«Entre las casas del Saler, algunas buenas mozas de la ciudad habían establecido sus mesas de garbanzos tostados y turrones mohosos, alumbrándose con bujías resguardadas por cucuruchos de papel. En las puertas de las barracas, las mujeres del pueblo hacían hervir las cafeteras, ofreciendo tazas «tocadas» de licor, en las cuales era más la caña que el café; y una población extraordinaria discurría por el pueblo, aumentada a cada momento por los carros y tartanas que llegaban de la ciudad».
Cañas y barro
Vicente Blasco Ibáñez
Porrat en la Festividad de San Vicente de la Roqueta
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