«Sus únicas horas de placer eran las de la tarde, cuando, en calma todo el pueblo y los hombres en la laguna o en los campos, se sentaba ella con su madre a coser velas o tejer redes a la puerta de la barraca. Las dos hablaban con las vecinas, en el gran silencio de la calle solitaria e irregular, cubierta de hierba, por entre la cual correteaban las gallinas y cloqueaban los ánades extendiendo al sol sus dos mangas de húmeda blancura».
Cañas y barro
Vicente Blasco Ibáñez
Cosiendo la vela. 1896
Joaquín Sorolla y Bastida
Óleo. 93 x 130
Galleria Internazionale d’Arte Moderna Ca’Pesaro (Venecia)
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