jueves, 31 de agosto de 2017

Antes que al demonio se le ocurriera inventar eso que llaman la Tabacalera

«Los chiquillos, tendidos sobre el vientre, jugaban a la carteta a la sombra de las embarcaciones; y los viejos, fumando sus pipas de barro traídas de Argel, hablaban de la pesca o de las magníficas expediciones que se hacían en otros tiempos a Gibraltar y a la costa de África, antes que al demonio se le ocurriera inventar eso que llaman la Tabacalera».

La barca abandonada

Las condenada y otros cuentos

Vicente Blasco Ibáñez


La Tabacalera

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?p=62738297

miércoles, 30 de agosto de 2017

O en las calles de Campanar

«Siempre que los nietos del tío Rabosa se encontraban con los hijos de la viuda de Casporra en las sendas de la huerta o en las calles de Campanar, todo el vecindario comentaba el suceso. ¡Se habían mirado!... ¡Se insultaban con el gesto!... Aquello acabaría mal, y el día menos pensado el pueblo sufriría un nuevo disgusto».

La pared

La condenada y otros cuentos

Vicente Blasco Ibáñez


Calle Barón Barcheta

Subida por Pilar Martínez Olmos a VAHG

martes, 29 de agosto de 2017

Bajo el toldo de la puerta

«Bajo el toldo de la puerta veíase una aglomeración de chaquetas azules, rostros bronceados y gorras de seda negra; chocaban con sordo tableteo las fichas del dominó, y a pesar del aire libre, percibíase un fuerte olor de ginebra y tabaco picante».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Calle de La Libertad (actual Reina)

Detalle de la foto inferior

Todocolección



lunes, 28 de agosto de 2017

¡Y para las muchachas que había en el Palmar…!

«Su Tono quería casarse. Todo lo suyo era del muchacho: la barraca, la barca grande con su vela nueva y otra vieja que aún era mejor; dos barquitos, no recordaba cuántas redes, y encima de esto, las condiciones del chico: trabajador serio, sin vicios y libre del servicio militar por un buen número en el sorteo. En fin, no era un gran partido, pero desnudo como un sapo de las acequias no estaba su Tono; ¡y para las muchachas que había en el Palmar…!»

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez


La Albufera

Todocolección

domingo, 27 de agosto de 2017

Entrando en el Cabañal, donde veranea la gente de Valencia

«Pasaron la acequia del Gas, entrando en el Cabañal, donde veranea la gente de Valencia. Las alquerías bajas, de panzudas rejas verdes, estaban cerradas y silenciosas; las anchas aceras repercutían los pasos con la sonoridad de una población abandonada; los copudos plátanos languidecían en la soledad, como si echasen de menos las alegres noches del estío con sus risas, sus correteos y su incesante sonar de alegres pianos. Sólo se veía de vez en cuando algún vecino del pueblo, que con la gorra puntiaguda, las manos en los bolsillos y la pipa en la boca, marchaba perezosamente hacia los cafés, únicos lugares que conservaban animación y vida».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Calle de la Libertad (actual de la Reina)

El Teatro La Marina a la izquierda

Todocolección

sábado, 26 de agosto de 2017

Aparecían entre casas modernas de pisos altos

«Las barracas blancas aparecían entre casas modernas de pisos altos, pintadas al barniz cual barcos nuevos con la fachada de dos colores, como si sus dueños no pudieran sustraerse en tierra al recuerdo de la línea de flotación. Sobre algunas puertas había adornos de talla semejantes a los mascarones de proa, y en toda la edificación se notaba el recuerdo de la antigua vida del mar, una amalgama de colores y de perfiles que daba a las casas el aspecto de buques en seco».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Calle de La Barraca. Circa 1910

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viernes, 25 de agosto de 2017

Los hombres que comen poco me parecen seres débiles

«En todo tiempo me levanto temprano, a las ocho, y me sirven el desayuno: ¡un verdadero almuerzo!... Porque yo, si no como mucho, no hago nada... Es más: los hombres que comen poco me parecen seres débiles; no me gustan..»

