viernes, 31 de mayo de 2019

Lo encuentro pesado—exclama—; hay en él demasiada doctrina

«Con loable sinceridad Blasco Ibáñez me declara que La catedral, a pesar de ser el más traducido de sus libros, es el que menos le gusta. 

—Lo encuentro pesado—exclama—; hay en él demasiada doctrina... 

Tal vez; su opinión es para mí preciosa, pues creo que, digan lo que quieran los críticos, nadie puede hablar con más autoridad de una obra de arte que su propio autor. De todos modos, La catedral es un libro que en nuestra vieja España, atrasada y empobrecida bajo el yugo execrable de las asociaciones monásticas, los defensores de la libertad debían hacer circular de mano en mano á modo de breviario meritísimo. 

La acción se desarrolla en Toledo, la ciudad venerable, hermosa y triste como un museo, que aún parece dormir, a la sombra de sus iglesias, el horrible sueño letárgico—sueño de quietismo y de renunciación—de la Edad Media».

Mis contemporáneos

Eduardo Zamacois



Catedral de Toledo

Todocolección

jueves, 30 de mayo de 2019

Noches enteras pasaba la gente al fresco

«Noches enteras pasaba la gente al fresco, sentada en sillas bajas o en el suelo, frente a la puerta de la antigua casa de Paella , donde ahora vivía el Retor, oyendo con arrobamiento al marinero la descripción de extraños países, en la cual intercalaba graciosas mentiras para mayor asombro de los papanatas que le admiraban».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Calle Pavía. 1968

Todocolección

miércoles, 29 de mayo de 2019

En toda la inmensa extensión cubierta de arrozales y naranjos. Vídeo

«Desde Valencia hasta Játiva, en toda la inmensa extensión cubierta de arrozales y naranjos que la gente valenciana encierra bajo el vago título de la Ribera , no había quien ignorase el nombre de Brull y la fuerza política que significaba».

Entre naranjos

Vicente Blasco Ibáñez



L'arròs

martes, 28 de mayo de 2019

Con la licencia en el bolsillo y el saco del equipaje a cuestas

«Y tan razonable como en sus cartas se mostró el marinero cuando, con la licencia en el bolsillo y el saco del equipaje a cuestas, se presentó en el Cabañal, asombrando a todos con su gallardo porte y el rumbo con que gastaba el puñado de pesetas que le habían entregado como alcances del servicio».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Mundo Gráfico. 18 de septiembre de 1912

lunes, 27 de mayo de 2019

Deseaban visitar la Capilla Expiatoria

«Y después de aplastar sus dudas, que renacían indudablemente al poco rato, pensó en lo que le interesaba por el momento, consultando su reloj. Las cinco. Ella iba a llegar de un instante a otro. Creyó reconocerla de lejos en una señora que atravesaba la verja por la entrada de la rue Pasquier.Le parecía algo distinta, pero se le ocurrió que las modas veraniegas podía haber cambiado el aspecto de su persona. Antes que se aproximase pudo convencerse de su error. No iba sola: otra señora se unió a ella. Eran tal vez inglesas o norteamericanas, de las que rinden un culto romántico a la memoria de María Antonieta. Deseaban visitar la Capilla Expiatoria, antigua tumba de la reina ejecutada. Julio las vio cómo subían los peldaños, atravesando el patio interior, en cuyo suelo están enterrados ochocientos suizos muertos en la jornada del 10 de agosto, con otras víctimas de la cólera revolucionaria».

Los cuatro jinetes del Apocalipsis

Vicente Blasco Ibáñez


La Chapelle expiatoire. París. 1831

https://www.alamy.es/

domingo, 26 de mayo de 2019

Dolores y el Retor se casaban

«Y entonces, a los dos años de estar ausente Tonet, fue cuando circuló la gran noticia. Dolores y el Retor se casaban.¡Gran Dios! ¡Qué ruido produjo la noticia en el Cabañal! La gente decía que era ella la que se había declarado al novio, añadiendo otros detalles más fuertes que hacían reír. 

A Tona había que oirla. Aquella siñora de la herradura se había empeñado en meterse en la familia, e iba a conseguirlo. Ya sabía lo que se hacía la muy tunanta. Un marido bobalicón que se matase trabajando era lo que le convenía. ¡Ah ladrona! ¡Cómo había sabido coger el único de la familia que ganaba dinero!»

