martes, 31 de octubre de 2017

¡Si parecía dormido!

«¡Pobre Pascualet!... ¡Infeliz Obispillo! Con su guirnalda extravagante y su cara pintada estaba hecho un mamarracho. Más ternura dolorosa inspiraba su cabecita pálida, con el verdor de la muerte, caída en la almohada de su madre, sin más adornos que sus cabellos rubios.

Pero todo esto no impedía que las buenas huertanas se entusiasmasen ante su obra. «¡Miradlo!... ¡Si parecía dormido! ¡Tan hermoso!, ¡tan sonrosado!...» Jamás se había visto un albaet como éste

Y llenaban de flores los huecos de su caja: flores sobre la blanca vestidura, flores esparcidas en la mesa, apiladas, formando ramos en los extremos. Era la vega entera abrazando el cuerpo de aquel niño que tantas veces había visto saltar por sus senderos como un pájaro, extendiendo sobre su frío cuerpo una oleada de perfumes y colores.»

La barraca

Vicente Blasco Ibáñez




Fotografía post mortem

Fotógrafo J. Llopis

Todocolección

La fotografía post mortem

https://es.wikipedia.org/wiki/Fotograf%C3%ADa_post_mortem

lunes, 30 de octubre de 2017

Que llaman a cualquier rancho arroz a la valenciana

«Cuando anclaban en puertos de pesca abundante, acometía la magna obra de guisar un arroz abanda. Los marmitones llevaban a la mesa del capitán la olla donde habían hervido los pescados mantecosos, revueltos con langostas, almejas y toda clase de mariscos. Él se reservaba el honor de ofrecer la gran fuente con su pirámide de arroz dorado y suelto.

Hervido aparte (abanda), cada grano estaba repleto del suculento caldo de la olla. Era un arroz que contenía en sus entrañas la concentración de todas las substancias del mar. Como si cumpliese una ceremonia litúrgica iba entregando medio limón a cada uno de los que ocupaban la mesa. El arroz sólo debe comerse luego de humedecerlo con este rocío perfumado, que evoca la imagen de un jardín oriental. Únicamente desconocían esta voluptuosidad los infelices de tierra adentro, que llaman a cualquier rancho arroz a la valenciana.»

Mare Nostrum

Vicente Blasco Ibáñez


Subasta de pescado en el Puerto de Valencia. 1971

Luis Vidal, publicada en "Valencianos de la mar" de María Ángeles Arazo

domingo, 29 de octubre de 2017

Llegada de los restos de Blasco Ibáñez a Valencia. Vídeo

Llegada de los restos de Blasco Ibáñez a Valencia. Vídeo

«El 28 de enero de 1928 fallecía Vicente Blasco Ibáñez en Mentón (Francia), en su villa de Fontana Rosa, pero habría que esperar cinco años para que sus restos regresaran a Valencia, tal y como era su deseo. Fue el día 29 de octubre de 1933, con la II República española ya instaurada desde hacía dos años, cuando llegaron los restos mortales del escritor valenciano a bordo del acorazado Jaime I, buque insignia de la armada española, para descansar definitivamente en su ciudad natal.

El traslado de los restos fue todo un acontecimiento para la Valencia de principios del siglo XX y el resultado de una organización y coordinación que comenzó con la creación del Comité Pro Traslado de los Restos de Blasco Ibáñez a su ciudad natal y en la que se involucró el Gobierno de la República.

El BOE, en su Decreto de 26 de octubre de 1933 publicaba que sería una División Naval la que se encargaría de recoger los restos y los honores que, en forma de salva de 19 cañonazos, recibiría el féretro. Además otro Decreto de 28 de octubre del mismo año señalaba que al escritor fallecido, desde su llegada a Valencia, se le rindieran los honores militares que las Ordenanzas señalaban para el cadáver de un Ministro civil que falleciera en el ejercicio de su cargo y una Orden circular designaba el 28 de octubre como fecha de entrega de los restos a Valencia.


Dos expediciones, una por mar y otra por tierra, partieron desde España. La primera, en tren desde Valencia, salió el domingo 22 de octubre. Hicieron noche en ruta, descansando en los coches-cama hasta las 8, hora en la que llegaron a Barcelona. Allí enlazaron con el exprés directo a Francia, concretamente a Marsella, donde llegaron a las 21 horas. Al día siguiente, se recorrieron los kilómetros restantes hasta Mentón, donde quedaron alojados en el Hotel Des Anglais, situado en la orilla del mar y cerca de Fontana Rossa.

La segunda Expedición, capitaneada por el Ministro de la Marina, Sigfrido Blasco y el Alcalde de Valencia zarpó desde Cartagena a las 11.10 horas del 24 de octubre con los buques encargados de transportar los restos desde Francia a Valencia.

