martes, 30 de noviembre de 2021

La Navidad según Blasco Ibáñez. 02

«¡Gran Dios...! ¡cuánta gente! Valencia entera estaba allí. Todos los años ocurría lo mismo en el día de Nochebuena. Aquel mercado extraordinario, que se prolongaba hasta bien entrada la noche, resultaba una festividad ruidosa, la explosión de alegría y bullicio de un pueblo que entre montones de alimentos y aspirando el tufillo de las mil cosas que satisfacen la voracidad humana, regocijábase al pensar en los atracones del día siguiente. En aquella plaza larga, ligeramente arqueada y estrecha en sus extremos, como un intestino hinchado, amontonábanse las nubes de alimentos que habían de desparramarse como nutritiva lluvia sobre las mesas, satisfaciendo la gigantesca gula de la Navidad, fiesta gastronómica, que es como el estómago del año».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez



Plaza del Mercado

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domingo, 28 de noviembre de 2021

La Navidad según Blasco Ibáñez. 01

«A las tres de la tarde entró doña Manuela en la plaza del Mercado, envuelto el airoso busto en un abrigo cuyos faldones casi llegaban al borde de la falda, cuidadosamente enguantada, con el limosnero al puño y velado el rostro por la tenue blonda de la mantilla.

Tras ella, formando una pareja silenciosa, marchaban el cochero y la criada: un mocetón de rostro carrilludo y afeitado que respiraba brutal jocosidad, luciendo con tanta satisfacción como embarazo los pesados borceguíes, el terno azul con vivos rojos y botones dorados y la gorra de hule de ancho plato, y a su lado una muchacha morena y guapota, con peinado de rodete y agujas de perlas, completando este tocado de la huerta su traje mixto, en el que se mezclaban los adornos de la ciudad con los del campo.

El cochero, con una enorme cesta en la mano y una espuerta no menor a la espalda, tenía la expresión resignada y pacienzuda de la bestia que presiente la carga. La muchacha también llevaba una cesta de blanco mimbre, cuyas tapas movíanse al compás de la marcha, haciendo que el interior sonase a hueco; pero no se preocupaba de ella, atenta únicamente a mirar con ceño a los transeúntes demasiado curiosos o a pasear ojeadas hurañas de la señora al cochero o viceversa. Cuando, doblando la esquina, entraron los tres en la plaza del Mercado, doña Manuela se detuvo como desorientada».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez



Plaza del Mercado. 1897

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viernes, 26 de noviembre de 2021

Sólo servía ya para sacristán del Cabañal

«¡Rediel! Aquello era una barbaridad. ¿Dónde tenía los ojos el Retor? ¿No veía acercarse el temporal?

Mutis, agüelo. Aquello, cuando más, reventaría en agua; y al que está acostumbrado al mar, le importa poco un chubasco más o menos.

Pero el viejo seguía protestando. Reventaría en agua o en viento, y si ocurría esto ya podían rezar el último padrenuestro los pescadores a quienes pillase.

El patrón protestó con una rudeza extraña en él, que trataba siempre con respeto al viejo... ¡Tío Batiste, a casa! Sólo servía ya para sacristán del Cabañal. Él no quería carroñas ni cobardes en su barca».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles

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miércoles, 24 de noviembre de 2021

Peñíscola, la ciudad del Papa del Mar

 Peñíscola, la ciudad del Papa del Mar









Estampa. 19 de septiembre de 1931

http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0003435812&page=33&search=&lang=es


lunes, 22 de noviembre de 2021

Buscando los mornells cargados de pesca

«El viejo Sangonera tenía ahora una industria: cuando no estaba borracho se dedicaba a cazar las nutrias del lago, que, perseguidas encarnizadamente a través de los siglos, no llegaban a una docena.

Una tarde que digería su vino en un ribazo, vio ciertos remolinos y hervir el agua en grandes burbujas. Alguien buceaba en el fondo, entre las redes que cerraban el canal, . Metido en el agua, con una percha que le prestaron, persiguió a palos a un animal negruzco que corría por el fondo, hasta que consiguió matarlo, apoderándose de él.

