«El tío Chispas, sin apartar la vista de la proa ni las manos del timón, agachándose para sondear la oscuridad por entre la vela y el montón de sacos, le escuchaba con sonrisa marrullera.
—Sí; no has escogido mal oficio. Pero tiene quiebras. Las verás... cuando tengas mis años... Pero tu sitio no es aquí: anda a proa y avisa si ves por delante alguna barca.
Juanillo corrió por la borda con la segura tranquilidad de un pillo de playa.
—Cuidado, muchacho, cuidado».
¡Hombre al agua!
La condenada y otros cuentos
Vicente Blasco Ibáñez
Viejo pescador valenciano. 1907
Joaquín Sorolla y Bastida
Óleo. 81 x 101
Colección privada
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