«Desde la cubierta de la Garbosa alcanzaba la vista las hondas profundidades del agua tranquila. Las nubes y la misma barca reflejábanse en el fondo azulado con misterioso espejismo. Coleaban con nerviosa rapidez las bandas de pescado brillantes como pedazos de estaño; jugueteaban como chicuelos traviesos los enormes delfines, sacando á flor de agua su grotesca jeta y el negro lomo matizado de polvo brillante; aleteaban los peces voladores, mariposas del mar, que se hundían en el misterio de las aguas después de algunos instantes de vida atmosférica; y todos los seres extraños, de figuras fantásticas, de colores indefinibles, pintarrajeados unos como tigres, negros y fúnebres otros, gigantescos y fornidos, diminutos y nerviosos, de enormes bocas y cuerpo reducido o de pequeña cabeza e hinchado vientre, bullían y se agitaban en torno de la vieja barca, como si fuese uno de aquellos esquifes mitológicos a los que daban escolta las divinidades del mar».
Flor de mayo
Vicente Blasco Ibáñez
Niña entrando en el baño. 1915
Joaquín Sorolla y Bastida
Óleo. 86 x 106
Colección privada
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