sábado, 1 de febrero de 2025

Fuera de la taberna, se dio cuenta de lo mucho que amaba a Neleta

«Al pasar Tonet dos días fuera de la taberna, se dio cuenta de lo mucho que amaba a Neleta.

Tal vez influía en su desesperación la pérdida del alegre bienestar que antes gozaba, de aquella abundancia en la que se sumía como en una ola de felicidad. Faltábale, a más de esto, el encanto de los ocultos amores adivinados por todo el pueblo, la malsana dicha de acariciar a su amante en pleno peligro, casi en presencia del esposo y de los parroquianos, expuesto a una sorpresa».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Fotograma de la serie de TVE "Cañas y barro"

jueves, 30 de enero de 2025

Tan alta… tan alta como el Miguelete

«Cañamel levantó la voz para ser oído. Una vez resuelto lo del negocio, quedaba el hablar los dos, de hombre a hombre. Y él, con su autoridad de marido que no quiere que se le rían y de hombre que cuando era preciso sabía poner en la puerta a un parroquiano molesto, ordenaba a Tonet que no se acercase más por la taberna. ¿Lo entendía bien? ¡Se acabó la amistad! Era lo más acertado, para impedir murmuraciones y mentiras… La puerta de aquella casa debía de ser en adelante para el Cubano tan alta… tan alta como el Miguelete de Valencia.

Y mientras los trombones lanzaban sus rugidos a la puerta de la casa, Cañamel erguía su figura casi esférica sobre las puntas de los pies y elevaba el brazo al techo para expresar la altura enorme, inconmensurable, que en adelante había de separar al Cubano del tabernero y su mujer».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Fotograma de la serie de TVE "Cañas y barro"

martes, 28 de enero de 2025

Tonet no protestó ni opuso resistencia

«Sí; todo era mentira. Pero él no estaba allí para ser burla de la gente. Además, le cargaba ver a Tonet siempre en la taberna, tomándose con Neleta aquellas familiaridades de hermano. No quería en su casa más hermanazgos postizos: se acabó. Estaba de acuerdo con el tío Paloma. En adelante seguirían el negocio de la Sequiota los dos solos, y el abuelo ya se entendería con el nieto para que cobrase su parte. Tonet nada tenía que tratar con Cañamel. Si no estaba conforme, podía decirlo. Él era el amo de la Sequiota por el sorteo, pero el tío Paco retiraría sus redes y su capital, Tonet disgustaría a su abuelo, y ¡allí veríamos cómo se las arreglaba solo!

Tonet no protestó ni opuso resistencia. Lo que acordase su abuelo bien hecho estaba».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Fotograma de la serie de TVE "Cañas y barro"

domingo, 26 de enero de 2025

¡Mentira… mentira! —gritó Tonet, con el ansia del culpable

«—¡Mentira… mentira! —gritó Tonet, con el ansia del culpable.

Cañamel le miró de un modo que le hizo ponerse en guardia, con cierto miedo. Sí; seguramente era mentira. También creía él lo mismo. Esto les valía a Neleta y a Tonet; porque si él llegase a sospechar remotamente que pudieran ser ciertas las porquerías que aquellos canallas habían cantado la noche anterior, era hombre para retorcerle el pescuezo a ella y meterle un escopetazo a él entre ceja y ceja. ¿Qué se había figurado? El tío Paco era muy bueno, pero a pesar de su enfermedad, resultaba tan hombre como cualquiera cuando le tocaban lo suyo.

