lunes, 4 de septiembre de 2023

Un grumete de nueve años que le acompañaba en la pesca

«Antonio, mientras se vestía, despertó a su hijo, un grumete de nueve años que le acompañaba en la pesca y hacía el trabajo de un hombre.

—A ver si hoy tenéis más fortuna--murmuró la mujer desde la cama--. En la cocina encontraréis el capazo de las provisiones... Ayer ya no querían fiarme en la tienda. ¡Ay, Señor! ¡Y qué oficio tan perro!

—Calla, mujer; malo está el mar, pero Dios proveerá. Justamente vieron ayer algunos un atún que va suelto; un viejo que se calcula pesa más de treinta arrobas. Figúrate si lo cogiéramos... Lo menos sesenta duros.

Y el pescador acabó de arreglarse pensando en aquel pescadote, un solitario que, separado de su manada, volvía por la fuerza de la costumbre a las mismas aguas que el año anterior.

Antoñico estaba ya de pie y listo para partir, con la gravedad y satisfacción del que se gana el pan a la edad en que otros juegan; al hombro el capazo de las provisiones y en una mano la banasta de los roveles, el pez favorito de los atunes, el mejor cebo para atraerles».

En el mar

La condenada y otros cuentos

Vicente Blasco Ibáñez



El grumete.1899

Joaquín Sorolla y Bastida

Óleo. 44 x 64

Museu Nacional de Belas Artes. Rio de Janeiro. Brasil

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