El mismo día que zarpó la delegación española, a las 7 de la tarde en Mentón, comenzaron los actos oficiales. Se trasladó el féretro que encierra los restos mortales de Blasco Ibáñez desde el cementerio de Mentón al gran salón de fiestas del Ayuntamiento. Allí el féretro fue expuesto sobre amplio catafalco y le dieron guardia de honor, los Scouts des Eclaireurs Francais, miembros de la Societé de Gimnastique, de la Liga de los Derechos del Hombre de Mentón y la delegación española. Los restos se pudieron visitar hasta el mediodía del jueves 26 de octubre.

Esa mañana, los restos se trasladaron frente al Ayuntamiento, donde a las tres de la tarde dio comienzo la ceremonia de traslado de los restos. Sonaron el himno francés y español y el presidente del Comité francés pro restos de Blasco Ibáñez Mr. Laurens y el alcalde Mr. Camaret pronunciaron sus discursos. 

Terminado el acto 12 marinos españoles y 12 franceses condujeron el féretro hasta el embarcadero del puerto, pasando por todas las grandes vías de Mentón.

En el puerto les esperaba los acorazados Jaime I y los barcos Churruca y Alcalá Galiano. Los restos del escritor valenciano se embarcaron en el Jaime I con los honores establecidos.

Ya en Valencia una comitiva presidida por el presidente de la República Niceto Alcalá Zamora y multitud de personalidades, entre las que se encontraban Alejandro Lerroux y Francesc Macià, inauguraron un acto multitudinario con la que Valencia recibió los restos mortales de Blasco Ibáñez. A a las 9 de la mañana del 28 de octubre de 1933 arribaban al puerto de Valencia el acorazado Jaime I y los destructores Churruca y Alcalá Galiano.

A las 10 de la mañana se desembarcó el féretro sobre el muelle de Poniente. En el momento de tocar tierra, soltaron 20.000 palomas. En marcha la comitiva fúnebre, el féretro fue llevado por marineros valencianos hasta su llegada a la Avenida del Puerto, donde fue tomado a hombros por grupos de veinte hombres pertenecientes al partido que Blasco fundó.

La comitiva hizo el siguiente recorrido por las calles de la capital: Avenida del Puerto y puente de Aragón, (dónde cruzado el puente se incorporó la comitiva de honor, presidida por el Presidente de la República) continuó por la plaza Bolivar, Avenida de Navarro Reverter, plaza de la República, calle de Colón, calle Játiva, Avenida de Nicolás Salmerón y plaza de Emilio Castelar (donde desde los balcones y tribunas instaladas despidieron el duelo familiares y autoridades). La comitiva continuó por la Avenida Blasco Ibáñez, Avenida de Pablo Iglesias, plaza del Mercado hasta la Lonja, en cuyo Salón Columnario se instaló la capilla ardiente. Por ella, durante la semana que estuvo instalada, desfilaron autoridades, familiares y centenares de valencianos que quisieron rendir homenaje al escritor. 

El domingo 5 de noviembre, a las 10 de la mañana, fueron trasladados los restos desde la Lonja hasta el Cementerio municipal, pasando por su casa natalicia (Calle Flor de Mayo) y por la redacción de EL PUEBLO (Calle don Juan de Austria)». 

http://archivo.dival.es/





sábado, 28 de octubre de 2017

Era Joaquín Sorolla

«Muchas veces, al vagar por la playa preparando mentalmente mi novela, encontré a un pintor joven –sólo tenía cinco años más que yo– que laboraba a pleno sol, reproduciendo mágicamente sobre sus lienzos el oro de la luz, el color invisible del aire, el azul palpitante del Mediterráneo, la blancura transparente y sólida al mismo tiempo de las velas, la mole rubia y carnal de los grandes bueyes cortando la ola majestuosamente al tirar las barcas.

Este pintor y yo nos habíamos conocido de niños, perdiéndonos luego de vista. Venía de Italia y acababa de obtener sus primeros triunfos.

Convertido al realismo en el arte y abominando de la pintura aprendida en las escuelas, tenía por único maestro al mar valenciano, admirando fervorosamente su luminoso esplendor.

Trabajamos juntos, él en sus lienzos, yo en mi novela, teniendo enfrente el mismo modelo. Así se reanudó nuestra amistad, y fuimos hermanos, hasta que hace poco nos separó la muerte.

Era Joaquín Sorolla».

