«Tonet, para explicarse esta frialdad, recordaba lo que muchas veces había oído a su abuelo. Sólo las madres sienten una ternura instintiva e inmensa por sus hijos desde el momento que nacen. Los padres no los aman en seguida: necesitan que transcurra el tiempo, y sólo cuando crece el pequeño se sienten unidos a él por un continuo contacto, con cariño reflexivo y grave».
Cañas y barro
Vicente Blasco Ibáñez
El primer hijo. 1890
Óleo. 48 x 65
Colección privada
Joaquín Sorolla y Bastida
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