«Pero Pascual protestó. ¿Quedarse? Eso que lo hiciera quien quisiera. Él a la mar iba. Aun no se habían conocido temporales bastante fuertes para darle miedo. El Retor decía esto con resolución, como si le ofendieran aquellos propósitos de quedarse. El que no tuviera... agallas que no saliera. Allí quería él ver hombres.
Y volvió la espalda sin atender razones. Quería huir de tierra, alejarse de aquellos que le conocían y sabiendo su desgracia podían burlarse. ¡A la mar!... Ya llegaban los bueyes del arrastre. A ver: ¡los de la Flor de Mayo! ¡Todo el mundo a tierra! A poner los parados para echar la barca al agua.
Y la gente de a bordo, influida por la costumbre, obedeció al patrón. El tío Batiste fue el único en protestar con toda su autoridad de lobo marino».
Flor de mayo
Vicente Blasco Ibáñez
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