lunes, 21 de octubre de 2019

Las buñolerías apestando el ambiente con el aceite frito de sus fogones

«Huyó de aquellos sitios, dirigiéndose al final de la feria, donde estaban los restaurants al aire libre, las buñolerías apestando el ambiente con el aceite frito de sus fogones, y las rifas, cuyos dueños atraían con furiosos gritos a la gente, prometiendo una fortuna. Más allá estaban los vendedores de sandías, voceando tras sus montones de verdes bombas; las mesas de comida barata, donde cenaban chorizos crudos y morcillas secas los soldados y los labradores; y al final, los barracones de espectáculos: _El teatro mágico_, La mujer gorda, Los perros sabios, con órganos a la puerta que hacían sonar una música extravagante, propia de una fiesta de caníbales. Juanito, con los nervios excitados, acabó por huir, refugiándose en los jardinillos a la inglesa que la gente llama "el Plantío"».

Arroz y Tartana

Vicente Blasco Ibáñez


Bunyoleres. 1957

Pérez Solanas

Cortesía de José Navarro Escrich

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