Mis contemporáneos

Eduardo Zamacois


Vicente Blasco Ibáñez junto a su primera mujer, María Blasco, y sus hijos 
en la terraza del chalet de La Malvarrosa

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jueves, 24 de agosto de 2017

Cada vez se cultivaba más arroz en las orillas del lago. Vídeo

«Tono, por primera vez en la vida, osaba oponerse a las palabras de su padre. Pescaría, como siempre, el resto del año. Pero ahora era casado, las atenciones de la casa resultaban mayores, y sería una imprudencia despreciar los magníficos jornales de la siega. A él le pagaban mejor que a los otros, por su fuerza y su asiduidad en el trabajo. Los tiempos había que tomarlos como venían; cada vez se cultivaba más arroz en las orillas del lago, las antiguas charcas se cubrían de tierra, los pobres se hacían ricos, y él no era tan tonto que perdiese su parte en la nueva vida».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez


miércoles, 23 de agosto de 2017

Por cuerdas en que se secaban las ropas

«Las calles aparecían tan rectas y regulares como desiguales eran los edificios; las aceras de ladrillos rojos se escalonaban a capricho, según la altura de las puertas; y en el arroyo fangoso, negruzco, con profundas carrileras y charcos de la lluvia de semanas antes, dos hileras de olivos enanos golpeaban con las empolvadas ramas a los transeúntes, y veían unidos sus nudosos troncos por cuerdas en que se secaban las ropas, ondeando como banderas con la fresca brisa del mar».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Calle Padre Luis Navarro


Actual número 383

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martes, 22 de agosto de 2017

No había en toda la Albufera hombre más trabajador que el tío Tono

«No había en toda la Albufera hombre más trabajador que el tío Tono. Se había metido entre ceja y ceja ser propietario, tener sus campos de arroz, no vivir de la pesca como el tío Paloma , que era el barquero más viejo de la Albufera; y solo —pues su familia únicamente le ayudaba a temporadas, cansándose ante la grandeza del trabajo—, iba rellenando de tierra, traída de muy lejos, la charca profunda cedida por una señora rica que no sabía qué hacer de ella».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez


Fotograma de la serie de RTVE "Cañas y barro". 1978

http://www.rtve.es/television/canas-barro/

lunes, 21 de agosto de 2017

Al barrio llamado de las Barracas

«Llegaron al Cabañal, al barrio llamado de las Barracas, donde se albergaba la gente pobre sometida por la miseria a la servidumbre del mar».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez


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domingo, 20 de agosto de 2017

La Fuente de la Reina era una balsa cuadrada

«La Fuente de la Reina era el orgullo de toda aquella parte de la huerta, condenada al agua de los pozos y al líquido bermejo y fangoso que corría por las acequias.

Estaba frente a una alquería abandonada, y era cosa antigua y de mucho mérito, al decir de los más sabios de la huerta: obra de los moros, según Pimentó; monumento de la época en que los apóstoles iban bautizando pillos por el mundo, según declaraba con majestad de oráculo el tío Tomba.

La Fuente de la Reina era una balsa cuadrada, con muros de piedra roja, y teniendo su agua mucho más baja que el nivel del suelo. Descendíase al fondo por seis escalones, siempre resbaladizos y verdosos por la humedad. En la cara del rectángulo de piedra fronterizo a la escalera destacábase un bajo relieve con figuras borrosas que era imposible adivinar bajo la capa de enjalbegado».

La barraca

Vicente Blasco Ibáñez


Fotograma de "Doloretes"

Camino de Vera

sábado, 19 de agosto de 2017

¡Es Sangonera ! —gritaron—. ¡El borracho Sangonera !

«A poca distancia, en un ribazo que no era más que una estrecha lengua de barro entre dos aguas, vieron los de la barca un hombre en cuclillas. Los del Palmar le conocieron.

—¡Es Sangonera ! —gritaron—. ¡El borracho Sangonera !

Y agitando sus sombreros, le preguntaban a gritos dónde la había «pillado» por la mañana y si pensaba dormirla allí. Sangonera seguía inmóvil; pero cansado de las risas y gritos de los de la barca, púsose en pie, y girando en una ligera pirueta, se dio unas cuantas palmadas en el dorso de su cuerpo con expresión de desprecio, volviendo a agacharse gravemente.

Al verle de pie redoblaron las risas, excitadas por su bizarro aspecto. Llevaba el sombrero adornado con un alto penacho de flores de la Dehesa y sobre el pecho y en torno de su faja se enroscaban algunas bandas de campanillas silvestres de las que crecían entre las cañas de los ribazos.»

