miércoles, 29 de septiembre de 2021

Volvían las parejas del bou rápidamente

«Aquel año protegía Dios a los pobres.

Así lo decían las pobres mujeres del Cabañal, agrupándose por la tarde en la playa, dos días después de la salida de las barcas.

Volvían las parejas del bou rápidamente, viento en popa, y la rígida línea del horizonte aparecía dentellada por las innumerables aletas que se aproximaban a pares como palomas unidas por una cinta a flor de agua».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez




Regreso de la pesca. 1900

Martín Vidal Romero

lunes, 27 de septiembre de 2021

Prefería corretear por la Dehesa con los chicuelos de la vecindad

«Pero al año de esta ruda educación, el tío Paloma notó una gran flojedad en su discípulo. Le gustaba disparar tiros y sentía placer por la pesca. Lo que no parecía complacerle tanto era levantarse antes del amanecer, pasar todo el día con los brazos estirados moviendo la percha y tirar de la cuerda del remolque como un caballo.

El barquero vio claro: lo que su nieto odiaba, con una repulsión instintiva que ponía de pie su voluntad, era el trabajo. En vano el tío Paloma le hablaba de la gran pesca que harían al día siguiente en el Recatí, el Rincón de la olla o cualquier otro punto de la Albufera. Apenas el barquero se descuidaba, su nieto había desaparecido. Prefería corretear por la Dehesa con los chicuelos de la vecindad, tenderse al pie de un pino y pasar las horas oyendo el canto de los gorriones en las redondas copas, o contemplando el aleteo de las mariposas blancas y los abejorros bronceados sobre las flores silvestres».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez


La Dehesa

Todocolección

sábado, 25 de septiembre de 2021

¡Ya salían, ya salían!... Izábanse las velas

«¡Ya salían, ya salían!... Izábanse las velas, que en la lobreguez transparentaban las luces del puerto, como piezas extendidas de crespón o sutiles alas de grandes mariposas negras».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Las tres velas. 1903

Joaquín Sorolla y Bastida

Óleo. 96.52 x: 137.8

Colección privada

jueves, 23 de septiembre de 2021

Después vino el amaestrarse en la caza

«Después vino el amaestrarse en la caza. La escopeta del abuelo, un verdadero arcabuz, que por su estampido se distinguía de todas las armas de la Albufera, llegó a manejarla él con relativa facilidad. El tío Paloma cargaba fuerte, y los primeros tiros hicieron tambalearse al muchacho, faltando poco para que cayese de espaldas en el fondo de la barca. Poco a poco fue dominando a la vieja bestia y lograba abatir las fúlicas, con gran contento del abuelo.

Así se debía educar a los muchachos. Por su gusto, Tonet no comería otra cosa que lo que matase con la escopeta o pescase con sus manos». 

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez


La Albufera. Caza de volátiles en el Lago

https://www.delcampe.net/es/coleccionismo/



martes, 21 de septiembre de 2021

Todo el pueblo acudía a la salida del bou para insultar a los que se iban

«Cerraba la noche; ya estaba toda la gente en las barcas: más de mil hombres. Sólo faltaba para partir que los señores de las oficinas acabasen de despachar los papeles; y la multitud que ocupaba los muelles se impacientaba como ante un espectáculo que se retarda.

Había en el acto de la partida una costumbre que cumplir. Desde tiempo inmemorial, todo el pueblo acudía a la salida del bou para insultar a los que se iban. Chistes atroces, sangrientas bromas cruzábanse entre las barcas y las escolleras cuando aquéllas salían del puerto; todo a la buena de Dios, sin mala intención, porque así lo marcaba la costumbre y porque tenía gracia decirles algo a los... lanudos que se iban tranquilos a pescar dejando solas a sus mujeres».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Salida del bou

Gerardo Paadín

https://www.mapa.gob.es/en/ministerio/archivos-bibliotecas-mediateca/mediateca/galeria-paadin.aspx#prettyPhoto[pp_gal]/0/


domingo, 19 de septiembre de 2021

Aprendió a manejar la percha, pasaba como una exhalación por los canales

«El muchacho siguió con gusto al abuelo en sus expediciones por tierra y agua. Aprendió a manejar la percha, pasaba como una exhalación por los canales sobre uno de los barquitos pequeños del tío Paloma, y cuando llegaban cazadores de Valencia se agazapaba en la proa de la barca o ayudaba a su abuelo a manejar la vela, saltando al ribazo en los pasos difíciles para agarrar la cuerda, remolcando la embarcación». 

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez




La Albufera

Todocolección

viernes, 17 de septiembre de 2021

La aglomeración de barcas tragábase hombres y más hombres

«Continuaba el embarque. La aglomeración de barcas tragábase hombres y más hombres; las mujeres hablaban con animación del tiempo de la pesca, que esperaban fuese buena; de la temporada que se preparaba, en la cual podría haber pan abundante en sus casas; y los grumetes corrían desolados por el muelle, descalzos y apestando a brea, para hacer los últimos encargos de sus patrones, embarcar la galleta y cargar el tonelillo del vino».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Barcas de pesca en el Puerto de Valencia. 1907

Joaquín Sorolla y Bastida

Óleo. 81 x 101

Museo Sorolla


miércoles, 15 de septiembre de 2021

Ya no iba a la escuela del pueblo, casucha húmeda pagada por el Ayuntamiento de la ciudad

