jueves, 17 de agosto de 2023

Y debía dejarlos aquella noche en el horno que tenía frente a su barraca

«Al abrir la puerta de su barraca encontró Sento un papel en el ojo de la cerradura...

Era un anónimo destilando amenazas. Le pedían cuarenta duros y  debía dejarlos aquella noche en el horno que tenía frente a su barraca.

Toda la huerta estaba aterrada por aquellos bandidos. Si alguien se negaba a obedecer tales demandas, sus campos aparecían talados, las cosechas perdidas, y hasta podía despertar a media noche sin tiempo apenas para huir de la techumbre de paja que se venía abajo entre llamas y asfixiando con su humo nauseabundo.

Gafarró, que era el mozo mejor plantado de la huerta de Ruzafa, juró descubrirles, y se pasaba las noches emboscado en los cañares, rondando por las sendas, con la escopeta al brazo; pero una mañana lo encontraron en una acequia con el vientre acribillado y la cabeza deshecha... y adivina quién te dio».

Golpe doble

La condenada y otros cuentos

Vicente Blasco Ibáñez



Cociendo al horno. Valencia. 1953

Colección de Joan Miquel i Quintilla

http://barcelonafotoantic.com/

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