«La tarde transcurrió sin ningún accidente. Batiste tenía que labrar una parte del terreno que aún conservaba inculto, preparando la cosecha de hortalizas, y él y su hijo engancharon el caballo, enorgulleciéndose al ver la mansedumbre con que obedecía y la fuerza con que tiraba del arado».
La barraca
Vicente Blasco Ibáñez
Barracas en la huerta valenciana
Cortesía de José Navarro Escrich
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