Y el tabernero, temblando de sorda cólera, se paseaba, como el caballo viejo y enfermo, pero de raza fuerte, que sabe encabritarse hasta el último momento. Tonet miraba con admiración al antiguo aventurero, que, en su enfermiza indolencia, panzudo y ablandado, encontraba aún la energía de sus tiempos de luchador libre de escrúpulos».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Fotograma de la serie de TVE "Cañas y barro"

viernes, 24 de enero de 2025

Y según decía ahora la gente… hasta de su mujer

«El tío Paco abórdó la cuestión. "Aquello" había de acabarse: ya no podían seguir juntos el negocio ni ser amigos. Y como Tonet intentase protestar, el gordo tabernero, que estaba en un momento de pasajera energía, tal vez el último de su existencia, le detuvo con un gesto. Nada de palabras: era inútil. Estaba resuelto a concluir; hasta el tío Paloma reconocía su razón. Habían emprendido el negocio con el trato de que él pondría el dinero y el Cubano el trabajo. Su dinero no había faltado: el esfuerzo del socio es lo que nadie veía. El "señor" lo pasaba a lo grande, mientras su pobre abuelo se mataba trabajando por él… ¡Y si sólo fuese esto! Se había metido en aquella casa como si fuese de su propiedad. Parecía el amo de la taberna. Comía y bebía de lo mejor; disponía del cajón como si no tuviese dueño; se permitía libertades que no quería recordar; se apoderaba de su perra, de su escopeta, y según decía ahora la gente… hasta de su mujer».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Fotograma de la serie de TVE "Cañas y barro"

miércoles, 22 de enero de 2025

En los domingos y fiestas de santos valencianos... aparecía la humeante paella

«En los domingos y fiestas de santos valencianos, que eran los primeros del cielo para el tío Caragol —San Vicente Mártir, San Vicente Ferrer, la Virgen de los Desamparados y el Cristo del Grao—, aparecía la humeante paella, vasto redondel de arroz, sobre cuya arena de hinchados granos yacían despedazadas varias aves. El cocinero sorprendía a su gente repartiendo cebollas crudas, voluminosas, de acre perfume que arrancaba lágrimas y una blancura de marfil. Eran un regalo de príncipe mantenido en secreto. No había mas que quebrarlas de un puñetazo para que soltasen su viscosidad, y luego se perdían en los paladares como bocados crujientes de un pan dulce y picante, alternando con las cucharadas de arroz».

Mare Nostrum
 
Vicente Blasco Ibáñez



Paella familiar

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lunes, 20 de enero de 2025

Tenim que parlar

«Cañamel le contestó desde el fondo del establecimiento, señalando majestuosamente la puerta de las habitaciones interiores.

—Pasa, pasa; tenim que parlar.

Los dos hombres entraron en un estudi inmediato a la cocina, que servía algunas veces de dormitorio a los cazadores de Valencia.

Cañamel no dio tiempo a su socio para sentarse. Estaba lívido; sus ojillos brillaban más hundidos que nunca entre los bullones de grasa, y su nariz corta y redonda temblaba con un tic nervioso».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Fotograma de la serie de TVE "Cañas y barro"

sábado, 18 de enero de 2025

Neleta, tras el mostrador, le lanzó una mirada indefinible

«La música rompió a tocar, andando con paso lento para que las pescadoras depositasen sus ofrendas. Entonces fue cuando Tonet se decidió a entrar en casa de Cañamel.

—¡Buenas tardes, caballers! —gritó alegremente para darse ánimos.

Neleta, tras el mostrador, le lanzó una mirada indefinible y bajó la cabeza para que no viese sus ojeras profundas y los párpados enrojecidos por el llanto».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Fotograma de la serie de TVE "Cañas y barro"

jueves, 16 de enero de 2025

Aconsejándole que fuese a la taberna. El tío Paco tenía algo que decirle

«El tío Paloma no se presentó en la barraca: sin duda comía con Cañamel. Por la tarde, lo encontró Tonet en la plaza. Su rostro arrugado no reflejaba ninguna impresión, pero habló a su nieto con sequedad, aconsejándole que fuese a la taberna. El tío Paco tenía algo que decirle.

