lunes, 6 de febrero de 2023

Y cayó Pimentó con la cabeza rota de un taburetazo

«Ya no sentía inquietud. La imagen de su familia hambrienta y sin hogar le dió una agresividad colérica. Hasta sintió deseos de acometer a aquella gente sólo por haberle exigido tal monstruosidad.

—T'en vas? T'en vas? (¿Te vas? ¿Te vas?) —preguntaba Pimentó, cada vez más fosco y amenazador.

No, no se iba. Lo dijo con la cabeza, con su sonrisa de desprecio, con una mirada de firmeza y de reto que fijó en todo el corro.

—¡Granuja! —rugió el matón, al mismo tiempo que caía una de sus manos sobre la cara de Batiste, sonando una terrible bofetada.

Como animado por tal agresión, todo el corro se lanzó contra el odiado intruso; pero encima de la línea de cabezas empezó a moverse un brazo nervudo empuñando un taburete con asiento de esparto, el mismo, tal vez, en que estuvo hasta poco antes Pimentó.

Para el forzudo Batiste era un arma terrible este asiento de fuertes travesaños y gruesas patas de algarrobo con aristas pulidas por el uso.

Rodaron jarros y mesillas; la gente se hizo atrás instintivamente, aterrada por el ademán agresivo de este hombre siempre pacífico, que parecía ahora agigantado por la rabia; y antes que pudieran todos retroceder un nuevo paso, «¡Plaf!», sonó un ruido de puchero que estalla, y cayó Pimentó con la cabeza rota de un taburetazo».

La barraca

Vicente Blasco Ibáñez


Fotograma de la película "La barraca"



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