Era la famosa llúdria, de la que se hablaba en el Palmar como de un animal fantástico; la nutria, que en otros tiempos pululaba en tal cantidad en el lago, que imposibilitaba la pesca, rompiendo las redes».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



La Albufera

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sábado, 20 de noviembre de 2021

¡A la mar!... Ya llegaban los bueyes del arrastre

«Pero Pascual protestó. ¿Quedarse? Eso que lo hiciera quien quisiera. Él a la mar iba. Aun no se habían conocido temporales bastante fuertes para darle miedo. El Retor decía esto con resolución, como si le ofendieran aquellos propósitos de quedarse. El que no tuviera... agallas que no saliera. Allí quería él ver hombres.

Y volvió la espalda sin atender razones. Quería huir de tierra, alejarse de aquellos que le conocían y sabiendo su desgracia podían burlarse. ¡A la mar!... Ya llegaban los bueyes del arrastre. A ver: ¡los de la Flor de Mayo! ¡Todo el mundo a tierra! A poner los parados para echar la barca al agua.

Y la gente de a bordo, influida por la costumbre, obedeció al patrón. El tío Batiste fue el único en protestar con toda su autoridad de lobo marino».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Bouero

Cortesía de José Navarro Escrich

jueves, 18 de noviembre de 2021

Batiste tenía que labrar una parte del terreno que aún conservaba inculto

«La tarde transcurrió sin ningún accidente. Batiste tenía que labrar una parte del terreno que aún conservaba inculto, preparando la cosecha de hortalizas, y él y su hijo engancharon el caballo, enorgulleciéndose al ver la mansedumbre con que obedecía y la fuerza con que tiraba del arado».

La barraca

Vicente Blasco Ibáñez



Barracas en la huerta valenciana

Cortesía de José Navarro Escrich

martes, 16 de noviembre de 2021

El resto del año pescaba en el lago, unas veces con su padre y otras con el abuelo

«El tío Tono, antes bondadoso, era ahora exigente, como el tío Paloma, al ver crecido a su hijo, y Tonet, como bestia resignada, iba arrastrado al trabajo. Su padre, aquel héroe tenaz de la tierra, era inquebrantable en sus resoluciones. Cuando llegaba la época de plantar el arroz o de la recolección, el muchacho pasaba el día en las tierras del Saler. El resto del año pescaba en el lago, unas veces con su padre y otras con el abuelo, que le admitía de camarada en su barca, pero jurando a cada momento contra la perra suerte que hacía nacer tales vagos en su familia».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Pescadores de anguilas en La Albufera

http://vicenticoaa.blogspot.com/2014/08/valencia-albufera.html


domingo, 14 de noviembre de 2021

El tiempo se ensuciaba; había que quedarse

«Los patrones de las barcas celebraban consejo: se agrupaban sin quitar la vista del horizonte.

El tiempo presentábase amenazador, resultaba temerario el salir. Era lástima, porque el pescado se presentaba tan abundante, que podía cogerse con las manos; pero la piel de un hombre vale más que el negocio.

Todos eran de la misma opinión. El tiempo se ensuciaba; había que quedarse».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Mar de tormenta. Valencia. 1899

Joaquín Sorolla y Bastida

Óleo. 43 x 64

Museo Sorolla

viernes, 12 de noviembre de 2021

La Dehesa estaba florida y perfumada como un jardín

«Los tres emprendieron el viaje. La Dehesa estaba florida y perfumada como un jardín. Los matorrales, bajo la caricia de un sol que parecía de verano, se cubrían de flores, y por encima de ellos brillaban los insectos como botones de oro, aleteando con sordo zumbido. Los pinos retorcidos y seculares se movían con majestuoso rumor, y bajo las bóvedas que formaban sus copas extendíase una dulce penumbra semejante a la de las naves de una catedral inmensa. De vez en cuando, al través de dos troncos se filtraba un rayo de sol como si entrase por un ventanal».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Camping "El Saler". Años 60

https://www.delcampe.net/es/coleccionismo/

miércoles, 10 de noviembre de 2021

Y sus dos filas rectas de mezquinas barracas

«Entró casi corriendo en una calle de míseros pescadores que desembocaba en la playa, con sus olivos enanos, orlando las aceras ribazos de tierra apisonada, y sus dos filas rectas de mezquinas barracas con cercas de tablas viejas».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Barracas en el Cabañal