Prólogo posterior a la novela Flor de Mayo. 1923

Vicente Blasco Ibáñez



Sorolla pintando "Niños en la playa". 1916

http://casamuseoblascoibanez.com/

viernes, 27 de octubre de 2017

Blasco Ibáñez es "un desordenado"

«El autor de La barraca no prepara los elementos de sus libros con la meticulosidad ahincada y paciente de que los novelistas franceses hablan en sus autobiografías; su temperamento, siervo tumultuoso y ardiente de la impresión, se lo impide. Blasco Ibáñez es "un desordenado"».

Mis contemporáneos

Eduardo Zamacois


Blasco en La Malvarrosa

http://casamuseoblascoibanez.com/

jueves, 26 de octubre de 2017

Una población de casas blancas

«Retirado de los negocios después de cuarenta años de navegación con toda clase de riesgos y aventuras, el capitán Llovet era el vecino más importante del Cabañal, una población de: casas blancas de un solo piso, de calles anchas, rectas y ardientes de sol, semejante a una pequeña ciudad americana».

Lobo de mar. La condenada y otros cuentos

Vicente Blasco Ibáñez


Actual calle Arcipreste Vicente Gallart (Canyamelar)

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=370996&page=450

miércoles, 25 de octubre de 2017

El tintero queda vacío, el lápiz se rompe

«Es—dice el autor de Safo —como un flujo de calor vital que nos sube al cerebro; nos sentimos dominados, invadidos por el asunto, y empezamos a escribir febrilmente. Nada nos detiene entonces: el tintero queda vacío, el lápiz se rompe; no importa; seguimos adelante. Nos irritamos contra la noche que llega y nos cegamos en la penumbra del crepúsculo esperando la lámpara que no traen. Le disputamos el tiempo a la comida y al sueño. Si es necesario marcharse, ir al campo, emprender un viaje, no podemos resolvernos a dejar el trabajo y continuamos escribiendo de pie, sobre una maleta...»

Mis contemporáneos

Eduardo Zamacois


Blasco Ibáñez en su estudio de La Malvarrosa

http://casamuseoblascoibanez.com/

martes, 24 de octubre de 2017

En una ocasión llegué a escribir treinta horas sin descansar

«Le pregunto: 

—¿Tiene usted la concepción fácil? 

—Mucho—responde—; yo soy un impresionista y un intuitivo; por lo mismo, esa lucha terrible entre el pensamiento y la forma, de que tanto se lamentan otros autores, apenas existe para mí. Es cuestión de temperamento. Yo creo que las obras de arte se ven instantáneamente o no se ven nunca: si lo primero, el asunto se agarra con tal fuerza a mi imaginación y me absorbe y posee tan en absoluto, que, para descansar, necesito llevarlo al papel de un tirón. El alboroto nervioso que me produce la redacción de los últimos capítulos, especialmente, constituye para mí una verdadera enfermedad: se me cansan la mano y el pecho, me duelen los ojos, el estómago, y, sin embargo, no puedo dejar de escribir; el desenlace tira de mí, me esclaviza, me golpea en la nuca, me enloquece; parezco sonámbulo; me hablan y no oigo; quiero salir a dar un paseo y no me atrevo; la mesa me atrae y vuelvo al trabajo. Muchas veces he escrito diez y seis y diez y ocho horas seguidas. En una ocasión llegué a escribir treinta horas sin descansar más que el tiempo indispensable para beberme alguna taza de caldo o de café...»

Mis contemporáneos

Eduardo Zamacois


Blasco Ibáñez en su estudio del chalet de la Malvarrosa. 1902

http://elargonautavalenciano.blogspot.com.es/2015/02/ecos-de-la-guerra-la-casa-del-artista.html

lunes, 23 de octubre de 2017

Y volvió en una de esas barcas

«Seguro de que únicamente en «lo vivido» reside el estremecimiento mago, motivo de toda suprema belleza, de tal suerte que nada que previamente no haya sacudido el temperamento del artista, sea novelista, pintor o músico, puede utilizarse como límpido origen o sólido cimiento de ninguna obra de arte, aplicóse devotamente a pasar por cuanto luego había de servirle de molde a sus libros. Así, para escribir Flor de Mayo, fue a Tánger y volvió en una de esas barcas, llamadas laúdes, que se dedican al contrabando de tabaco».

Mis contemporáneos

Eduardo Zamacois



Vela latina

Todocolección

domingo, 22 de octubre de 2017

La barraca también pasó casi inadvertida

«El resultado obtenido por los primeros libros de Blasco Ibáñez fue insignificante. De Arroz y tartana, que apareció en 1894, y de Flor de Mayo, apenas vendió quinientos ejemplares; La barraca también pasó casi inadvertida, y fue preciso que años después el famoso hispanófilo G. Hérelle, que la compró casualmente en San Sebastián un día de toros, entusiasmado con su lectura la tradujese al francés, para que nuestra prensa y nuestro público reconociesen el mérito de esta novela ejemplar».

