«Era algo más que la belleza del campo lo que le atraía fuera de la ciudad. Cuando los rayos del sol naciente le despertaron por la mañana en el vagón, lo primero que vio , antes de abrir los ojos, fue un huerto de naranjos, la orilla del Júcar y una casa pintada de azul, la misma que asomaba ahora, a lo lejos, entre las redondas copas de follaje, allá en la ribera del río.
¡Cuántas veces la había visto en los últimos meses con los ojos de la imaginación!…»
Entre naranjos
Vicente Blasco Ibáñez
La casa azul
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