Alrededor del mundo. 27 de julio de 1913

http://barracavalenciana.blogspot.com/

lunes, 8 de noviembre de 2021

El pillete paseaba las calles inmediatas a la Pescadería pregonando sus pájaros

«El nieto del tío Paloma le ayudaba en esta tarea. Iban a medias en el negocio, según declaraba gravemente Tonet, y los dos muchachos pasaban las horas en acecho en las riberas del lago, tirando de la cuerdecita y aprisionando en la red a los incautos pájaros. Cuando tenían buena provisión, Sangonera, viajero audaz, emprendía el camino de Valencia llevando a la espalda la bolsa de red, dentro de la cual los fumarells agitaban sus alas obscuras Y mostraban desesperados las panzas blancas. El pillete paseaba las calles inmediatas a la Pescadería pregonando sus pájaros, y los chicos de la ciudad corrían a comprarle los fumarells para hacerlos volar en las encrucijadas con un bramante atado a las patas».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



El mercado de los pájaros en la vieja Plaza Redonda

Crónica. 12 de enero de 1930


http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0003259692&page=17&search=&lang=es

https://fullesgroguesvoramar.blogspot.com/2019/08/el-mercado-de-los-pajaros-en-la-vieja.html


sábado, 6 de noviembre de 2021

Infelices rateros de la playa, casi desnudos, con aspecto de tribu salvaje

«En la proa erguía su hijo Pascualet la desmedrada e inmóvil figurilla, como si fuese el mascarón de la barca, hecho un lobo de mar, descalzo y sucio, con la camisa fuera del calzón, los faldones revoloteando al viento y al descubierto su panza rojiza como la de una estatuílla de barro cocido. Y frente a la barca lo admiraban un buen golpe de infelices rateros de la playa, casi desnudos, con aspecto de tribu salvaje, rojos, con la pátina que da a los cuerpos el aire del mar y los miembros enjutos, delatando la pobreza nutritiva de la salazón. ¡Pero qué suerte tenía el Retor! Traía la barca atestada de langostinos, que a dos pesetas libra... ¡tira! ¡tira! Y los miserables abrían la boca y entornaban los ojos como si viesen un deslumbrante oleaje de pesetas».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Niños en el mar. Playa de Valencia. 1908

Joaquín Sorolla y Bastida

Óleo. 81 x 106

Museo Sorolla


jueves, 4 de noviembre de 2021

Gentes de Valencia que habían venido al lago para comer un all y pebre

«Eran cazadores que guisaban su paella, gentes de Valencia que habían venido al lago para comer un all y pebre; y cuando los forasteros, sentados ante la mesita de la taberna, tenían que defenderse a patadas, entre cucharada y cucharada, de los empujones de los perros famélicos, veíanse ayudados por el haraposo muchachuelo, que, en fuerza de sonrisas y de espantar los feroces canes, acababa por hacerse dueño de los restos de la sartén».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



"Tasca Típica Rogelio. Cuna del All i Pebre". El Palmar


Todocolección


martes, 2 de noviembre de 2021

Y los buenos burgueses que venían de Valencia para admirar el pescado fresco

«Rodaban empujados por el pie del comprador los repletos capazos, contemplados con codicia por los pillos de la playa. Pieza que caía, evaporábase como tragada por la arena; y los buenos burgueses que venían de Valencia para admirar el pescado fresco, sentíanse empujados, pisoteados por la multitud arremolinada que, como inquieta tromba, mudaba de sitio a la llegada de una nueva barca».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



La pesca del bou en Valencia

Mundo Gráfico. 12 de septiembre de 1917

https://fullesgroguesvoramar.blogspot.com/2017/08/la-pesca-del-bou-en-valencia.html