viernes, 10 de agosto de 2018

Para hilar el sedoso capullo entre sus gruesos dedos de hijas de la huerta. Vídeo

«Una tarde volvió Batiste de Valencia muy contento del resultado de su viaje. No quería en su casa brazos inútiles. Batiste, cuando no había labor en el campo, buscaba ocupación yendo a la ciudad a recoger estiércol. Quedaba la chica, una mocetona, que, terminado el arreglo de la barraca, no servía para gran cosa, y gracias a la protección de los hijos de don Salvador, que se mostraban contentísimos con el nuevo arrendatario, acababa de conseguir que la admitiesen en una fábrica de sedas. 

Desde el día siguiente, Roseta formaría parte del rosario de muchachas que, despertando con la aurora, iban por todas las sendas con falda ondeante y la cestita al brazo camino de la ciudad, para hilar el sedoso capullo entre sus gruesos dedos de hijas de la huerta».

La barraca

Vicente Blasco Ibáñez

http://losojosdehipatia.com.es/cultura/historia/la-cria-del-gusano-de-seda-pervivencias-en-las-alquerias-de-valencia/





La cría del gusano de seda

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