«El Retor vio a Roseta que, apartándose de un grupo, fue en busca de él. Sus compañeras esperaban a otras de diferente taller, que tardarían algunos minutos en salir. ¿Iba él a casa? Bueno; harían el camino juntos: a ella no le gustaba esperar.
Y emprendieron la marcha por el camino del Grao; él, pesado, como marinero patizambo, haciendo esfuerzos por conservarse siempre en la misma línea que aquel diablo de chica que no sabía andar más que de prisa, con garboso contoneo, haciendo ondear su falda como una bandera de regatas».
Flor de mayo
Vicente Blasco Ibáñez
Camino del Grao
Todocolección
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