sábado, 12 de noviembre de 2022

¡Qué tierras las de la vega!...

«Había que dar gracias a Dios, que le permitía al fin vivir tranquilo en aquel paraíso. ¡Qué tierras las de la vega!... Por algo, según las historias, lloraban los moros al ser arrojados de allí.

La siega había limpiado el paisaje echando abajo las masas de trigo matizadas de amapolas que cerraban la vista por todos lados como murallas de oro. Ahora la vega parecía mucho más grande, infinita, y extendía hasta perderse de vista los grandes cuadros de tierra roja, cortados por sendas acequias».

La barraca

Vicente Blasco Ibáñez



Barraca en la huerta de Valencia

Barberá Masip

Bivaldi

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