Mis contemporáneos

Eduardo Zamacois


Fotograma de la película mexicana "La barraca"

Dirigida por Roberto Gavaldón en 1944 - 1945 (según fuentes),
con guión de Libertad Blasco Ibáñez y  Paulino Masip 

http://literaturacinemusica.blogspot.com.es/

sábado, 21 de octubre de 2017

Valencia y lo valenciano. Y 09

«Mi propósito en el año próximo es dar la vuelta al mundo. Pero allí donde esté habrá un valenciano, un gran valenciano que está dispuesto a servir a su país y a hacer todo lo que pueda por su gloria futura y su gloria pasada, para que Valencia sea, si puede ser, la ciudad española del arte y tal vez de la literatura, y para que al mismo tiempo nuestro pasado resplandezca con todas las glorias que merece, como una de las grandezas más grandes de la grandeza de la nación española».

Valencia y lo valenciano

Fragmento del discurso pronunciado por Don Vicente Blasco Ibáñez en Valencia el 16 de mayo de 1921, en agradecimiento por el nombramiento de Director Honoris Causa del Centro de Cultura Valenciana


Palacio Municipal de la Exposición

Aquí quería instalar Blasco Ibáñez el Museo

http://elargonautavalenciano.blogspot.com.es/2016/02/epoca-de-carnaval-1911.html

viernes, 20 de octubre de 2017

Después doy un paseo y en seguida reanudo mi trabajo

«—Inmediatamente—continúa—me siento a escribir y produzco sin descanso hasta las cuatro de la tarde. A esa hora vuelvo a comer bien. Después doy un paseo y en seguida reanudo mi trabajo. A las once ceno. Luego me acuesto, y en la cama leo hasta las dos ó las tres de la madrugada. Como ve usted, duermo muy poco».

Mis contemporáneos

Eduardo Zamacois


Blasco Ibáñez junto a su familia en La Malvarrosa

http://www.fundacionblascoibanez.com/vicente-blasco-ibanez

jueves, 19 de octubre de 2017

A la sombra de un laúd viejo encallado en la arena

«Aunque el día era de invierno, picaba tanto el sol, que el Retor y Tonet estaban en la playa, agazapados a la sombra de un laúd viejo encallado en la arena. Tiempo les quedaba de tostarse cuando saliesen al mar».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez



A la sombra de la barca

Joaquín Sorolla

miércoles, 18 de octubre de 2017

Los hombres que comen poco me parecen seres débiles; no me gustan...

«—Antes—dice—yo trabajaba en condiciones fatales. Allá en Valencia, en la redacción de El Pueblo , diario fundado por mí, después de redactar el artículo de fondo y de ajustar el periódico y de recibir a todos los representantes de los comités republicanos que iban a visitarme, me ponía a escribir novelas. Esto no ocurría nunca hasta pasadas las dos de la madrugada. Así compuse mis primeros libros: Arroz y tartana , Flor de Mayo , La barraca ... Ahora laboro con más comodidad. En todo tiempo me levanto temprano, a las ocho, y me sirven el desayuno: ¡un verdadero almuerzo!... Porque yo, si no como mucho, no hago nada... Es más: los hombres que comen poco me parecen seres débiles; no me gustan...»

Mis contemporáneos

Eduardo Zamacois


Todocolección

martes, 17 de octubre de 2017

Fue aquella, tal vez, la única ocasión en que el futuro novelista tuvo vergüenza de su juventud

«La política también le atraía. Cierta noche habló tempestuosamente en un meeting , ante un público ardoroso y rugiente, como mar encrespado, de carpinteros, zapateros y albañiles; su palabra triunfó y centenares de manos callosas le aplaudieron vehementes. Terminado el acto, dirigióse a su casa, rodeado por un nutrido grupo de admiradores. Blasco Ibáñez caminaba mecido por el humo de su victoria, orgulloso, como si llevase ceñida a sus sienes la clásica corona de roble y laurel que las vírgenes vestales adjudicaban en los Juegos Olímpicos. Al llegar a su domicilio, dos agentes le detuvieron. 

—Dese usted preso. 

