«El Mare nostrum no podía naufragar ni sufrir daño alguno mientras le
llevase a él. En días de tormenta, cuando las olas barrían la cubierta
de proa o popa y los marineros avanzaban recelosos, temiendo que se los
llevase un golpe de mar, Caragol sacaba la cabeza por la puerta de la
cocina, despreciando un peligro que no podía ver.
Las trombas de agua pasaban sobre él, yendo a apagar sus fogones, pero
esto enardecía su fe. «¡Animo, muchachos!». El Cristo del Grao se
ocupaba en protegerles, y nada malo podría ocurrirle al buque… Unos
marineros callaban; otros, irritados, se hacían esto y aquello en la
imagen y su santa escala, sin que el devoto se indignase. Dios, que
envía los peligros al hombre de mar, sabe que sus malas palabras carecen
de malicia.
Su religiosidad se extendía a las profundidades. Nada quería decir de
los peces del Océano. Le inspiraban la misma indiferencia que aquellos
buques fríos y sin perfume que ignoraban el aceite y todo lo guisaban
con «pomada». Debían ser herejes».
Mare Nostrum
Vicente Blasco Ibáñez
¡Aún dicen que el pescado es caro!. 1894
Joaquín Sorolla y Bastida
Óleo. 151.5 x 204
Museo del Prado
https://joaquinsorollavoramar.blogspot.com/2020/11/aun-dicen-que-el-pescado-es-caro.html
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