domingo, 3 de noviembre de 2019

Un día tropezó con un arado que Tono había traído

«El primer año fue de incesantes tormentos para el viejo. Al entrar por la noche en la barraca, encontraba instrumentos de labranza al lado de los aparejos de pesca. Un día tropezó con un arado que Tono había traído de tierra firme para recomponerlo durante la velada, y le produjo el mismo efecto que un dragón monstruoso tendido en medio de la barraca. Todas estas láminas de acero le causaban frío y rabia. Le bastaba ver una hoz caída a unos cuantos pasos de sus redes, para que al momento creyese que la corva hoja iba a marchar por sí sola a cortarle los aparejos, y reñía a su nuera por descuidada, ordenando a gritos que arrojase lejos, muy lejos, aquellas herramientas de… «labrador». Por todas partes objetos que le recordaban el cultivo de la tierra. ¡Y esto en la barraca de los Palomas , donde no se había conocido más acero que el de las facas para abrir el pescado…! ¡Vamos, que había para reventar de rabia!»

Cañas y barro

Vicente Blasco Ibáñez



Barracas valencianas

Cristal estereoscópico

Todocolección

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