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez


En vísperas de la boda

Todocolección

sábado, 25 de mayo de 2019

Pues hacía el bien a bofetadas

«Un día murió el tío Paella . Lo trajeron a casa destrozado por las ruedas de su tartana. La borrachera le había hecho caer de su asiento, y murió como hombre consecuente, agarrado al látigo, que no abandonaba ni para dormir, sudando aguardiente por todos los poros y con la tartana llena de parroquianas pintarrajeadas, a las que él llamaba su ganado.

A Dolores no le quedaba otro arrimo que su tía Picores la pescadera, protectora poco envidiable, pues hacía el bien a bofetadas».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Ilustración de José Segrelles para "Flor de mayo"

Cortesía de Marga Preda

viernes, 24 de mayo de 2019

Llegó a la plazoleta, frente a la casa

«El joven avanzaba lentamente, con miedo, como si temiera que el ruido de sus pasos cortase aquella melodía que parecía mecer amorosamente el huerto, dormido bajo la luz de oro de la tarde. 

Llegó a la plazoleta, frente a la casa, y vio de nuevo sus palmeras rumorosas, los bancos de mampostería con asiento y respaldo de floreados azulejos. Allí había reído ella muchas veces escuchándole. 

La puerta estaba cerrada. Al través de un balcón entreabierto veíase un pedazo de seda azul ligeramente curvado: la espalda de una mujer».

Entre naranjos

Vicente Blasco Ibáñez


Alquería en Alcira. Valencia. 1903

Joaquín Sorolla y Bastida

Óleo. 26 x 64
.
Meadows Museum. Dallas

jueves, 23 de mayo de 2019

Iba a sentarse un rato bajo el toldo de la tabernilla

«Iba siempre a partir con el dueño de su barca; tenía sus secretos con el tío Mariano, aquel personaje al que recurría Tona en todos sus apuros. En fin, que ganaba dinero, y la siñá Tona se daba a todos los demonios viendo que no traía un cuarto a casa y apenas si por ceremonia iba a sentarse un rato bajo el toldo de la tabernilla».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Merendero en la playa

Todocolección

miércoles, 22 de mayo de 2019

Leyendo y releyendo las cuatro carillas

«Un perfume raro, exótico, que hablaba a los sentidos de vegetaciones desconocidas, mares tempestuosos, costas envueltas en celajes de rosa y cielos de fuego, parecía salir de las groseras envolturas de papel; y las tres mujeres, leyendo y releyendo las cuatro carillas, soñaban con países desconocidos, viendo con la imaginación los negros de la Habana, los chinos de Filipinas y las modernas ciudades del Sur de América.

¡Qué chico aquel! ¡Cuánto tendría que contar cuando volviese! Tal vez había sido un bien que cometiera la calaverada de marcharse; así sentaría la cabeza. Y la siñá Tona, poseída de nuevo por aquella preferencia que la hacía idolatrar a su hijo menor, pensaba con cierto despecho en que su Tonet, el gallito bravo, estaba sometido a la rígida disciplina de a bordo, mientras que el otro, el Retor, el que ella tenía por un infeliz, marchaba viento en popa y era casi un prohombre en el gremio de la pesca».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Una mala noticia. Valencia. 1870

Laurent C-678

Colección Carlos Teixedor

Fuente: Las fotografías valencianas de J. Laurent

Subida por Carlos Tárrega Momblanch‎ a VAHG

martes, 21 de mayo de 2019

Junto a la casa dels bous

«¡Qué emoción cuando caía sobre el mostrador de húmedos tablones el estrecho sobre, pegado unas veces con roja oblea y otras con miga de pan, con su complicada dirección en letras gruesas: " Para la siñora Tona la del cafetín, junto a la casa dels bous"».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Ventana de la Casa dels Bous. 1904

Joaquín Sorolla y Bastida

Óleo. 68 x 45

Museo Sorolla

viernes, 17 de mayo de 2019

Vestido de azul, con la blanca gorrilla ladeada

«Y llegó el día en que el endiablado muchacho, vestido de azul, con la blanca gorrilla ladeada y el saco de ropa al hombro, se despidió de Dolores y de su madre para ir a Cartagena, donde estaba el buque a que iba destinado. 

¡Anda con Dios! Mucho le quería la siñá Tona, pero al fin podía descansar. Por quien más lo sentía era por la pobre Rosario, que, siempre calladita y humilde, iba a coser en la playa en compañía de Roseta y preguntaba con emocionada timidez a la siñá Tona si había recibido carta del marinero.