«Tonet ya no iba a la escuela del pueblo, casucha húmeda pagada por el Ayuntamiento de la ciudad, donde niños y niñas, en maloliente revoltijo, pasaban el día gangueando las tablas del abecedario o entonando oraciones».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Inauguración de unas escuelas


La Semana Gráfica. 14 de mayo de 1927

lunes, 13 de septiembre de 2021

Por las pendientes tablas que unían las barcas con el muelle, pasaban pies descalzos

«Y por las pendientes tablas que unían las barcas con el muelle, pasaban pies descalzos, calzones amarillos, caras tostadas, todo el mísero rebaño que nace y muere en la playa sin conocer más mundo que la extensión azul; gente embrutecida por el peligro, sentenciada a muerte, para que tierra adentro otros seres, sentados ante el adamascado mantel, puedan contemplar como joyeles de coral los rojos langostinos o se conmuevan con estremecimientos de gula ante la enorme merluza nadando en apetitosa salsa. El hambre iba a lanzarse en el peligro para satisfacer a la opulencia».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Puerto de Valencia. 1897


Joaquín Sorolla y Bastida

Óleo. 151.13 x 89

Cincinnati Art Museum. Cincinnati. Ohio

sábado, 11 de septiembre de 2021

Se sentaba ella con su madre a coser velas

«Sus únicas horas de placer eran las de la tarde, cuando, en calma todo el pueblo y los hombres en la laguna o en los campos, se sentaba ella con su madre a coser velas o tejer redes a la puerta de la barraca. Las dos hablaban con las vecinas, en el gran silencio de la calle solitaria e irregular, cubierta de hierba, por entre la cual correteaban las gallinas y cloqueaban los ánades extendiendo al sol sus dos mangas de húmeda blancura».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez


Cosiendo la vela. 1896

Joaquín Sorolla y Bastida

Óleo. 93 x 130

Galleria Internazionale d’Arte Moderna Ca’Pesaro (Venecia)

jueves, 9 de septiembre de 2021

Todo el pueblo acudía al puerto

«Todo el pueblo acudía al puerto; las mujeres y los niños corrían por los muelles buscando en la confusión de mástiles, cuerdas y cascos incrustados unos en otros, la barca donde iban los suyos. Era la emigración anual a los desiertos del mar; la caída en perpetuo peligro para sacar el pan de las misteriosas profundidades, que unas veces se dejan extraer mansamente sus riquezas y otras se alborotan amenazando de muerte a los audaces argonautas».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Puerto de Valencia

?

martes, 7 de septiembre de 2021

La llamaron la Borda

«Tono ansiaba cumplir los deseos de su mujer. No le disgustaba una niña en la casa; serviría de ayuda a la enferma. Y los dos hicieron un viaje a la ciudad, trayendo de allá una niña de seis años, una bestezuela tímida, arisca y fea, que sacaron de la casa de expósitos. Se llamaba Visanteta, pero todos, para que no olvidase su origen, con esa crueldad inconsciente de la incultura popular, la llamaron la Borda».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Lavando en La Albufera. Circa 1925

http://vicenticoaa.blogspot.com.es/2013/06/valencia-albufera.html

domingo, 5 de septiembre de 2021

A media tarde comenzaron los preparativos para la salida del bou

«A media tarde comenzaron los preparativos para la salida del bou.

Más de un centenar de barcas formadas en doble fila frente a los muelles, inclinaban los mástiles como un escuadrón de lanzas que saluda, moviendo sus cascos con incesante y gracioso contoneo. Las pequeñas embarcaciones, con su rudo perfil de galera antigua, recordaban las numerosas armadas de Aragón, las flotas de barquichuelos con las que Roger de Lauria era el terror de Sicilia. Y los Pescadores presentábanse en grupos con el hatillo a la espalda y el aire resuelto, como las bandas de almogávares llegaron a la playa de Salou para ir en embarcaciones iguales o peores a la conquista de Mallorca. Tenía aquel embarque en masa y en tan rudos barcos un sabor tradicional, algo que forzosamente hacía recordar la marina de la Edad Media, los bajeles de Aragón, cuya vela triangular lo mismo espantaba al moro de Andalucía que se destacaba sobre el clásico y risueño cielo de la Grecia».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



La pesca del bou en Valencia

https://foro.todoavante.es/

viernes, 3 de septiembre de 2021

Y la pobre mujer pasaba el día sola en la barraca

«En la vida de la familia hubo un acontecimiento. Tonet crecía y su madre estaba triste. El muchacho iba al lago con su abuelo; después, cuando fuese mayor, acompañaría a su padre a los campos; y la pobre mujer pasaba el día sola en la barraca». 

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Barraca en la huerta de Valencia

https://www.facebook.com/arquitecturarural.valenciana/

miércoles, 1 de septiembre de 2021

¡Demonio de chico!

«No iría a jugar más a la playa; que se guardase la abuela sus meriendas; él era hombre y quería ir al mar como segundo gato de la Flor de Mayo.

Sus padres se reían con las insolencias del muchacho. ¡Demonio de chico! El Retor se lo hubiera comido a besos.

La abuela lloraba como si le viera ya próximo á la muerte. Pero el padre se indignó. ¿Quería callar? Cualquiera creería que mataban al chico. ¿Qué tenía aquello de extraordinario? Pascualet iba al mar como habían ido su padre y todos sus abuelos. ¿Deseaba la agüela que fuese un vago?»

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Playa de Pinedo

Todocolección