos valencianos, que eran los primeros del cielo para el tío Caragol —San Vicente Mártir, San Vicente Ferrer, la Virgen de los Desamparados y el Cristo del Grao—, aparecía la humeante paella, vasto redondel de arroz, sobre cuya arena de hinchados granos yacían despedazadas varias aves. El cocinero sorprendía a su gente repartiendo cebollas crudas, voluminosas, de acre perfume que arrancaba lágrimas y una blancura de marfil. Eran un regalo de príncipe mantenido en secreto. No había mas que quebrarlas de un puñetazo para que soltasen su viscosidad, y luego se perdían en los paladares como bocados crujientes de un pan dulce y picante, alternando con las cucharadas de arroz.»
miércoles, 20 de enero de 2021
Que adornaban la puerta de la barraca
«El primer día que a Nelet le enviaron solo a la ciudad, su inteligencia de chicuelo torpe adivinó vagamente que iba a entrar en un nuevo período de su vida.
Comenzaba a ser hombre. Su madre se quejaba de verle jugar a todas horas, sin servir para otra cosa, y el hecho de colgarle el capazo a la espalda, enviándolo a Valencia a recoger estiércol, equivalía a la sentencia de que, en adelante, tendría que ganarse el mendrugo negro y la cucharada de arroz haciendo algo más que saltar acequias, cortar flautas en los verdes cañares o formar coronas de flores rojas y amarillas con los tupidos dompedros que adornaban la puerta de la barraca».
lunes, 18 de enero de 2021
El entierro fue una manifestación de duelo
«El entierro fue una manifestación de duelo.
Aún quedaba sangre de valientes: la raza no iba a terminar tan pronto como muchos creían.
Los amos de las casas de juego marchaban en primer término tras el ataúd, como afligidos protectores del muerto, y tras ellos, todos los matones de segunda fila y los aspirantes a la clase; morralla del Mercado y del Matadero que esperaban ocasión para revelarse, y hacía sus ensayos de guapeza yendo a pedir alguna peseta en los billares o timbas de calderilla».
Guapeza valenciana
sábado, 16 de enero de 2021
Llegaron los guardias y se amotinó la gente
«Corría la gente, cerrábanse las puertas con estrépito, sonaban pitos y más pitos al extremo de la calle, sin que por esto se viese un quepis por parte alguna, y aprovechándose del pánico abandonaron los Bandullos la protectora esquina, avanzando cuchillo en mano hacia el inerte cuerpo, al que removieron de una patada como si fuese un talego de ropa.
Ben mort está.
Y para convencerse más, se inclinó uno de ellos sobre la cabeza del muerto, guardándose algo en el bolsillo.
Cuando llegaron los guardias y se amotinó la gente en torno del Juzgado, viose a la luz de algunos fósforos la cara moruna de Pepet el de la Ribera, con los ojos desmesurados y vidriosos, y junto a la sien derecha una desolladura roja que aún manaba sangre.
Le habían cortado una oreja como a los toros muertos con arte».
Guapeza valenciana
jueves, 14 de enero de 2021
Estaba ya en la subida de la Morera
«Estaba ya en la subida de la Morera, cuando sonó un disparo y el valentón sintió un golpe en la espalda, al mismo tiempo que se nublaba su vista y le zumbaban los oídos.
¡Cristo! Eran ellos que acababan de herirle.
Y llevándose la mano al cinto tiró de su pistola del quince; pero antes que volviera la cara sonó otro disparo y Pepet cayó redondo».
Guapeza valenciana
martes, 12 de enero de 2021
Marchando por la calle de las Barcas
«¡Qué hígados de hombre! Y la turba bravucona se disolvió, ansiosa de relatar en cafetines y timbas la caída de los Bandullos, añadiendo, con aire de importancia, que habían presenciado la terrible gabineta de aquel valentón que juraba el exterminio de la familia.
Bien decía el ribereño que no tenía miedo ni le inquietaban los Bandullos. No había más que verle a las once de la noche marchando por la calle de las Barcas con desembarazada confianza».
Guapeza valenciana
domingo, 10 de enero de 2021
Y la tartana se alejó dando tumbos
«El pequeño, pálido, casi exánime, echando sangre y más sangre por entre la faja, fue llevado por sus hermanos a la tartana, que aguardaba cerca de la alquería, que trajo por la mañana todo el arreglo de la paella.
—¡Arrea, tartanero!... ¡Al hospital! Donde van los hombres cuando están en desgracia.
Y la tartana se alejó dando tumbos que arrancaban al herido rugidos de dolor».
Guapeza valenciana
viernes, 8 de enero de 2021
Aprendida en los corralones de la calle Cuarte
«El pequeño, extendiendo la diestra armada de ancha faca y cubriéndose el pecho con el brazo izquierdo, saltaba como una mona, haciendo gala de la esgrima presidiaría aprendida en los corralones de la calle Cuarte».
Guapeza valenciana
miércoles, 6 de enero de 2021
La Navidad según Blasco Ibáñez. Y 21
«--Di a Adela y a Nelet que entren.
Vicente Blasco Ibáñez
lunes, 4 de enero de 2021
La Navidad según Blasco Ibáñez. 20
«Cuando volvieron al comedor, Nelet sacaba el héroe de la fiesta: un soberbio capón, panza arriba, con los robustos muslos recogidos sobre el pecho y la piel dorada, crujiente, impregnada de manteca.
Vicente Blasco Ibáñez
sábado, 2 de enero de 2021
La Navidad según Blasco Ibáñez. 19
Vicente Blasco Ibáñez