«—¿Y de la mujer—pregunto—qué opina usted? ¿Cree usted en su complejidad, en su perfidia?...
Adivino su respuesta, pero quiero recibirla de sus labios. ¡Bah!... Vicente Blasco Ibáñez sonríe, se encoge de hombros y por su rostro pasa la expresión satisfecha, un poco petulante, del hombre que, en lances de amor, ha triunfado muchas veces.
—La mujer—exclama—no es toda la vida... ¡ni siquiera la mitad de la vida!... con ser, indudablemente, lo mejor que hay en ella. No es que yo la desprecie, como los orientales, pero tampoco sufrí jamás su imperio tiránico. Yo soy un macho, un gozador, no un sentimental. Yo opino que la mujer es una de las muchas cosas legítimamente codiciables y dignas de conquista que hay bajo el sol..»
Mis contemporáneos
Eduardo Zamacois
Elena Ortúzar , en la terraza del chalet de Blasco Ibañez, en la Malvarrosa
Cortesía de Julio Cob
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