Así pasó el tiempo, siguiendo ellas desde la barcaza de la playa todos los viajes y estaciones que hacía la Villa de Madrid, fragata en la que iba Tonet como marinero de primera».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Estudio J. Derrey. 1919

Todocolección

jueves, 16 de mayo de 2019

Les resultaba desabrido el vino de las tabernas

«En una de esas escapatorias fue cuando cometió el gran disparate, que costó a su madre un mes de llantos e innumerables alaridos. Tonet, con otros amigotes, sentó plaza en la marina de guerra. Estaban hastiados de la vida del Cabañal; les resultaba desabrido el vino de las tabernas».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Palique y trago. 1878

José Benlliure Gil

miércoles, 15 de mayo de 2019

Durmiendo de día en alguna casa del barrio de Pescadores

«Pero del muchacho no podía esperarse cosa buena. Ni la misma Dolores, con tener sobre él tan absoluto poderío, lograba domarlo cuando le soplaba la racha de las locuras, y a lo mejor desaparecía semanas enteras, sabiéndose después, por referencias, que había estado en Valencia durmiendo de día en alguna casa del barrio de Pescadores, emborrachándose de noche, aporreando a sus embrutecidas compañeras de hospedaje y gastándose en orgías de pirata hambriento lo que ganaba en alguna timba de calderilla».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



El Barrio de pescadores a la izquierda

Subida por Pilar Martínez Olmos a VAHG

martes, 14 de mayo de 2019

Al encontrarle en las calles del Cabañal, le saludaba siempre

«Rosario, la muchacha en quien había puesto los ojos, era huérfana; sus padres habían tenido en el Cabañal una tiendecita, de la que se surtía la tabernera, y ahora, después de su muerte, le quedaba a la hija casi una fortuna; lo menos tres o cuatro mil duros. 

¡Y cómo quería a Tonet la pobrecita! Al encontrarle en las calles del Cabañal, le saludaba siempre con una de sus sonrisas de cordera mansa, y pasaba las tardes en la playa gozándose en hablar con la siñá Tona, tan sólo porque era la madre del gallito bravo que traía revuelta toda la población».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Calle Escalante. Años 70

http://losmundosdejaimito.blogspot.com/2016/06/calle-escalante-en-el-barrio-del.html

lunes, 13 de mayo de 2019

El transatlántico debía llegar a Boulogne a medianoche

«El transatlántico debía llegar a Boulogne a medianoche, aguardando hasta el amanecer para que desembarcasen cómodamente los viajeros. Sin embargo, llegó a las diez, echó el ancla lejos del puerto, y el comandante dio órdenes para que el desembarco se hiciese en menos de media hora. Para esto habían acelerado la marcha, derrochando carbón. Necesitaba alejarse cuanto antes, en busca del refugio de Hamburgo. Por algo funcionaban los aparatos radiográficos».

Los cuatro jinetes del Apocalipsis

Vicente Blasco Ibáñez


Puerto de Boulogne sur Mer

Todocolección

domingo, 12 de mayo de 2019

La multitud, oprimida en la mezquina rotonda, esparcíase por la plaza hasta la fuente

«El día de la Virgen fue con Tonica y su amiga a la primera misa en la capilla de los Desamparados. Dentro del templo sonaba la música; la multitud, oprimida en la mezquina rotonda, esparcíase por la plaza hasta la fuente, adornada con un ridículo templete que parecía de confitería. Todos estaban en actitud reverente, sin ver otra cosa de la misa que las obscuras puertas, en cuyo fondo brillaban como chispas de oro las luces de los altares, sintiendo en sus descubiertas cabezas el vientecillo de primavera, semejante al halago de una mano invisible, tibia y olorosa. En esta confusión, cuando Juanito, sacando los codos, guardaba de empujones a las dos mujeres, vio a corta distancia a su familia y la del señor Cuadros».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez




La Semana Gráfica. 11 de mayo de 1929

sábado, 11 de mayo de 2019

Oirían la primera misa en la capilla de los Desamparados

«Desde las Pascuas que era grande la intimidad entre las dos familias; Juanito había oído hablar la noche anterior de cierto plan de esparcimiento matutino, como principio de fiesta, por ser los días de Amparito. Oirían la primera misa en la capilla de los Desamparados, porque a doña Manuela, como buena valenciana, le parecía que ninguna misa del resto del año valía tanto como aquélla y después tomarían chocolate en un huerto de fresas, bajo un toldo de plantas trepadoras, recreándose el olfato con el olor de los campos de flores y el humillo del espeso soconusco».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez




