«La prueba de que eran los más antiguos y los más hábiles pescadores estaba en la invención de los redolíns : una maravilla que los de Catarroja nunca habían podido discurrir. Aquellos desdichados pescaban con redes y anzuelos; los más de los días tenían que hacerse una cruz en el estómago, y por bueno que se presentase el tiempo no salían de pobres. Los del Palmar, con su sabiduría, habían estudiado las costumbres de las anguilas. Viendo que durante la noche se aproximan hacia el mar, y en la oscuridad tempestuosa juegan como locas, abandonando el lago para meterse en los canales, habían encontrado más cómodo cerrar las acequias con barreras de redes sumergidas, colocar junto a ellas las bolsas de malla de los mornells y monòts, y la pesca por sí sola iba a colarse en el engaño, sin más trabajo para el pescador que vaciar el seno de sus artefactos y volver a sumergirlos».
Cañas y barro
Vicente Blasco Ibáñez
Pescando anguilas. 1959
http://solerdos.blogspot.com.es/
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