La multitud iba a protestar; los más entusiastas cerraban ya los puños, dispuestos a defender a golpes la libertad de su héroe. Pero Blasco les contuvo. ¡Nadie se mueva! Estaba encantado; se veía camino de la cárcel; sin duda, era un conspirador temible cuando la autoridad se molestaba en detenerle. No fue el miedo lo que entonces estremeció su alma, sino la ambición de gloria, la alegría, la seguridad de que empezaba a ser hombre notable y de que muy pronto, acaso al día siguiente, la Prensa hablaría de él. Ahora la prisión, como antaño los azotes maternales, le producían un bienestar sedante, indecible. Verdaderamente, su carrera de hombre político no podía empezar mejor. Con este cortejo de ilusiones, se dejó llevar al Gobierno civil, donde se encontró con su madre. ¡Oh suprema decepción! No era al revolucionario temible, sino al muchacho travieso, fugado de su casa, a quien la policía había detenido. Blasco hubo de rendirse; ¿qué hacer? Era menor de edad. Fue aquella, tal vez, la única ocasión en que el futuro novelista tuvo vergüenza de su juventud».

Mis contemporáneos

Eduardo Zamacois


Blasco a la edad de 15 años

http://elargonautavalenciano.blogspot.com.es/

lunes, 16 de octubre de 2017

Ahí tengo mi barca

«—Oye, Cupido; ahí tengo mi barca; ya sabes; la que mi padre encargó a Valencia para regalármela. Costillaje de acero; madera magnífica; más segura que un navío. Tú entiendes el río… más de una vez te he visto remar; yo no soy manco… ¿Vamos? 

—Andando—dijo el barbero con resolución. 

Buscaron una antorcha, y ayudados por varios mocetones, trajeron la barca de Rafael hasta una escalerilla de la ribera».

Entre naranjos

Vicente Blasco Ibáñez


Nazaret?. Octubre de 1957

Las Provincias. Pérez Aparisi

Subida por Ramón Sánchez Castelló‎ a VAHG

domingo, 15 de octubre de 2017

El agua subía con lentitud, amenazando a la ciudad

«— ¿Munta?… —preguntaban los que vivían en el interior. 

— Sí que munta —contestaban los ribereños. 

El agua subía con lentitud, amenazando a la ciudad que audazmente había echado raíces en medio de su curso. Pero a pesar del peligro, los vecinos no iban más allá de una alarmada curiosidad. Nadie sentía miedo ni abandonaba su casa para pasar los puentes, buscando un refugio en tierra firme. ¿Para qué? Aquella inundación sería como todas. Era inevitable de vez en cuando la cólera del río: hasta había que agradecerla, pues constituía diversión inesperada; una agradable paralización de trabajo. La confianza moruna daba tranquilidad a la gente. Lo mismo había hecho en tiempo de sus padres, de sus abuelos y tatarabuelos, y nunca se llevó la población: algunas casas la vez que más. ¿Y había de sobrevenir ahora la catástrofe?…»

Entre naranjos

Vicente Blasco Ibáñez



Riada de 1957. Cauce del Turia

http://www.ofmval.org/

sábado, 14 de octubre de 2017

Encogíanse bajo el diluvio, como protestando de aquel cambio brusco en el país del sol

«Las primeras lluvias del invierno caían con insistencia sobre la comarca. El cielo gris, cargado de nubes, parecía tocar la copa de los árboles. La tierra rojiza de los campos obscurecíase bajo el continuo chaparrón; los caminos hondos y tortuosos, entre las tapias y setos de los huertos, convertíanse en barrancos; paralizábase la vida laboriosa del cultivo y los pobres naranjos, tristes y llorosos, encogíanse bajo el diluvio, como protestando de aquel cambio brusco en el país del sol».

Entre naranjos

Vicente Blasco Ibáñez


Riada de 1957. Puente de Campanar, enlaza la avenida de Pérez Galdós 
con la avenida del Maestro Rodrigo

Colección de Andrés Giménez

http://valenciadesaparecida.blogspot.com.es/2012/10/

viernes, 13 de octubre de 2017

Arrastrando la red del bou

«El cielo estaba gris; la mar era de un morado tan intenso, que en la lustrosa curva formada entre dos olas, tomaba el color del ébano. Ráfagas largas y frías agitaban las velas, causando ruidosos estremecimientos. 

La Flor de Mayo y la otra barca de la pareja avanzaban con las velas desplegadas, arrastrando la red del bou, que cada vez se hacía más pesada y tirante. 

El Retor iba en su sitio de popa, empuñando la caña del timón. Apenas si miraba el mar: el instinto era quien movía su mano para enderezar la marcha de la barca».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Playa de Levante

Pinterest

jueves, 12 de octubre de 2017

Valencia y lo valenciano. 09

«La grandeza de España, como la grandeza de todos los países, se compone de la grandeza de los pueblos que constituyen esa nación. De ahí, señores, que yo haya sido siempre regionalista y hasta en política yo he sido federal, sin que esto haya supuesto el menor inconveniente ni la menos disminución de mi sentimiento español».