Tonet retardó algún tiempo la visita. Se entretuvo en la plaza viendo cómo se formaba la banda para tocar por última vez lo que la gente llamaba el «pasacalle de las anguilas». Los músicos se consideraban chasqueados si al volver del Palmar no llevaban alguna pesca a sus familias. Todos los años, antes de partir, recorrían el pueblo entonando el último pasodoble, mientras al frente del bombo algunos chiquillos con espuertas iban recogiendo lo que cada vecina quería darles; anguilas, tencas y lisas, sin contar el llobarro (la buscada lubina) que los clavarios reservaban para el músico mayor».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Fotograma de la serie de TVE "Cañas y barro"

martes, 14 de enero de 2025

Tonet comió en la barraca con su padre y la Borda

«Tonet comió en la barraca con su padre y la Borda, que, durante los tres días de fiesta, para no dar que hablar a los vecinos, habían suspendido a regañadientes el rudo trabajo contra las aguas. El tío Tono debía ignorar lo ocurrido en la noche anterior. Su gesto grave, pero igual al de todos los días, así lo revelaba. Además, había pasado el tiempo reparando los desperfectos que el invierno causaba en su barraca, pues el rudo trabajador no podía descansar un instante».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Fotograma de la serie de TVE "Cañas y barro"

domingo, 12 de enero de 2025

Tonet no osaba presentarse en la taberna

«Al día siguiente sólo se hablaba en el Palmar de lo ocurrido en les albaes frente a la casa de Cañamel.

Tonet no osaba presentarse en la taberna. Temía abordar la penosa situación en que le había colocado la imprudencia de los amigos. Durante la mañana vagó por la plaza de la Iglesia, sin atreverse a ir más adelante, viendo de lejos la puerta de la taberna llena de gente. Era el último día de jolgorio y vagancia para el pueblo. Se celebraba la fiesta del Cristo, y por la tarde la música se embarcaría para Catarroja, dejando al Palmar sumido en su tranquilidad de convento para todo un año».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Fotograma de la serie de TVE "Cañas y barro"

viernes, 10 de enero de 2025

¡Solteume! ¡A eixe pillo el mate yo!

«En las casas se abrían las ventanas con estrépito, asomando sombras blancas, algunas de las cuales avanzaban el cañón de la escopeta sobre el alféizar.

Tonet fue desarmado en un instante, y empujado por muchos brazos, acorralado contra la pared, se agitaba como un furioso, pugnando por sacar el cuchillo que guardaba en la faja.

—¡Solteume! —gritaba entre espumarajos de rabia—. ¡Solteume! ¡A eixe pillo el mate yo!

El alcalde y su ronda, que seguían de cerca a les albaes, presintiendo el escándalo, se mezclaron entre los combatientes. El pare Miquel, con gorra de pelo y carabina, comenzó a repartir culatazos, con la satisfacción que le causaba pegar impunemente ejerciendo de autoridad.

El cabo de los carabineros se llevó a Tonet hacia su barraca, amenazándole con el máuser, y al sobrino de la Samaruca lo metieron en una casa para lavarle la sangre del culatazo».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Fotograma de la serie de TVE "Cañas y barro"

miércoles, 8 de enero de 2025

¡La tormenta que se armó…!

«Pero los cantores se tenían por los muchachos más bien plantados del pueblo; eran los matoncillos que habían salido a la luz mientras él rodaba por las tierras de Ultramar. Tenían deseos de hacer ver que no les inspiraba ningún miedo el Cubano, y reían de sus recomendaciones, inventando apresuradamente coplas, que lanzaban como proyectiles contra la taberna.

Un muchachuelo, sobrino de la Samaruca, hizo desbordar la cólera de Tonet. Cantó una copla sobre la asociación de Cañamel y el Cubano, diciendo que no sólo explotaban juntos la Sequiota, sino que se repartían a Neleta, y terminó afirmando que pronto tendría la tabernera la sucesión que en vano pedía a su marido.

