viernes, 26 de noviembre de 2021

Sólo servía ya para sacristán del Cabañal

«¡Rediel! Aquello era una barbaridad. ¿Dónde tenía los ojos el Retor? ¿No veía acercarse el temporal?

Mutis, agüelo. Aquello, cuando más, reventaría en agua; y al que está acostumbrado al mar, le importa poco un chubasco más o menos.

Pero el viejo seguía protestando. Reventaría en agua o en viento, y si ocurría esto ya podían rezar el último padrenuestro los pescadores a quienes pillase.

El patrón protestó con una rudeza extraña en él, que trataba siempre con respeto al viejo... ¡Tío Batiste, a casa! Sólo servía ya para sacristán del Cabañal. Él no quería carroñas ni cobardes en su barca».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez



Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles

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