Valencia y lo valenciano

Fragmento del discurso pronunciado por Don Vicente Blasco Ibáñez en Valencia el 16 de mayo de 1921, en agradecimiento por el nombramiento de Director Honoris Causa del Centro de Cultura Valenciana


Cabalgata en homenaje a Blasco Ibáñez. 1921

Pascual y Genís

http://valenciablancoynegro.blogspot.com.es/2016/05/cabalgata-en-homenaje-blasco.html

miércoles, 11 de octubre de 2017

Criábase como una bestiezuela bravía

«La pequeña Roseta, la chicuela caída en la barca por obra y gracia del pillo carabinero, apenas si merecía la atención de su madre. Criábase como una bestiezuela bravía. Por la noche Tona había de ir en su busca para encerrarla en la barca, después de darla una terrible zurra, y durante el día presentábase cuando la aguijoneaba el hambre. 

¡Todo sea por Dios! La tal chiquilla era una nueva cruz que había de arrastrar la pobre Tona».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Playa de Levante

Todocolección

martes, 10 de octubre de 2017

No podía ahogarse nunca

«Aparte de esto, sabía muchas cosas no menos útiles; por ejemplo, que el que salía a pescar el día de las Almas, corría el peligro de sacar algún muerto envuelto en las redes, y el que ayudaba todos los años el día de la fiesta a llevar en hombros la Santa Cruz del Grao, no podía ahogarse nunca».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Fiestas del Cristo del Grao. 1913

Las Provincias

lunes, 9 de octubre de 2017

Valencia y lo valenciano. 08

«Si Valencia, si el Ayuntamiento nos da el Palacio Municipal, que nos lo dará, y todos trabajamos llenos de entusiasmo, sobre todo la juventud, todas estas asociaciones y, sobre todo, el Centro de Cultura Valenciana que tomase esto bajo su dirección, podemos hacer una obra magnífica. 

Y esto sería más hermoso que cuanto pudiéramos escribir sobre el pasado de Valencia. Porque lo que se escribe sobre el pasado de Valencia tiene un valor enorme para la gente intelectual; pero este Museo nuestro tendría la fuerza que tiene toda representación plástica, porque interesaría no solamente a personas ilustradas, sino a todos los ignorantes. 

La gente sencilla consideraría el Museo de Valencia como una especie de Partenón porque guardaba todas las glorias de nuestra raza, todo nuestro pasado y todo nuestro presente artístico».

Valencia y lo valenciano

Fragmento del discurso pronunciado por Don Vicente Blasco Ibáñez en Valencia el 16 de mayo de 1921, en agradecimiento por el nombramiento de Director Honoris Causa del Centro de Cultura Valenciana



Plaza de Alfonso el Magnánimo. 1928

Cortesía de Jose Navarro Escrich

domingo, 8 de octubre de 2017

Valencia y lo valenciano. 07

«Vosotros sabéis que, como restos de la Exposición, queda el Palacio Municipal, ese palacio Municipal donde no pasa nada, donde no hay sillas; ese último resto de la Exposición sirve, cuando viene alguien como yo, para celebrar una fiesta. (El laboratorio puede colocarse en cualquier otro sitio). 

Allí se puede hacer el Museo Valenciano. Un Museo de Valencia junto a la Alameda, rodeado de  jardines, donde el mismo Baedeker que traen los viajeros dijera: "vayan a ver el Museo de Valencia, que es muy interesante". Y los viajeros que de Barcelona pasan a Zaragoza y Madrid y nos dejan a Valencia fuera, que supieran que había un museo interesante valenciano, en el que habían tomado parte artistas como Sorolla, Benlliure, y otros escritores como yo; vendrían por curiosidad a ver lo que ha hecho este núcleo de valencianos aquí para perpetuar la vida, y vendrían de la misma España a ver el museo valenciano porque resultaría muy interesante».

Valencia y lo valenciano

Fragmento del discurso pronunciado por Don Vicente Blasco Ibáñez en Valencia el 16 de mayo de 1921, en agradecimiento por el nombramiento de Director Honoris Causa del Centro de Cultura Valenciana



Palacio Municipal de la Exposición Regional

Archivo de Rafael Solaz

http://valenciablancoynegro.blogspot.com.es/2013/10/el-palacio-de-la-exposicion.html

sábado, 7 de octubre de 2017

Valencia y lo valenciano. 06

«Y yo pienso: nosotros, que somos un pueblo de artistas, ¿Qué museo no podríamos hacer en Valencia, un museo que perpetuase la vida valenciana? Esto hace falta aquí como no podéis daros idea. 

