sábado, 8 de diciembre de 2018

Aquella noche dejó memoria en el Cabañal

«La suerte de tantos padres a quienes la tempestad habría sorprendido ganándose el pan, hacía temblar a la gente de la playa; y a cada mugido del viento, todos, bamboleándose sobre la arena, pensaban en los robustos mástiles, en las triangulares velas que tal vez en el mismo momento se hacían trizas. 

A media tarde en el horizonte, cada vez más obscuro, comenzó a marcarse una línea de velas, como inquietos copos de espuma, que tan pronto se remontaban como desaparecían.

Llegaban como rebaño asustado y en dispersión, dando tumbos sobre las lívidas olas, perseguidas siempre por el mugido feroz, que parecía divertirse arrancándolas en cada papirotazo una vela, un trozo de mástil o el timón, hasta que levantando una montaña de agua verdosa, cogía de través a la desmantelada barca y se la sorbía.

La última y más terrible lucha fue a la entrada del puerto. En las barcas que consiguieron entrar, los tripulantes, mojados de pies a cabeza, recibían los abrazos de sus familias con ojos de idiota, como resucitados que se asombran al verse de pronto en plena vida. Aquella noche dejó memoria en el Cabañal».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez


Restos del naufragio del "Vapor Villarreal" en la playa de Pinedo

17 de marzo de 1908

Arxiu Fotogràfic de Barcelona

No hay comentarios:

Publicar un comentario