«A media tarde comenzaron los preparativos para la salida del bou.
Más de un centenar de barcas formadas en doble fila frente a los muelles, inclinaban los mástiles como un escuadrón de lanzas que saluda, moviendo sus cascos con incesante y gracioso contoneo. Las pequeñas embarcaciones, con su rudo perfil de galera antigua, recordaban las numerosas armadas de Aragón, las flotas de barquichuelos con las que Roger de Lauria era el terror de Sicilia. Y los Pescadores presentábanse en grupos con el hatillo a la espalda y el aire resuelto, como las bandas de almogávares llegaron a la playa de Salou para ir en embarcaciones iguales o peores a la conquista de Mallorca. Tenía aquel embarque en masa y en tan rudos barcos un sabor tradicional, algo que forzosamente hacía recordar la marina de la Edad Media, los bajeles de Aragón, cuya vela triangular lo mismo espantaba al moro de Andalucía que se destacaba sobre el clásico y risueño cielo de la Grecia».
Flor de mayo
Vicente Blasco Ibáñez
No hay comentarios:
Publicar un comentario