Real Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados

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viernes, 10 de mayo de 2019

Con la endemoniada hija del tartanero

«Como guapa, no podía compararse con la endemoniada hija del tartanero; pero la siñá Tona se hacía lenguas de su bondad (la condición de los seres insignificantes) y se callaba lo más importante, o sea que Rosario, la muchacha en quien había puesto los ojos, era huérfana; sus padres habían tenido en el Cabañal una tiendecita, de la que se surtía la tabernera, y ahora, después de su muerte, le quedaba a la hija casi una fortuna; lo menos tres o cuatro mil duros».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Tartana circulando por el Paseo de la Alameda

Todocolección

jueves, 9 de mayo de 2019

Pasaba como rápida exhalación por la tabernilla de la playa

«Tona acabó por no ocuparse de la chiquilla, a pesar de ser la única compañera en aquella vivienda, que en las tardes del invierno parecía estar en pleno desierto. Tonet y la hija del tartanero eran su continua preocupación. 

Aquella perdida habíase propuesto robarle toda su familia. Ya no se contentaba con Tonet, y éste llevaba a casa de Dolores a su hermano el Retor, el cual, al saltar a tierra, pasaba como rápida exhalación por la tabernilla de la playa, yendo a descansar en casa del tartanero, donde resultaba para los novios un testigo poco molesto».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez


La Murciana

Playa de la Malvarrosa

https://www.facebook.com/restaurantelamurciana/

miércoles, 8 de mayo de 2019

Y despreciando a la pillería de la playa

«Unas veces con esto y otras con el cesto de caña lleno de galletas, que pregonaba con tono melancólico: ¡Salaes y dolses! Roseta conseguía entregar a su madre por las noches unos dos reales, lo que aclaraba un poco el gesto fosco de Tona, a la que los malos negocios iban haciendo egoísta.

Y así creció Roseta; siempre en huraño aislamiento, acogiendo con serenidad amenazante las palizas de su madre; odiando a Tonet, que nunca se había fijado en ella; sonriendo algunas veces al Retor, que cuando bajaba a tierra solía tirarle amistosamente de los retorcidos pelos, y despreciando a la pillería de la playa, de la cual alejábase con un airecillo de reina orgullosa. 

Tona acabó por no ocuparse de la chiquilla, a pesar de ser la única compañera en aquella vivienda, que en las tardes del invierno parecía estar en pleno desierto. Tonet y la hija del tartanero eran su continua preocupación».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Valencia. 1952

Elliott Erwitt

https://pro.magnumphotos.com/

martes, 7 de mayo de 2019

Formando calles de roja tierra, anchas y rectas

«Los naranjos extendíanse en filas, formando calles de roja tierra, anchas y rectas como las de una ciudad moderna tirada a cordel, en la que las casas fuesen cúpulas de un verde obscuro y lustroso. A ambos lados de la avenida que conducía a la casa, extendían y entrelazaban los altos rosales sus espinosas ramas. Comenzaban a brotar en ellas los primeros botones anunciando la primavera».

Entre naranjos

Vicente Blasco Ibáñez



Nuevo Mundo. 16 de febrero de 1925

lunes, 6 de mayo de 2019

Destacábanse como visión cinematográfica las filas de naranjos

«Muchas tardes en el Congreso, oyendo al jefe que desde el banco azul contestaba con voz incisiva a los cargos de las oposiciones, su cerebro, como abrumado por el incesante martilleo de palabras, comenzaba a dormirse. Ante sus ojos entornados desarrollábase una neblina parda, como si espesara la penumbra húmeda de bodega en que está siempre el salón de sesiones; y sobre este telón destacábanse como visión cinematográfica las filas de naranjos, la casa azul con sus ventanas abiertas, y por una de ellas salía un chorro de notas, una voz velada y dulcísima cantando lieders y romanzas que servía de acompañamiento a los duros y sonoros párrafos del jefe del gobierno. De repente, Rafael despertaba con los aplausos y el barullo. Había llegado el momento de votar, y el diputado, viendo todavía los últimos contornos de la casa azul que se desvanecían, preguntaba a su vecino de banco: 

—¿Qué, votamos? ¿Sí o no?»

