«Antes, mucho antes, había sido el propietario de todo aquello un gran señor, que al morir depositó sus pecados y sus fincas en el seno de la comunidad; y ahora, ¡ay!, pertenecían a don Salvador, un vejete de Valencia, que era el tormento del tío Barret, pues hasta en sueños se le aparecía.
El pobre labrador ocultaba sus penas a su propia familia. Era un hombre animoso, de costumbres puras. Los domingos, si iba un rato a la taberna de Copa, donde se reunía toda la gente del contorno, era para mirar a los jugadores de truco, para reír como un bendito oyendo los despropósitos y brutalidades de Pimentó y otros mocetones que actuaban de gallitos de la huerta; pero nunca se acercaba al mostrador a pagar un vaso. Llevaba siempre el bolsillo de su faja bien apretado sobre el estómago, y si bebía era cuando alguno de los gananciosos convidaba a todos los presentes».
La barraca
Vicente Blasco Ibañez
VAHG
Valencia en blanco y negro
Todocolección
El Truc, el jugo más divertido incluso para los espectadores, Un Marjaler.
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