El Cubano se plantó de un salto en medio del corro, y a la luz de  la antorcha se le vio levantar la culata del retaco, golpeando la cara del cantor. Como éste se rehiciera, echando mano a su escopeta, Tonet dio un salto atrás, disparando su carabina casi sin apuntar… ¡La tormenta que se armó…! Perdióse la bala en el espacio, pero Sangonera creyó oír su silbido junto a la nariz, y se arrojó al suelo dando espantosos alaridos.

—¡M’ han mort…! ¡Asesino…!».

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Fotograma de la serie de TVE "Cañas y barro"

lunes, 6 de enero de 2025

Y los Reyes Magos hechos de barro y colorines

«Y subieron a la acera de la Lonja, pasando por entre los grupos de gente menuda que, con un dedo en la boca o hurgándose las narices, contemplaba respetuosamente los pastorcillos de Belén y los Reyes Magos hechos de barro y colorines, estrellas de latón con rabo, pesebres con el Niño Jesús, todo lo necesario, en fin, para arreglar un Nacimiento».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez



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sábado, 4 de enero de 2025

La Navidad según Blasco Ibáñez. Y 16

«—Di a Adela y a Nelet que entren.

Toda la servidumbre de la casa se plantó a estilo de coro de zarzuela ante el sillón de la señora. Entre los tres cruzábanse alegres miradas, sonrisas de satisfacción.

Era la ceremonia anual, el acto de dar los aguinaldos a los criados, por ser el día de la señora. Con majestad teatral, doña Manuela dio un duro a cada uno, más un pañuelo de seda a Visanteta, por lo satisfecha que estaba de su mérito como cocinera. El ceño de la habilidosa muchacha se dilató por primera vez en todo el día, y los tres salieron apresuradamente con la alegría del regalo, oyéndose el ruido de sus empellones y correteos.

Esto obscureció un poco la sonrisa de don Juan. Decididamente, su hermana era una loca, que odiaba el dinero. ¡Mire usted que tirar tres duros tan en tonto! ¿No hubiera quedado lo mismo con tres pesetas?

Pero su digestión de esquimal harto no le permitía indignarse, y escuchó con expresión amable a su hermana, que, inclinada sobre él, apoyándose en su misma butaca, le hablaba mimosamente, como si fuese una niña.

—Hay que seguir las costumbres, Juan; si no, los criados, en vez de respetarla a una, se encargan de desacreditarla. A ti de seguro que no le parece bien dar un duro a cada criado; a mí tampoco, pero hijo mío, la costumbre es la costumbre, y si una hace ciertas economías, la gente cree que va de capa caída, suposición que a nadie gusta. ¿No crees tú lo mismo?».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez



Chachas o amas de cría (sic). Valencia

Fotógrafo Damián

Todocolección

jueves, 2 de enero de 2025

La Navidad según Blasco Ibáñez. 15

«Nelet, con la gravedad de un _maître d'hôtel_, muy circunspecto desde que veía en la mesa al tío millonario, sacó de la cocina el plato del día, la obra maestra de Visanteta, un pescado a la bayonesa que arrancó a todos un grito de admiración.

—¡Caballeros...! ¡Ni en la mejor fonda!—dijo Rafael—. ¡Ole por la cocinera!

Don Juan encontró de mal gusto la felicitación, pero admiró la obra.

Era una merluza de más de tres libras, que parecía de plomo brillante, con el escamoso vientre hundido en la salsa, un fresco cogollo de lechuga en la boca, y en torno de la cola unos cuantos rabanillos cortados en forma de rosas. La fuente tenía una orla de rodajas de huevo cocido, y sobre la capa amarillenta que cubría el apetitoso animal, tres filas de aceitunas y alcaparras marcaban el contorno del lomo y la espina. Don Juan miraba, con la pala de plata en la mano. ¡Vive Dios, que le remordía la conciencia destrozar aquella obra de arte! Pero la cosa se había hecho para comer; y al poco rato, la blanca carne de la merluza, revuelta con los sabrosos adornos, estaba en todos los platos».

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez



Pescadería en el Mercado Central

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