«El camino era fácil; recto como una carretera. Al llegar al cabo, ¡caña al Sudeste! y no había más que dejar a la Garbosa que siguiese su camino si el viento era bueno.
El Retor se agarró con ambas manos a la caña del timón; viró la barca, exhalando quejidos como un enfermo que muda de postura; el manso oleaje que la mecía de lado comenzó a acometerla por la proa, obligándola a dar lentos cabeceos, en los que hervía la espuma, brillando en la obscuridad, y el faro vióse por la popa, confundiéndose su inquieta faja rojiza con el rebullir de la estela.
Ahora a dormir».
Flor de mayo
Vicente Blasco Ibáñez
Siesta en la barca. 1895
Joaquín Sorolla y Bastida
Óleo
Raccolte Frugone - Musei di Genova
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