domingo, 23 de octubre de 2022

La barraca, de inmaculada blancura

«La prosperidad de la familia parecía reflejarse en la barraca, limpia y brillante como nunca. Vista de lejos, destacábase de las viviendas vecinas, como revelando que había en ella más prosperidad. Nadie hubiera reconocido la trágica barraca del tio Barret. Los ladrillos rojos del pavimento frente a la puerta brillaban brunidos por las diarias frotaciones; los macizos de albahacas y dompedros y las enredaderas formaban pabellones floridos, por encima de los cuales recortabase sobre el cielo el frontón triangular y agudo de la barraca, de inmaculada blancura. En su interior notábase inmediatamente el revoloteo de las planchadas cortinas cubriendo las puertas de los estudis, los vasares con pilas de platos y con fuentes cóncavas apoyadas en la pared, exhibiendo pajarracos fantásticos y flores como tomates pintadas en su fondo, y sobre la cantarera, semejante a un altar de azulejos, mostrábanse, como divinidades contra la sed, los panzudos y charolados cántaros, y los jarros de loza y de cristal verdoso pendientes en fila de los clavos».

La barraca

Vicente Blasco Ibáñez



Barraca en la huerta de Valencia

Barberá Masip

Bivaldi

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