«Salió de la calle con los brazos atados sobre la espalda y la blusa encima, la innoble cara llena de arañazos, hablando con su escolta de municipales, satisfecho en el fondo de que la gente se agolpase a su paso, como en la mirada de un personaje.
Cuando pasó ante el cafetín saludó con altivez a sus amigotes, que, asombrados, como si no hubiesen presenciado el suceso, le preguntaban qué había hecho.
—¡Res: coses d'homens!
Y contento con su suerte, erguido y triunfalmente, siguió el camino de la cárcel, acogiendo el infeliz las miradas de la curiosidad con la prosopopeya de la estupidez satisfecha».
Cosas de hombres. Cuentos valencianos
Vicente Blasco Ibáñez
Penitenciaría de San Miguel de los Reyes
Estampa. 30 de junio de 1934
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