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez


Canal de la Albufera. Viveros de Anguilas ca.1930. Durá

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viernes, 18 de agosto de 2017

Lavaban la ropa o fregaban los platos en un agua infecta

«A la orilla de la acequia del Gas, las mujeres, en cuclillas, moviendo sus inquietas posaderas, lavaban la ropa o fregaban los platos en un agua infecta que discurría sobre fango negruzco cargado de mortales emanaciones».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Acequia del Gas en el Cabañal, año 1906

Actualmente avenida Mediterráneo desde la calle del Doctor Lluch

http://valenciadesaparecida.blogspot.com.es/2013/02/

jueves, 17 de agosto de 2017

Enumeraban las excelencias de la rata en el arroz de la paella

«Las mujeres enumeraban las excelencias de la rata en el arroz de la paella; muchos la habían comido sin saberlo, asombrándose con el sabor de una carne desconocida. Otros recordaban los guisados de serpiente, ensalzando sus rodajas blancas y dulces, superiores a las de la anguila, y el barquero desorejado rompió el mutismo de todo el viaje para recordar cierta gata recién parida que había cenado él con otros amigos en la taberna de Cañamel , arreglada por un marinero que después de correr mucho mundo tenía manos de oro para estos guisos».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez


Miembros de la Falla Malvarrosa en el Polit de Vera. Años 60

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miércoles, 16 de agosto de 2017

Las ratas de la marjal sólo comían arroz

«La gente de tierra adentro escupía con expresión de asco, entre las risas y protestas de los de la Albufera. ¡Un bocado delicioso! ¿Cómo podían hablar si nunca lo habían probado? Las ratas de la marjal sólo comían arroz; eran plato de príncipe. No había más que verlas en el mercado de Sueca, desolladas, pendientes a docenas de sus largos rabos en las mesas de los carniceros. Las compraban los ricos; la aristocracia de las poblaciones de la Ribera no comía otra cosa. Y Cañamel, como si por su calidad de rico creyese indispensable decir algo, cesaba de gemir para asegurar gravemente que sólo conocía en el mundo dos animales sin hiel: la paloma y la rata; con esto quedaba dicho todo»

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez


Barraca en la marjal

Todocolección

martes, 15 de agosto de 2017

Corrían siguiendo la marcha del fuego

«La fiebre levantina enloquecía a los nietos de los rífenos, y eran muchos los que, con la blusa chamuscada, sacudiéndose la lluvia de pavesas, corrían siguiendo la marcha del fuego, deteniéndose para silbar al pirotécnico cuando la traca se cortaba, apagándose por algunos segundos».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez


Una traca

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lunes, 14 de agosto de 2017

Que la barca se llamaba Flor de Mayo

«Con la facilidad de transmisión de los pueblos pequeños, pronto supo todo el Cabañal que la barca se llamaba Flor de Mayo, y cuando en la víspera de la bendición la arrastraron hasta la orilla, frente a la casa del bous, llevaba ya en la borda de popa, por la parte interior, pintado con hermoso azul, su dulce título».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez 


Playa del Cabañal

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domingo, 13 de agosto de 2017

Había tenido que meterse en la fábrica de Tabacos

«Además, los tiempos empeoraban. La tabernilla de la playa daba una miseria, y la chica, su Roseta, había tenido que meterse en la fábrica de Tabacos, y todas las mañanas, con la cestita al brazo, emprendía el camino de Valencia, formando en las bandas de caras jóvenes, graciosas y procaces que, con airoso taconeo y faldas revoloteantes, iban a estornudar encerradas en el ambiente cargado de rapé de la antigua Aduana».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Fábrica de Tabacos en 1888. Actualmente es la sede del Tribunal Superior de Justicia de Valencia.
Calle de Cristóbal Colón y calle del Palacio de Justicia

Colección de Díaz Prósper.

