miércoles, 18 de julio de 2018

Su León era una gloria tan respetable como la Lonja de la Seda o el pozo de San Vicente

«Todo haba de salir en las fiestas, sacudiendo la polilla del olvido: ¡hasta el famoso León de los blanquers!

Los “modernos” prorrumpieron en una risa impía. ¿El León también?... Sí; también el león. Para el señor Vicente era una deshonra gremial tener olvidada a la gloriosa fiera. Los antiguos romances, las relaciones de fiestas que se guardaban en el archivo de la ciudad, los ancianos que habían alcanzado la buena época de los gremios con sus fraternales camaraderías, todos hablaban del león de los blanquers; pero nadie de ahora lo conocía, y esto significaba una vergüenza para el oficio, un robo a la ciudad.

Su León era una gloria tan respetable como la Lonja de la Seda o el pozo de San Vicente. Bien adivinaba él la resistencia de los “modernos”. Temían cargar con el “papel” de león. ¡No tembléis, jóvenes! Él, con su fardo de años, que pasaban de setenta, reclamaba este honor. Le pertenecía de derecho: su padre, su abuelo, sus innumerables tatarabuelos, todos habían sido leones, y él sentíase capaz de ir a las manos con los que intentasen disputarle el cargo de fiera, tradicional en su familia».

El último león

Vicente Blasco Ibáñez


El pouet de Sant Vicent. 1920

Archivo Municipal

https://valenciablancoynegro.blogspot.com/2016/04/el-pouet-de-sant-vicent.html

http://www.jdiezarnal.com/valenciacasanataldesanvicenteferrer.html

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