Sabéis que mis novelas, por un azar de la fortuna tal vez, están hoy traducidas a casi todos los idiomas de los pueblos civilizados. Y he recibido numerosas cartas de señoras francesas y de señoras norteamericanas que han pasado por aquí, y me decían: "Yo he leído sus novelas entusiasmada. Estuve en Valencia y no vi nada, ni flores encontré". 

Y esto es verdad. Hay que decirlo entre nosotros que somos valencianos. La vida valenciana no pudo verla por ninguna parte. Afortunadamente para la ciudad, hay calles nuevas, ideales... Pero lo antiguo, ¿Dónde lo van a encontrar? ¿Dónde van a ver nuestras costumbres tradicionales? No las hay. Y yo miraba lo de Provenza. Ciudad muy interesante por su poesía, es una Valencia pobre. No se puede comparar con la nuestra ni remotamente. Viene a ser una Valencia de la montaña, con trajes apagados; un país pobre, un país de olivos, que es lo único que allí se cultiva. 

Imaginaos qué Museo podremos hacer tan grande aquí en este país, feliz durante siglos, donde las labradoras se han vestido de brocado de seda, donde la loza nuestra tiene todo el nacarado del mar, de ese mar Mediterráneo, y tiene el oro, el azul y el blanco de las puestas de sol y la aurora de nuestro cielo. 

Sí; este es el pueblo más artístico y más hermoso de la antigua Grecia, que tal vez no ha existido y que son los poetas quienes nos lo pintan».

Valencia y lo valenciano

Fragmento del discurso pronunciado por Don Vicente Blasco Ibáñez en Valencia el 16 de mayo de 1921, en agradecimiento por el nombramiento de Director Honoris Causa del Centro de Cultura Valenciana


El tema del proyectado Museo de Folklore de Valencia idea que expuso con anterioridad el novelista Blasco Ibañez fue tambien utilizado por el artista Luis Debon para la falla de la plaza de la Merced en 1933

Cortesía de José Navarro Escrich




 Museu d'Etnografia i Folklore de València

Nuevo Mundo. 12 de agosto de 1932

https://fullesgroguesvoramar.blogspot.com.es/2017/05/una-iniciativa-de-blasco-ibanez-el.html

viernes, 6 de octubre de 2017

Valencia y lo valenciano. 05

«Como os decía, yo soy muy valenciano, y he vivido en una Valencia que guardaba todavía algo tradicional que ya no existe. Y me causa dolor el ver que Valencia, aquella Valencia típica, aquella Valencia que existe en los sainetes de Escalante, que existe en las poesías de Llorente y en las de tantos escritores que ha tenido la literatura valenciana, aquella Valencia que aún se respeta en algún cuadro de nuestros antiguos  pintores, todo esto va desapareciendo. 

Yo no maldigo esto. Yo sé que todos los pueblos necesitan renovarse para no desaparecer. 

Yo sé que el progreso, en todos los países, uno de los inconvenientes que tiene, pero inevitable, es que va borrando el pasado; y de una manera brutal, mecánica, sin fijarse en lo que es bueno ni en lo que es malo, lo va borrando, y de ahí que el esfuerzo del hombre racional es ir modificando, es ir canalizando esa fuerza, algo que borra sin fijarse en lo que borra, para hacer que aparte de esa borradura vayan quedando aquellas cosas que merezcan respetarse. 

Yo me he quedado asombrado al ver lo poco que va quedando de la ciudad antigua».

Valencia y lo valenciano

Fragmento del discurso pronunciado por Don Vicente Blasco Ibáñez en Valencia el 16 de mayo de 1921, en agradecimiento por el nombramiento de Director Honoris Causa del Centro de Cultura Valenciana


Derribo de la Ciudadela. 1901

VAHG

jueves, 5 de octubre de 2017

Valencia y lo valenciano. 04

«Ya sabéis que soy muy valenciano. Yo soy todo lo que se puede ser de valenciano. Yo he sido bautizado ahí enfrente, en la "parroquia de los pillos", en la de San Juan. Yo he nacido en el corazón de Valencia. Ya he jugado en todas estas calles del Mercado. 

Esta mañana me acordaba yo, al inaugurar una escuela pública en el Cabañal, y mientras cantaban los niños de las escuelas del Ayuntamiento, y cuando les oía cantar me decía: "Yo también he sido chiquet de los que cantaban en la escuela. Yo he pertenecido a las escuelas municipales y hasta una vez he cantado el mes de María en la iglesia de San Bartolomé"». 

