«A la sombra de los altos plátanos funcionaban las peluquerías de la gente huertana, los barberos de cara al sol. Un par de sillones con asiento de esparto y brazos pulidos por el uso, un anafe en el que hervía el puchero del agua, los paños de dudoso color y unas navajas melladas, que arañaban el duro cutis de los parroquianos con rascones espeluznantes, constituían toda la fortuna de estos establecimientos al aire libre».
La barraca
Vicente Blasco Ibáñez
Barberos en el puente de Serranos
J. Lévy, 1888
Archivo José Huguet
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