Entre naranjos

Vicente Blasco Ibáñez


La recolección de la naranja

Todocolección

sábado, 4 de mayo de 2019

El viejo les hablaba del Cristo del Grao

«Sus ojos cegatos reconocían inmediatamente en los puertos la nacionalidad de los buques que fondeaban a ambos costados del Mare nostrum . Su nariz sorbía con tristeza el ambiente. «¡Nada!…». Eran barcos insípidos, barcos del Norte, que hacían su comida con manteca: tal vez barcos protestantes. 

Otras veces avanzaba por la borda con lentitud, siguiendo un rastro embriagador, hasta que se colocaba enfrente de la cocina del buque vecino, aspirando su rico perfume. «¡Hola, hermanos!…». Imposible equivocarse. Eran españoles; y si no, procedían de Marsella, de Génova o de Nápoles; en suma, compatriotas que comían y vivían bajo todas las latitudes lo mismo que si estuviesen en su pequeño mar interior. Pronto se entablaban pláticas en el idioma mediterráneo, mezcla de español, de provenzal y de italiano inventada por los pueblos híbridos de la costa de África, desde Egipto a Marruecos. Unas veces se enviaban presentes como los que se cruzan entre tribu y tribu: frutos del lejano país. Otras, enemistados de pronto sin saber por qué, avanzaban los puños sobre las bordas, gritándose insultos en los que reaparecían metódicamente, a cada dos palabras, la Virgen y su santo hijo. 

Ésta era la señal para que el tío Caragol, alma religiosa, volviese con altivo silencio a su cocina. Toni, el segundo, se burlaba de sus entusiasmos devotos. La gente de proa, materialista y tragona, le escuchaba en cambio con deferencia, por ser él quien medía el vino y los mejores bocados. El viejo les hablaba del Cristo del Grao, cuya estampa ocupaba el sitio más visible de la cocina, y todos oían como un relato nuevo la llegada por el mar de la santa imagen, tendida sobre una escalera, dentro de un buque que se hizo humo luego de soltar su milagroso cargamento».

Mare Nostrum

Vicente Blasco Ibáñez


Procesión del Cristo del Grao. 1913

Barberá Masip

http://www.abc.es/

viernes, 3 de mayo de 2019

El Cristo del Grao se ocupaba en protegerles

«El Mare nostrum no podía naufragar ni sufrir daño alguno mientras le llevase a él. En días de tormenta, cuando las olas barrían la cubierta de proa o popa y los marineros avanzaban recelosos, temiendo que se los llevase un golpe de mar, Caragol sacaba la cabeza por la puerta de la cocina, despreciando un peligro que no podía ver. 

Las trombas de agua pasaban sobre él, yendo a apagar sus fogones, pero esto enardecía su fe. «¡Animo, muchachos!». El Cristo del Grao se ocupaba en protegerles, y nada malo podría ocurrirle al buque… Unos marineros callaban; otros, irritados, se hacían esto y aquello en la imagen y su santa escala, sin que el devoto se indignase. Dios, que envía los peligros al hombre de mar, sabe que sus malas palabras carecen de malicia. 

Su religiosidad se extendía a las profundidades. Nada quería decir de los peces del Océano. Le inspiraban la misma indiferencia que aquellos buques fríos y sin perfume que ignoraban el aceite y todo lo guisaban con «pomada». Debían ser herejes».

Mare Nostrum

Vicente Blasco Ibáñez



Fiestas del Cristo del Grao. 1913

Las Provincias

jueves, 2 de mayo de 2019

A llevar en hombros la Santa Cruz del Grao

«Aparte de esto, sabía muchas cosas no menos útiles; por ejemplo, que el que salía a pescar el día de las Almas, corría el peligro de sacar algún muerto envuelto en las redes, y el que ayudaba todos los años el día de la fiesta a llevar en hombros la Santa Cruz del Grao, no podía ahogarse nunca».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Fiestas del Cristo del Grao

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miércoles, 1 de mayo de 2019

Siempre serio y pronto para el trabajo

«Siempre serio y pronto para el trabajo, Tono no daba a su padre el más leve disgusto. El tío Paloma, que no podía pescar acompañado, pues al menor descuido se enfurecía e intentaba pegar al camarada, jamás reñía a su hijo, y cuando, entre bufidos de mal humor, intentaba darle una orden, ya el muchacho, adivinándola, había puesto manos a la obra.»

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



La Albufera

http://obesia.com/