«A las ocho, después de servir a todos sus clientes Pepeta se vio cerca del barrio de Pescadores.
Como también encontraba en él despacho la pobre huérfana se metió valerosamente en los sucios callejones, que parecían muertos a aquella hora. Siempre, al entrar, sentía cierto desasosiego, una repugnancia instintiva de estómago delicado. Pero su espíritu de mujer honrada y enferma sabía sobreponerse a esta impresión, y continuaba adelante con cierta altivez vanidosa, con un orgullo de hembra casta, consolándose al ver que ella, débil y agobiada por la miseria, aún era superior a otras».
La barraca
Vicente Blasco Ibáñez
El Barrio de Pescadores
http://valenciablancoynegro.blogspot.com.es/2014/12/
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