«…entraron otra vez en el Trench, buscando los postres, la tiendecilla del turronero establecido en un portal.
Allí estaba el de Jijona, con sombrerón de terciopelo, traje de paño
negro y el ancho cuello de la camisa sujeto por un broche de plata. Al
lado la mujer, con su rostro redondo y sonrosado de manzana y el pelo
estirado cruelmente hacia la nuca, cayendo en gruesa trenza por la
espalda sobre la pañoleta de vistosos colores. La mesa blanca, de
inmaculada pureza, sustentaba, formando columna, las cajitas de áspera
película conteniendo el harinoso turrón, los cajones de peladillas y las
uvas puntiagudas, hábilmente conservadas, lustrosas y transparentes,
como de cera, y con un delicado color de ámbar».
Arroz y tartana
Vicente Blasco Ibáñez
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