lunes, 2 de octubre de 2023

Seguían desfilando los vistosos trajes, los rostros felices y sonrientes

«Terminaba la tarde. Las aguas, ondeando suavemente, tomaban reflejos de oro.

A intervalos sonaba cada vez más lejos el grito desesperado de aquella pobre mujer, desgreñada y loca, que las amigas empujaban a casa.

—¡Antoñico! ¡Hijo mío!

Y bajo las palmeras seguían desfilando los vistosos trajes, los rostros felices y sonrientes, todo un mundo que no había sentido pasar la desgracia junto a él, que no había lanzado una mirada sobre el drama de la miseria; y el vals elegante, rítmico y  voluptuoso, himno de la alegre locura, deslizábase armonioso sobre las aguas, acariciando con su soplo la eterna hermosura del mar».

En el mar

La condenada y otros cuentos

Vicente Blasco Ibáñez



Las Arenas

Todocolección

No hay comentarios:

Publicar un comentario