«Si ella tuviera que vivir de lo que trabajase su hija, estaba arreglada. ¡Criatura más desmañada y perezosa!... En la taberna rompía vasos y platos al intentar limpiarlos; quemábase el pescado en la sartén si ella cuidaba del fogón, y al fin su madre tenía que dejarla corretear por la playa o que fuese a la costura del Cabañal».
Flor de Mayo
Vicente Blasco Ibáñez
Alumnas de una academia de bordado y costura en el Cabañal
La Semana Gráfica. 23 de abril de 1927
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