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sábado, 12 de agosto de 2017

Como afirmaban la Samaruca y otras malas lenguas del pueblo

«El tío Paloma, alarmado por tales intimidades, habló seriamente a su nieto. Pero ¿era que había algo entre los dos, como afirmaban la Samaruca y otras malas lenguas del pueblo? ¡Ojo, Tonet! ¡A más de que esto sería indigno de la familia, les haría perder el negocio! Pero el nieto, con la firmeza del que dice la verdad, se golpeaba el pecho protestando, y el abuelo se daba por convencido, aunque con cierto recelo de que las amistades terminasen mal».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez


Fotograma de la serie de RTVE "Cañas y barro". 1978

viernes, 11 de agosto de 2017

Para eso estaban trabajando los mejores hilanderos de la playa

«Ya no faltaba más que el cordaje, las redes y demás artefactos; pero para eso estaban trabajando los mejores hilanderos de la playa, y antes del 15 la barca estaría completa y podría presentarse tan hermosa como una novia que va á casarse vestida de nuevo de cabeza a pies».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Filadors al Cabanyal

Calle Astilleros

jueves, 10 de agosto de 2017

El casco panzudito para que resistiera bien las marejadas

«A principios de Agosto llegó por fin el día en que la barca del Retor pudo darse por terminada. ¡Vaya una joya! Su patrón hablaba de ella como un abuelo que pondera el desarrollo de su nieto. Madera de lo mejor que se había encontrado; el mástil recto, terso, sin una mala grieta; el casco panzudito para que resistiera bien las marejadas, pero con una proa tan fina, que era talmente una navaja de afeitar; pintado de negro charolado y brillante como un zapato de señor, y el vientre blanco, deslumbrante, ni más ni menos que una anguila: lo que era».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Playa del Cabañal

?

miércoles, 9 de agosto de 2017

Aquella temporada era como una vaca gruesa

«Los hombres de mar miraban desde el otro lado de la acequia la invasión alegre, sin mezclarse en ella. ¡Que se divirtiera la gente! Aquella temporada era como una vaca gruesa que ordeñaba el Cabañal para el resto del año».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Mundo Gráfico. 12 de septiembre de 1917

martes, 8 de agosto de 2017

Pasaban los tranvías y ferrocarriles pitando antes de aplastar

«Y por entre esta población improvisada, que se desvanecía como humo con las primeras borrascas del otoño, pasaban los tranvías y ferrocarriles pitando antes de aplastar; corrían las tartanas desplegando como banderas de alegre locura sus rojas cortinillas, y hormigueaba la gente hasta bien entrada la noche, con zumbido de avispero, en el que se confundían los gritos de las galleteras, el lamento de los organillos, el puntear de las guitarras, el repiqueteo de castañuelas y el agrio ganguear de los acordeones, a cuyo son bailaban los de tufos y blusa blanca, gente apreciable que, después de tomar un baño interno, y no de agua, volvía á Valencia dispuesta á andar á navajazos o a dar dos bofetadas al primer municipal».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Tranvía circulando por la playa. ca. 1916. Arxiu Provincial de la Diputació de Valencia

Fuente: El Puente de Astilleros

Inmaculada Aguilar Civera

Subida por Carlos Tárrega Momblanch a VAHG

lunes, 7 de agosto de 2017

Desde San Juan a Septiembre, los caracoles en salsa

«Detrás, en previsión del apetito que el aire del mar despierta en el gastado estómago, esparcíanse los merenderos, unos con aspecto pretencioso, escalinatas y terrazas, todo frágil, como decoración de teatro, supliendo lo endeble de su construcción y lo misterioso de su cocina con pomposos títulos: Restaurant de París, Fonda del buen gusto; y entre estos pedantes de la gastronomía veraniega, los bodegones indígenas con su sombrajo de esteras, las mesas cojas con porrón en el centro y el fogón al aire libre; establecimientos que ostentaban con aire fiero sus rótulos de regocijada ortografía: El Nap, Salvaor y Neleta , y ofrecían como plato del día desde San Juan a Septiembre, los caracoles en salsa».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Merendero Martínez. Circa 1925

VBiN2

Cortesía de José Navarro Escrich

domingo, 6 de agosto de 2017

El calor empujaba a toda la ciudad a aquel arenal

«El trozo de playa entre la acequia del Gas y el puerto, olvidado en el resto del año, presentaba la animación de un campamento. El calor empujaba a toda la ciudad a aquel arenal, del que surgía una verdadera ciudad de quita y pon . Las barraquetas de los bañistas, con sus muros de lienzo pintado y sus techumbres de caña, formaban en correcta fila ante el oleaje, empavesadas con banderas de todos los colores, rotuladas con extravagantes títulos, y ostentando, además, en el vértice, monigotes, miriñaques, barcos, muestras grotescas que distinguían el establecimiento para evitar errores».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Casetas de baño