Valencia y lo valenciano

Fragmento del discurso pronunciado por Don Vicente Blasco Ibáñez en Valencia el 16 de mayo de 1921, en agradecimiento por el nombramiento de Director Honoris Causa del Centro de Cultura Valenciana


Colegiata de San Bartolomé en la Plaza de Manises. Años 30

http://valenciablancoynegro.blogspot.com.es/2012/09/

miércoles, 4 de octubre de 2017

Valencia y lo valenciano. 03

«Como os digo, pues, todo lo que se refiere a Valencia es mío, y lo agradezco mucho más que todos los mayores honores que pueda conquistar en lo futuro en diversos países. Y tanto es así, que yo debo decir del inmenso agradecimiento que tengo a este centro de Cultura Valenciana y de las impresiones que he experimentado no hace más que un mes, cuando recibía, con el nombramiento de este Centro, unas  publicaciones que había hecho el mismo, y de las cuales son autores algunos de los que me escuchan. 

Yo, recientemente, he hablado en Madrid de tres novelas que voy a hacer; novelas que se refieren primeramente a la vida mediterránea y que en cierto modo son novelas valencianas o novelas aragonesas, novelas de evocación de lo que fuimos nosotros cuando se iniciaba el Renacimiento para toda Europa, lo que serán después los que evocaron la gran epopeya de la conquista de América y su colonización».

Valencia y lo valenciano

Fragmento del discurso pronunciado por Don Vicente Blasco Ibáñez en Valencia el 16 de mayo de 1921, en agradecimiento por el nombramiento de Director Honoris Causa del Centro de Cultura Valenciana


Réplica de la nao​​ o carabela​ (según fuentes) Santa María construida
por los astilleros Lacomba en la playa del Cabañal. 1951

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martes, 3 de octubre de 2017

Valencia y lo valenciano. 02

«Y puedo deciros que la novela valenciana es la que he hecho con más entusiasmo, porque al mismo tiempo que hacía vivir al artista, había en torno a mí algo, un ambiente de familia, algo sincero e íntimo que debo confesar no he encontrado cuando hacía otras novelas, otras novelas que he hecho con más maestría, con lo que llaman los franceses métier, conociendo mejor mi oficio, no con la inexperiencia de cuando joven, pero que no tendrán la frescura, esa virginidad que tendrá la novela valenciana que escribí con grandísimo entusiasmo».

Valencia y lo valenciano

Fragmento del discurso pronunciado por Don Vicente Blasco Ibáñez en Valencia el 16 de mayo de 1921, en agradecimiento por el nombramiento de Director Honoris Causa del Centro de Cultura Valenciana




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lunes, 2 de octubre de 2017

Valencia y lo valenciano. 01

«Yo, señores, os diré una cosa. Yo no he escrito más noveles valencianas y he salido de Valencia y he escrito novelas españolas, y después novelas que pudiéramos llamar internacionales; yo no he escrito más novelas valencianas porque he considerado que estaba el tema agotado. Había hecho la novela de la burguesía de Valencia: Arroz y tartana; yo había pintado la playa y los marineros y los pescadores en Flor de Mayo; había hecho La barraca, que es la gente de la huerta; había hecho Cañas y barro, que es la novela de la Albufera; traté de la Valencia histórica, que es la defensa de Sagunto; y después de esto me eché a escribir novelas de otros países, porque no encontré más temas para novela. Tal vez los encuentren las gentes que vendrán después. Yo no encontré más.».

Valencia y lo valenciano

Fragmento del discurso pronunciado por Don Vicente Blasco Ibáñez en Valencia el 16 de mayo de 1921, en agradecimiento por el nombramiento de Director Honoris Causa del Centro de Cultura Valenciana


Barca en La Albufera

Antonio Esplugas. Arxiu Nacional de Catalunya

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=1694463&page=166

domingo, 1 de octubre de 2017

¡Es Tonet el del bigot!¡Te el ú! ¡te el ú…!

«En la plaza, la multitud aguardaba con tanto silencio como arriba. Era costumbre que los primeros agraciados bajasen inmediatamente a comunicar su buena suerte, tirando el sombrero en alto como signo de alegría. Por esto, apenas vieron a Tonet bajar casi rodando la escalerilla, una aclamación inmensa le saludó. 

— ¡Es el Cubano…! ¡Es Tonet el del bigot!¡Te el ú! ¡te el ú…! 

Las mujeres se abalanzaban a él con la vehemencia de la emoción, abrazándolo, llorando, como si las pudiera tocar algo de su buena suerte, y recordando a su madre. ¡Cómo se alegraría la pobre si viese aquello! Y Tonet, revuelto entre las faldas, enardecido por la cariñosa ovación, abrazó instintivamente a Neleta, que sonreía, brillándole de contento los verdes ojos.».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez


Imagen de la serie de RTVE "Cañas y barro". 1978

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