«Separábanse en el puente del Real: ella, hacia el mercado en busca de su madre; él, a conquistar poco a poco el dominio de las ciencias eclesiásticas, en las cuales tenía la certeza de que jamás llegaría a ser un prodigio. Y apenas terminaba su comida en las alamedas de Serranos, en cualquier banco compartido con las familias de los albañiles, que hundían sus cucharas en la humeante cazuela de mediodía, Visantet, insensiblemente, se entraba en la ciudad, no parando hasta el mercadillo de las flores, donde encontraba a Toneta atando los últimos ramos y a su madre ocupada en recontar la calderilla del día».
Noche de bodas
Cuentos valencianos
Vicente Blasco Ibáñez
Puente del Real
Blanco y negro. Tivoli
Cortesía de José Navarro Escrich
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