«Ya no repartía carneros a los cortantes de la ciudad; olvidaba su carrito mugriento, y, embrutecido por la sorpresa, queriendo llenar aquel algo que le faltaba sólo sabía beberse águilas en el cafetín, o ir tras Pepeta, humilde, cobarde, encogido, expresándose con la mirada más que con la lengua».
¡Cosas de hombres!
Cuentos valencianos
Vicente Blasco Ibáñez
Carnicería en el Mercado de Ruzafa
VAHG
No hay comentarios:
Publicar un comentario