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sábado, 5 de agosto de 2017

El lago era de los pescadores

«¡Y qué admirable organización la de la Comunidad del Palmar! El tío Paloma se entusiasmaba hablando de esta obra de los antiguos. El lago era de los pescadores. Todo de todos; no como en tierra firme, donde los hombres han inventado esas porquerías del reparto de la tierra, y la ponen límites y tapias, y dicen con orgullo «esto es tuyo y esto es mío», como si todo no fuese de Dios y como si al morir se pudieran poseer otros terrones que los que llenan la boca para siempre».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez


Pesca en La Albufera

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viernes, 4 de agosto de 2017

¿Vas directamente al Casino?

«—Los amigos te esperan en el casino. Sólo te han visto un momento esta mañana: querrán oírte; que les cuentes algo de Madrid.

Y doña Bernarda fijaba en el joven diputado una mirada profunda y escudriñadora de madre severa que recordaba a Rafael sus inquietudes de la niñez.

—¿Vas directamente al Casino?…—añadió.—Ahora mismo irá Andrés».

Entre naranjos

Vicente Blasco Ibáñez


Círculo Alcireño ( La Gallera )

Todocolección


jueves, 3 de agosto de 2017

Y de un tirón arrastraban las barcas más grandes

«Estas yuntas, que hundían la arena bajo sus pezuñas y de un tirón arrastraban las barcas más grandes, guiábalas Chepa , un chicuelo enteco y jiboso con cara de vieja maliciosa, un enjendro que lo mismo podía tener quince años que treinta, enfundado en un chubasquero amarillo, por bajo del cual asomaban dos piernecillas rojas, en las que la piel, siguiendo con fidelidad todas las ondulaciones del esqueleto, marcaba el contorno y los ligamentos de sus huesos».

Flor de Mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Playa del Cabañal

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miércoles, 2 de agosto de 2017

Y la pesca por sí sola iba a colarse en el engaño

«La prueba de que eran los más antiguos y los más hábiles pescadores estaba en la invención de los redolíns : una maravilla que los de Catarroja nunca habían podido discurrir. Aquellos desdichados pescaban con redes y anzuelos; los más de los días tenían que hacerse una cruz en el estómago, y por bueno que se presentase el tiempo no salían de pobres. Los del Palmar, con su sabiduría, habían estudiado las costumbres de las anguilas. Viendo que durante la noche se aproximan hacia el mar, y en la oscuridad tempestuosa juegan como locas, abandonando el lago para meterse en los canales, habían encontrado más cómodo cerrar las acequias con barreras de redes sumergidas, colocar junto a ellas las bolsas de malla de los mornells y monòts, y la pesca por sí sola iba a colarse en el engaño, sin más trabajo para el pescador que vaciar el seno de sus artefactos y volver a sumergirlos».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez


Pescando anguilas. 1959

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martes, 1 de agosto de 2017

Bajaba gente de Torrente y otros pueblos que se dedicaban al comercio de escobas

«—¿Qué eran entonces los del Palmar? —preguntaba irónicamente el viejo barquero. 

Y se indignaba recordando la respuesta que daban los de Catarroja. El Palmar llevaba este nombre porque era remotamente una isleta cubierta de palmitos. En otros siglos bajaba gente de Torrente y otros pueblos que se dedicaban al comercio de escobas, se establecían en la isla, y después de hacer provisión de palmitos para todo el año, levantaban el vuelo. Poco a poco fueron quedándose algunas familias. Los escoberos se convirtieron en pescadores, viendo que esto daba mayores ganancias, y, más listos y avezados por su vida errante a los progresos del mundo, inventaron lo de los redolíns , consiguiendo para éste un privilegio de los reyes y perjudicando a los de Catarroja, gente sencilla que nunca había salido de la Albufera…»

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez


J. Laurent, c. 1870

Valence. Le marchand de balais (d’après nature)

Colección Díaz Prósper

http://www.uv.es/