martes, 23 de febrero de 2021

Los humeantes rastros que dejaban los caballos sobre los adoquines

«Y fortalecido por tan consoladoras advertencias, el pobre chico entró en la ciudad, buscando los callejones más solitarios y tortuosos, mirando con codicia los humeantes rastros que dejaban los caballos sobre los adoquines, sin atreverse a meter en su espuerta tales riquezas por miedo de agacharse y sentir en el hombro la mano de un sayón con quepis». 

El femater
 
Cuentos valencianos
 
Vicente Blasco Ibáñez
 

 Puente del Mar

Todocolección

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